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Cada persona está en la tierra para simboli-
zar algo que generalmente ignora comple-
tamente, porque no es capaz de deletrear la
escritura que él o ella es. Apenas capturamos
y percibimos un fragmento aislado de nues-
tro destino, un pedacito...”
ONTOESCRITURA,
Ziley Mora y Birgit Tuerksch
Esta vez en tribunales de justicia
Don Roberto, como buen administrador de su campo, se encontraba afanado en la siembra; con su ropa llena de
tierra y sus zapatos embarrados, manejando su tractor. Estaba en eso, cuando se hizo presente un receptor judicial,
quien venía a advertirle que este era el último día para acudir al Juzgado a hacer la declaración acerca del accidente
del tren con las vacas.
Como no había tiempo para arreglarse, rápidamente abandonó el tractor y se subió al auto del receptor judicial
con el que partió a Chillán. Al llegar, abrió la puerta de la secretaría del Juzgado y avanzó hacia el interior. La secretaria,
quien estaba próxima a retirarse, lo miró seriamente y le reprochó la forma de presentarse. Luego le preguntó a qué
se debía su intromisión. Él contestó que venía a hacer la declaración del accidente del tren y las vacas. En seguida de
lo cual se produjo el siguiente diálogo:
-Ya…entonces, dime tu nombre.
-Me llamo Roberto Casanueva.
-Di tu nombre completo.
-Mi nombre completo es, Roberto Casanueva de la Barrera.
-¡Ah… Así que tú eres el “de la Barrera”, el borrachín que se dio a la fuga después. Ahora dime: ¿cuál es tu alias?
-¿Cómo dice señora o señorita? Tenga más cuidado!
-Qué cuidado! Repito, cuál es tu apodo?
-Yo también le repito, tenga más cuidado con lo que dice, por favor…!
-Insisto, cómo te dicen, tu sobrenombre…
Don Roberto, viendo que la mujer estaba totalmente “meando fuera del tiesto” (uno de sus tantos dichos) y como
también era bueno para las bromas, a veces de subido tono, esta vez adoptando una actitud muy seria, casi ceremo-
niosa, le contestó:
-Mire señora, todas las que me conocen, respetuosamente me llaman el “Pico de Oro”.
-¡Grosero, sin vergüenza!¡Te voy a mandar preso por insolente…!
E inmediatamente llamó a una pareja de Carabineros que estaban en la entrada. Los Carabineros, como conocían al
Intendente, se presentaron ante él y lo saludaron cuadrándose. Y en ese mismo instante, se abrió la puerta del bufete
de Juez, quien al escuchar los gritos de su asistente, se asomó a la sala. Luego, al darse cuente de don Roberto, avanzó
hacia él estirando su mano para saludarlo dignamente,en conformidad a la investidura de ambos.
Mientras eso ocurría, la secretaria no hallaba qué hacer o dónde esconderse para escapar del desaguisado que
había provocado.
Alonso Herrera Vega /AHACHEVE
(84 años)