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1º.marzo.2020 ‹
LA EXPERIENCIA DE
ESCRIBIR DESDE LA
MEMORIA DE ÑUBLE
a culminado la etapa de cursos y talleres de la Escuela de Escritores y Cronistas
de Ñuble. Y ya, en una primera retrospectiva, comprobamos a cabalidad que
se cumplieron los objetivos centrales de este pionero Proyecto FNDR. Los cua-
tro grandes grupos participantes que se sometieron durante cuatro intensos
Hmeses al trabajo-placer de escribir, rescataron y editaron en tres revistas y en
un libro antológico en preparación, las experiencias de la subjetividad asociadas a las
historias locales de Ñuble. Historias y crónicas, todas centradas en el valor de lo local y
en el patrimonio inmaterial de la memoria biográfica personal, que a la vez estimula-
ron la práctica creativa de potenciales escritores, particularmente en jóvenes, adultos
profesionales y tercera edad, los tres grupos etarios participantes.
Quizá, lo que mejor sintetiza esta privilegiada experiencia de rescatar la memoria de
Ñuble sean estas concretas palabras del profesor de Lenguaje del Liceo Intercultural de
Pueblo Seco, Wilber Gallegos, quien así relata su vivencia en estos cuatro meses: “Hay
que estar muy felices porque tuvimos la oportunidad de aprender con Ziley y Birgit. La
memoria de Ñuble se construye con todas estas experiencias, situaciones, toma de con-
tacto…Por ejemplo, a través de la oralidad fantástica, lo que muchas ocasiones pudimos
vivenciar en aula; un producto de ese sincretismo en Ñuble al ser un antiguo baluarte
español y con anterioridad una tierra ancestral, con su propio ecosistema mapuche.
Ese juntarse en familia y charlar de esas historias personales extrañas, misteriosas y
envolventes. Todo un realismo mágico constante y cotidiano. Rescate y vivencia de la
identidad de tierras antiguas que no mueren con terremotos”.
En las aulas del CECAL-UdeC, cada lunes, pudimos dar vitrina regional al talento emer-
gente o escondido, creando una corriente de competencias lecto-escriturales en la nueva
región, sembrando y alimentando el germen para empezar a posicionarla también como
“Región del libro y de la cultura inmaterial escrita”.
Sin el requisito de “disponer práctica previa con el escribir”, igual pudimos instalar
las bases para “hacer Escuela” de la memoria biográfica, entregando los insumos para
aprender a contar la propia vida, sea en el contexto familiar, del barrio, del pueblo o de
la gran ciudad. Fue un proceso abierto, democratizador de las herramientas académico-
creativas para producir textos, generando amor al lenguaje formal en esos tan diversos
grupos. En todos los alumnos percibimos justamente la disposición de amar el proceso
de escribir, reflejado en la abundancia de escritos que aquí el lector podrá comprobar,
aspecto no menor porque en ese esfuerzo por textualizar los propios recuerdos, eviden-
temente se aprecia el germen del amor a sí mismo y a sus experiencias vitales.
Por tanto, la metodología empleada, la Ontoescritura, cumplió su objetivo y expec-
tativas, pues en palabras de Julio San Martín -uno de los participantes- “sirvió para
redescubrir mi ser, arrojando una valiosa luz de sentido a experiencias de infancia
que habitualmente uno no repara,una valoraciónde mi historia personal mucho más
allá del ego por mostrarse. En mi caso, por ejemplo, yo había desechado como ‘sin
importancia’ciertos juegos o indagaciones de niño, descubriendo precisamente en ellos
los indicios de mi fuerte vocación docente actual. Y escribir sobre esos recuerdos fue el
factor que me reveló ese sentido que hoy alimenta mi vida”.
Con los ejercicios, tareas y exposición colectiva de los textos, se trató de verificar la
dimensión existencial-terapéutica que contiene la escritura biográfica guiada, pues se
puede escribir no solo para comunicar y crear, sino también, y fundamentalmente, para
sanar, ser y crecer. Evocar escribiendo, llevó a muchos y muchas a capturar ese esquivo
“por qué” de la existencia humana.
ZILEY MORAY-BIRGITTUERKSCH
DOCENTES Y RESPONSABLES PEDAGÓGICOS