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› ESCUELA DE CRONISTAS Y ESCRITORES PARA LA MEMORIA DE ÑUBLE
Donde vivía “la conche´su…”
Sin duda mi barrio era muy singular. Llegamos a él después que mi padre devolvió una quinta que estaba comprando en San Luis de Macul. Su explicación
fue que, en San Luis, él no podía poner un taller metalúrgico, que era su hobby, así que él decidió que la compra del terreno, con una pieza de adobeque era una
pesebrera, seria en la población “Los Nogales” de Santiago.
Yo tenía dos años cuando llegamos a ese lugar. Para mí no fue agradable llegar a ese barrio, a esa calle “General Velásquez”, a esa cuadra donde estaría nuestra
futura casa.
Agua, electricidad y alcantarillado no habían. El agua se traía desde un pilón y la alcantarilla era un pozo séptico compartido con nuestro vecino, el mismo
que le vendió el terreno a mi padre. La tierra era de color verde amarillenta, con olor a azufre, donde no crecía ningún tipo de vegetación. Al frente a unos cuantos
metros de nuestra casa, había una larga muralla que nacía en la calle Logroño y terminaba cerca de la línea del tren,el que iba a San Antonio. En ese lugar acopia-
ban carbón coke; años después la muralla la corrieron, y allí nació la futura “Panamericana”, la que nunca concluyeron y la que ahora es la entrada principal de
los buses que llegan desde la zona sur de nuestro país.
Víctor Jara y el Padre Hurtado
Había -y hay- una gran escuela: Santa María Goretti, dirigida por un cura jesuita, el Padre Vicente. Él se llamaba Vicente Irarrázaval García- Huidobro y la escue-
la la construyó con su herencia.El Padre tenía grandes aspiraciones: que ésta escuela primaria se convirtiera en una universidad, lo que nunca fue. Estaba ubica-
da entre Fernando Yunque y Galvarino, de oriente a ponientey de sur a norte, entre Antártica y Capitán Gálvez. Ésta fue famosa, porque en esta escuela funcionó la
Compañía de Bomberos llamada “Bomba Chile”, creada en 1959.
Jamás vi al Padre Vicente con sotana o sombrero nuevo; sus zapatos negros eran enormes como también eran enormes los hoyos en la planta, no usaba cal-
cetines, invierno y verano era la misma ropa. Como mucho, se ponía una bufanda en los días más helados y siempre estaba dispuesto para las almas que lo
necesitaran.
En este barriovivía, gente apatronada como mi padre, ferianos, trabajadores de la construcción, muchos borrachos, delincuentes, cartoneros, vagabundos…
Vivió en esta población Víctor Jara, que recorría las calles con el Padre Hurtado, alegrándole la vida a esta gente humilde con su guitarreo.
Cantando y peleando
Con el tiempo se pavimentaron algunas calles, como Pingüinos, Fernando Yunque, Gandarillas.
Los niños solían bañarse en el mes de julio, desnudos en grandes charcos que se hacía en la calle Pingüinos y los adolescentes se divertían desnudando a
un pobre viejo que lo llamaban “el Pío Pío”.Por nuestra calle todos los días por la tarde pasaba una pareja de borrachitos cantando o peleando. A él lo llamaban
“el Pecho de Palo” y a ella “la Conche´su. Ellos vivían en la calle Manuel Rodríguez, por ahí también vivía el “Pedro de las Burras”, ahijado del presidente Jorge
Alessandri.
Aunque no me gustaba el barrio, tuve mucha actividad social, haciendo catecismo, enseñando a leer a personas adultas, siendo parte de un Centro Comuni-
tario o dirigiendo a las juventudes de un partido político. Después de mucho tiempo me fui. Cuando falleció mi padre –y por lo miedos de mi madre- la gran casa
que construyó (de dos pisos, asísmica, anti incendio y con un techo piramidal) se vendió y nunca más regresé.
Luisa Villalobos Muñoz / LULU (67 años)