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                                                  Chile Despertó






                                                               El desarrollo de la Escuela de Cronistas y Escritores para la Memoria de Ñuble se
                                                             vio interrumpida varias semanas por el estallido social de Octubre. Por tanto, a la
                                                             vuelta de clases, fue inevitable practicar la crónica social y personal vivida esos días.
                                                             He aquí algunas de esas indelebles impresiones.



        Sobre el clamor de un pueblo abusado                                                           Emilio Andrés
                                                                                                       Mellado Cáceres
          No han sido muchas las revueltas sociales de esta envergadura en nuestro país en los últimos años; con una dimensión de convo-  (29 años)
        catoria inconmensurable para cualquiera de los analistas que hubiera podido haber predicho tal levantamiento. Recuerdo que las
        primeras movilizaciones masivas comenzaron a gestarse allá por el año 2006, con la bullada “marcha de los pingüinos”; y luego en
        2011 con las marchas universitarias que perseguían los derechos de igualdad educativa superior. Pero la más grande y maravillosa
        es ésta, que se está desarrollando frente a nuestros ojos.
          Es una revelación sobrecogedora el pensar que el proverbio adquiere representación explícita en este tipo de acontecimientos: “la
        unión hace la fuerza”. Es emocionante ser testigo de declaraciones artísticas como la presentada por la Orquesta Sinfónica de Chile
        durante los pasados días, interpretando de manera sublime en las calles “El pueblo unido jamás será vencido”, en una entonación
        coral colectiva que emanaba del más profundo deseo ferviente de las personas reclamando sus legítimos derechos.
          Como persona y ciudadano de Chile he sentido una mezcolanza de emociones durante el transcurso de estas semanas, que van
        desde la incertidumbre, enojo, frustración, alegría, hasta la tristeza y perplejidad. Es difícil describir en pocas palabras lo que está
        pasando en nuestro país, pero solamente con saber que compatriotas han pagado injustamente con su vida o el detrimento de su
        integridad física, nos da a entender que ya no es tiempo de ambigüedades ni pasividad, sino que es tiempo de tomar acción y elevar
        nuestras voluntades en contra de los tiranos opresores.
          Quisiera finalizar con una reflexión del poeta Dante Alighieri en su insigne obra “La Divina Comedia”, la cual es de carácter trans-
        versal, ya sea para individuos ricos o pobres, oriundos o forasteros, políticos o apolíticos, creyentes y conocedores de alguna deidad
        o agnósticos. Es la siguiente: “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en
        épocas de crisis moral”.




                        Pilar Guzmán    El cruel despertar
                             Espinoza
                             (59 años)    Esa tarde, una más de tantas de mi adolescencia; oí la voz de mi primo Rafael: “…Tía mañana llega aceite al almacén Ideal…”
                                          Ya sabía que tendría que ser yo,  que muy temprano debía ir hacer la cola, a las 7 A.M. Mi hermana mayor debía quedarse en casa
                                        con los hermanos menores;  papá y mamá a sus trabajos: mi padre a la Universidad de Chile, jefe de la Imprenta. Y ella, la más her-
                                        mosa, la más bondadosa, la más fuerte y altiva, ella, mi madre, al Hospital, a la Maternidad.
                                          Ahora nos tocaba a nosotros avisar a las otras tías. Al otro día,  encontrarnos todos esperando la venta de aceite y cerca del medio
                                        día de regreso a casa.
                                          ¡Mireya  (mi madre), inscríbete en el Partido, así tendrás acceso a los alimentos! Así le decía la tía Tita, militante del Partido Comu-
                                        nista y que tenía una tarjeta especial- . La tía Tita en cierto modo era “privilegiada”, en su casa se hacían las reuniones con Eduardo
                                        Contreras Mella, (recuerdo muy bien su nombre).
                                          Pasó el tiempo y llegó el Golpe Militar y todo aquello que nubló mi juventud. Sin embargo, los que se quedaron, los que nos
                                        quedamos, pasamos muchos problemas y pesares; los otros que arrancaron de la muerte en cierto modo, “clase privilegiada” en el
                                        extranjero, nunca volvieron siquiera a saludar a la tía Tita; se olvidaron, olvidaron, como hoy en el Parlamento.
                                          Pero el hoy no es nada para aquellos días de sombras tenebrosas, en donde una juventud callada y silenciosa, pero resiliente, no
                                        pudo transmitir el mensaje  a las generaciones que nacían,  de participación activa y consciente, con una gran conciencia social, donde
                                        aprendimos a compartir y cooperar en ollas comunes, albergues juveniles, centros de madres, sedes sociales, hogares universitarios,
                                        estudiantes cristianos, etc. Allí fuimos COMUNIDAD.
                                          Ya vamos envejeciendo  y las fuerzas se van extinguiendo con la vida, con enfermedades, muertes.  Creo que nuestra generación,
                                        las que vivimos esos días,  supimos educar conscientes y  humanos a nuestros hijos.
                                          Hoy en el siglo XXI, jóvenes y ciudadanos adormilados, narcotizados, carreteando, comprando, dueños de muchas tarjetas, que
                                        creían eran la salvación. Por “NO ESTAR NI AHÍ”  tuvieron un cruel despertar, un  país sin un “futuro esplendor”. Ellos,  endeudados,
                                        marginados, con un alto nivel de consumismo, al DESPERTAR se encontraron SIN ALMA, SIN SUEÑOS.
                                          Lamento profundamente su cruel despertar, espero se puedan cambiar las inequidades y las enormes desigualdades sociales  y
                                        económicas imperantes en el país. Yo ya hice mi pega, y como dicen muchos “tengo mi conciencia tranquila”.


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