Page 61 - ÑUBLENSE 100 AÑOS
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                                                                                                                                         59
           Ese día no pude aguantar

           que Donato Hernández,
           el entrenador de
           Magallanes, insultara a
           los delanteros argentinos

           de Ñublense Vicente
           Tadeo Lugo, Rodolfo
           Herrera y Óscar Roberto
           Muñoz desde el borde

           del campo de juego y
           le tiré dos puñetes bien
           dados”.
           Carlos Cerda y una de

           sus tantas anécdotas de
           los 70’
                                                    Carlos Cerda alentó toda la campaña de 1971 con el plantel que rozó el ascenso y fue segundo

           dio para alentar al equipo y encender la pasión  jugadores e hinchas lo miraban sonriendo en el   Se gana la vida en el mercado vendiendo mote
           en la hinchada cuando le sobrevino un infarto. Sin  camarín de Ñublense.          con huesillos, cuchuflies y churros.
           embargo, no pudo soportar la lejanía del campo   Años más tarde el club le rendiría un merecido   Así ha alimentado a su familia por años. En el
           de juego y encontró la fórmula para estar cerca  homenaje en el estadio donde entregó su ban-  Estadio, repite la fórmula. Trabajo y sufrimiento.
           de su equipo y los jugadores, al hacerse cargo  dera, esa que en innumerables domingos hizo  Mientras vendía en el antiguo Nelson Oyarzn,
           del grupo de niños “pasapelotas” que correcta-  flamear para desatar el rugido de la hinchada  seguía el partido de reojo.
           mente uniformados se instalaban en los distintos  ñublensina.                       Cómo coqueteando con el fútbol. Su corazón
           sectores aledaños al rectángulo de juego en cada                                  palpitaba a mil en cada posibilidad de gol o con-
           partido.                                 LA PASIÓN DEL SANDRO                     tragolpe. Bailaba con su bandeja en la mano y se
             En su rol de director de barra vivió innumerables   Si de hinchas fieles se trata, Eduardo Sepúlve-  abría paso entre la gente a grito pelado. Cuan-
           anécdotas al borde de la cancha. Una de las más  da, alias el “Sandro” es un símbolo de la fauna  do Ñublense no caminaba, él se encargaba de
           recordadas la protagonizó en 1976, para el partido  futbolera de Chillán.  Por más de tres décadas ha  levantar al público. Y cuando el Rojo llegaba al
           entre Ñublense y Magallanes por la liguilla del ascenso  seguido a Ñublense por todo Chile. Un hincha  gol era capaz de regalar todos sus productos a
           en Chillán. Terminó expulsado tras propinarle dos  que no necesita pintarse la cara, rajar una ban-  la gente.
           golpes de puño al entrenador visitante.  dera, quemar el tablón o lanzar proyectiles para   Los lanzaba a la hinchada en un acto sublime
             “Ese día no pude aguantar que Donato Hernán-  proyectar su amor por Ñublense. El Sandro tra-  de desprendimiento y pasión. Por Ñublense ha
           dez, el entrenador de Magallanes, insultara a los   baja y sufre a la vez.        postergado a su familia miles de fines de semana.
           delanteros argentinos Vicente Tadeo Lugo, Óscar
           Roberto Muñoz y Rodolfo Herrera, desde el bor-
           de del campo y le tiré dos puñetes bien dados”,
           contó hace tres décadas a LA DISCUSIÓN.
             En 1974, en un intenso choque entre Ferrovia-
           rios y Ñublense en Chillán, un hincha de la barra
           visitante le tiró un vaso cuando el daba vueltas
           a la cancha. Cayó sangrando al suelo. Después
           de una rápida atención de urgencia en el hospi-
           tal volvió al partido. El agresor estaba detenido
           por carabineros quienes le preguntaron a Cerda
           si interpondría una demanda contra ese segui-
           dor del cuadro ferroviario, pero solo pidió que
           le quitaran el carnet de socio de su equipo, “por
           mal deportista”.
           LA CÁBALA DEL CALCETÍN
             Desde que comenzó a correr por la pista con
           su bandera, Cerda utilizó sus calcetines cambia-
           dos, como cábala hasta que Ñublense subiera  a
           Primera División.
             Tras el ascenso de 1976 confesaría que era una
           “manda que dio resultados”.
             “En las últimas fechas andaba trayendo en mi
           bolsillo mi calcetín gemelo, para cambiármelo
           apenas estuviésemos en Primera. Se reían de
           mí, pero eso jamás me importó”, confesaría en
           medio del festejo del título de 1976, tras calzarse   Eduardo sepúlveda, alias el “sandro” cumplió su promesa el 2004. Dar una vuelta olímpica
           su calcetín gemelo en el pie derecho, mientras   semidesnudo si ñublense lograba el ascenso.
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