Page 53 - ÑUBLENSE 100 AÑOS

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de los problemas económicos, pudo cumplir años
una digna campaña que le permitió finalizar en la
mitad de la tabla. 51
El 77’ el público chillanejo vio por primera vez
a Ñublense ante los mejores equipo de la Pri-
mera División.
Cerendero recuerda el primer choque que
protagonizó ante Universidad de Chile, el club
que lo formó. “La primera vez que enfrenté a la
U fue en Chillán. En ese tiempo la Viña Concha y
Toro premiaba al gol más rápido de la fecha, con
una moneda de oro de cien pesos y yo, siendo
central, lo hice. Moisés Silva le abrió una pelota a
Oscar Roberto Muñoz, pilló mal parado al Flaco
Bigorra, centró y yo aparezco y hago el gol a los
30 segundos. Ese día empatamos a dos”.
En ese primer año en Primera, un hecho extra-
futbolístico remeció el ambiente y fue protagoni-
zado por el charrúa Carlos Sintas, recordado por
su olfato goleador y su amor por la fiesta.
El uruguayo, proveniente de Huachipato prota-
gonizó un accidente automovilístico acompañado
por dos mujeres en el sector de Las Trancas. A
raíz de éste falleció una de ellas, que era hija del
entonces administrador del estadio municipal,
Arturo Acuña.
Esa temporada desfilaron tres entrenadores:
Orlando Aravena, Enrique Hormazabal y Roberto
Scarone. Y A pesar de los cambios en la banca,
ese primer año no fue traumático.
En 1978 todo cambió. El cuadro rojo no logró
reeditar los éxitos y quedó al término del receso
mundialista de Argentina 78’ en la zona baja de la
tabla. Pero ahí llegaría Nelson Oyarzún para revo-
En el año del centenario Cerendero (al centro) se reencontró con sus compañeros del plantel de 1976. lucionar a Chillán y transformarse en leyenda.