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10 › ESCUELA DE CRONISTAS Y ESCRITORES PARA LA MEMORIA DE ÑUBLE
Olores de la Infancia
El sentido del olfato es el más arcaico de los sentidos, el
primero que se organizó en nuestro evolutivo cerebro. Por
tanto, la memoria de ciertos olores nos retrotrae a expe-
riencias antiguas y fundamentales. Un aroma cualquiera
inesperadamente dispara en cadena una ristra de recuerdos
íntimos, firmes e intensamente emotivos. Escribir acom-
pañados desde la evocación olfativa entregó estas piezas
escriturales.
Julieth Galdames Nariz, nariz
(43 años)
Amo mi nariz
Mi nariz es muy especial
Me conecta con mi instinto
Y mi intuición
Me dice a quién amar
Y a quién no
Me salva la vida
Me alerta ante los peligros
Y con quién estoy a gusto
Me hace consciente del placer
Y del disgusto
Sin mi olfato no soy nadie
Es mi sentido más importante
No soportaría perderlo
Me desconectaría del mundo
¿Cómo reconocería a las personas?
¿A los lugares?
¿A las situaciones?
¿Cómo podría percibir la esencia…?
En los días fríos la pobre sufre
Sufre de frío y de hielo
No calienta el aire que respiro Bárbara Yañez Café y Canela
Y así, de frío muero Ormeño
Mi nariz de catadora (18 años) Es curioso cómo la primera vez que nuestros hilos se cru-
Entrenada en catar vinos zaron, una tarde gris como tu suéter favorito, no lo percibí.
Me permite disfrutar Quizá aún no era un hábito arraigado en ti. Quizá solo me
De los mejores tintos! preocupe de caminar más rápido sino perdería el bus.
Luego era lo único que tenía presente. Cuando me
regalaste el primero –barato, malo- como lo que ofrece
un pobre kiosko. Y cuando nos bebimos el segundo, más
hablado, más puro.
Pero solo fui capaz de distinguirlo cuando la lluvia nos
besó por completo y tú me empujabas para que pisara
Bálsamo de infancia Bárbara Javiera los charcos con mis zapatillas de mala calidad. Esa tar-
de me colocaste calcetas secas y me preparaste un café.
González Mora
Siento el aire correr, refrescando los aromas de este bosque, puros (22 años) Juro que me enamoré de tus pequeños rituales a través
colores que sobresalen entre los azules y esmeraldas, batallando entre de la cocina.
las ramas, un lugar que juega en sueños y realidad ¿Cómo saber cuándo Y más tarde me enamoraría de tu aroma a cafeína, cuan-
lo recuerdo y cuándo lo sueño? Pues el aroma a lluvia mueve mis sentidos do hicimos crujir las piedras de una estación de trenes que
a estanques quietos, dejando sin fragmentación la paz de la mente. Una se mantiene en pie por mera terquedad.
pluma baila con el son de las gotas, esquivando con gracia burlona cada Aquellos días de luz rosada y frío invernal los llevo
cristal, llegando al borde final de los aposentos, trasladando con ella el marcados en el alma.
dulce aroma de diluvio sobre la madre tierra. Y tu aroma, aunque ya no está, sigue presente.
Amargo, dulce, cada vez que me desvelo.
Café con un poco de amor.
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