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22 › ESCUELA DE CRONISTAS Y ESCRITORES PARA LA MEMORIA DE ÑUBLE





           Mi educación







             Escribir es evaluar sintetizando un gran conjunto de aconteceres. Escribir es ponderar de un trazo esencial millones de mínimas
           anécdotas, las que van conformando las vivencias humanas. Los autores aquí, de un solo golpe de memoria, traen a la mano el rasgo
           que ellos juzgan esencial y más relevante en su formación.





























































                                                      Anécdotas

                                                        Imagínate encontrarse en la universidad un marzo cualquiera en Chillán marcando 35° de temperatura. De pronto
                                                      un profesor entra a la sala, deja su bolso sobre la mesa un poco coja por los años, te mira fijo y comienza su discurso
                                                      de primer día de clases. Títulos van y títulos vienen, minutos van minutos vienen. La mente comienza a vagar, primero
                                                      en lo disparejo de su bigote, en como un tío tiene el mismo vello facial y también es profesor, quizás en algún punto
                                                      incluso se pudieron haber conocido. Y sigues pensando en las posibilidades de esos acontecimientos cuando el pro-
                                                      fesor de pronto corta con un tono de voz más alto. Bueno chicos, ahora cada uno se presentará, nombre, edad, por
                                                      qué eligió esta carrera y alguna anécdota en relación a su formación educacional.
                                                        Mi mente entra en alerta, mi nombre lo sé, la edad obviamente también, la razón de elegir la carrera, un misterio
                                                      que permanece hasta el día de hoy. Pero la anécdota, volver a la básica, años olvidados de situaciones puntuales que
                                                      ya nadie recuerda. La media, esas mejor dejarlas guardadas. Qué curioso, de la escuela y el colegio no recuerdo mucho,
                                                      las salas, las materias, los discursos interminables y los problemas, todo se desvanece ¿Qué queda?
                                                        De pronto el profesor me queda mirando, esperando mi respuesta, lo hago de manera automática, y en la última
                                                      pregunta suena la alarma y la respuesta se escapa sola. Mi anécdota es que lo único que recuerdo, son anécdotas y no
                                                      la materia. Que nadie sepa que saliendo de la Universidad lo mismo volvió a pasar.

                                                      Bárbara González Mora
                                                      (22 años)
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