Page 41 - ÑUBLENSE 100 AÑOS
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100
años
Vega, de la época del Regional.
“Viajábamos con tremendos canastos en el 39
bus para jugar clásicos con Linares, Iberia y Lota,
pero nunca me imaginé que me iba a poner
chuteadores. Mi papá era mesurado, nunca me
felicitó, siempre me pidió responsabilidad y me
corrigió, era muy exigente. No tuve un papá que
me celebró mis logros, él falleció a los 51 años,
cuando yo estaba en Temuco, pero me vio jugar
en la Selección. Murió tranquilo. Él me exigió ser
honesto y yo le respondí”, sentencia.
A los 33 años, tras un periplo por diversos clubes
nacionales, volvió a jugar por Ñublense en Segun-
da División. Era 1983, el año en que se desató la
crisis económica que derivó en el descenso.
“Las condiciones ya estaban muy difíciles, tenía
dos hijos, desaparecieron los sueldos y colgamos
los zapatos. Ahí parto a hacer un curso de labo-
ratorista y me dedico a trabajar en la Celulosa
Arauco, en Concepción. Paralelamente, realicé
los cursos de iniciador, monitor y entrenador.
Partí en las inferiores de Naval, después asumo
el primer equipo, cuando era respaldado por la
Armada y luego me voy a Temuco a hacer mi
rumbo.” A Ñublense lo dirigió en dos oportuni-
dades y siempre apareció con sello de “salvador”
o “apaga incendios”.
entre la rabia y el dolor
En la actualidad, está profundamente dolido
con el club que lo vio nacer. “El estadio no debe-
ría llamarse Nelson Oyarzún, se lo dije a Pedro
Guzmán (ex presidente de Ñublense y ex alcal-
de de Chillán), creo que el estadio debería tener