Page 30 - ÑUBLENSE 100 AÑOS
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la discusiÓn
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                iscusi
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                                                                                              cuando me fui de
                                                                                              Ñublense porque nadie
                                                                                              me dijo ni gracias y
                                                                                              estuve diez años en el
                                                                                              club. No fui valorado. Me
                                                                                              quedó ese dolor. Solo un
                                                                                              periodista del diario La
                                                                                              Discusión habló sobre mi

                                                                                              partida”.


                                                                                              estreno fue octavo, en 1960 remató en el cuarto
                                                                                              lugar y en 1961, con los argentinos José Borello
                                                                                              en ataque, y Claudio González en defensa, rema-
                                                                                              tó quinto, bajo la dirección técnica del uruguayo
                                                                                              Adolfo Rodríguez. En 1962 y 1963 la campaña de
                                                                                              Ñublense no fue la mejor, pues ocupó el octavo
                                                                                              y undécimo lugar, respectivamente.
                                                                                                “El 64 con Fidel Cuiña como entrenador nos
                                                                                              correspondía ascender porque terminamos ter-
                                                                                              ceros y subían cuatro, por lógica subíamos, pero
                                                                                              nos meten quintos o sextos, por secretaría e
                                                                                              hicieron subir a Magallanes por pura influencia
                                                                                              de sus dirigentes.”
                                                                                                Luis Pérez también tiene palabras de elogio
                                                                                              para otros técnicos que pasaron por la banca
                                                                                              roja en la primera década, como Abdón Casale,
                                                                                              Daniel Chirinos, Enrique Sorrel, Óscar Andrade,
                                                                                              que lideró el apertura de 1968 de manera invic-
                                                                                              ta, pero su equipo se desinfló en la segunda fase
                                                                                              rematando séptimo bajo la dirección técnica de
                                                                                              Guillermo Martin Montenegro.
                                                                                                También lo marcó Caupolicán Peña que arribó
                                                                                              en 1966. Otrora seleccionador nacional y espe-
                                                                                              jo de varias generaciones de entrenadores en
                                                                                              Chile revolucionó a Ñublense con su filosofía de
                                                                                              juego y estricta disciplina. Su compromiso con el
                                                                                              club era tal que acostumbraba promocionar los
                                                                                              partidos del club arriba de un taxi. Su equipo fue
                                                                                              tercero en 1967.
                                                                                                La mejor campaña antes del final de la década
                                                                                              fue la de 1969, con el técnico argentino Walter
                                                                                              Pedutto como entrenador, quien había sido un
                       1970                                                                   antes. Los diablos rojos quedaron relegados al
                                                                                              imponente y talentoso jugador solo dos años
                                                                                              segundo lugar superados por Lota que se coro-

                                                                                              portero Óscar Salinas, los centrales José Bravo
              Año en el que Luis Pérez,                                                       nó campeón. En ese equipo brillaban J. Pinilla, el
                                                                                              y Esaú Bravo, Santiago Ripoll, J. Poblete, José
                 tras atajar una década                                                       Torres, Manuel Salazar, Neftalí Vásquez, Miguel
                 en el club ñublensino,                                                       Ángel Stella y Aarón Ávila.
                                                                                                El otrora arquero de Ñublense admiró a otros
                 se va dolido de Chillán                                                      porteros con los que luchó por la titularidad.
                                                                                                “Uno de los buenos y que fue compañero mío
                para terminar su carrera                                                      es el argentino Óscar Salinas, que brilló en 1969.
                  en el Unión Veterana                                                        Uno de los mejores de la historia. También Luis
                                                                                              Larraín, que venía de Magallanes. Había uno que
                 de Peumo, donde fue                                                          no era bueno, pero parecía gigante, el argentino
                                                                                              Carlos Varela, la gente esperaba que comenzara
                    campeón y figura.                                                         el partido y ponía los guantes sin saltar arriba del
                Hoy vive en la comuna                                                         horizontal.
                                                                                                La carrera de Varela tuvo un triste final. De aquí
                      de Chillán Viejo.                                                       se fue a O’Higgins y de ahí al León de México,
                                                                                              donde terminó atrapado en un ascensor que le
                                                                                              cortó de raíz el brazo.
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