Page 8 - Edición Junio Revista Agro
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LA DISCUSIÓN OPINIÓN
Julio 2023
Sequía, n Chile, vivimos una mega sequía que para muchos
ya es estructural. Más del 70% del agua se destina a
riego para la producción de alimentos en el campo.
adaptación y Epara la seguridad alimentaria y el desarrollo de
Y tanto el agua como los vegetales son esenciales
seguridad las personas. De allí que llame la atención que en Chile se
consideren preferentemente dos ejes de interés público y
alimentaria político para la escasez hídrica, habiendo un tercero que casi
no se toma en cuenta. Por una parte, están los que buscan
disponibilizar agua, a través de propuestas de desalación,
infiltración de acuíferos, riego tecnificado, nuevos embalses,
Dr. Miguel Ángel Sánchez etc. Otros piensan que la solución es el cambio de las reglas
del juego de cómo se administra el recurso, acompañado
Director ejecutivo de ChileBio también de algunas de las obras antes dichas, aunque con
reparos medioambientales hacia más de alguna de ellas.
Lo que las autoridades de gobierno de ayer y hoy en
materia hídrica, agrícola y medioambiental se niegan a
ver, es que hay un tercer eje a tener en cuenta, que es la
adaptación de los cultivos a los desafíos que genera el
cambio climático, como es el caso de la sequía. Plantas
adaptadas, más tolerantes a esta condición, que requieran
menos agua para crecer, son una base importante para otros
países en sus políticas públicas para enfrentar el tema del
agua y la seguridad alimentaria. Y ojo: en países con menos
exposición a sequía que Chile.
Hace solo unas semanas, nos enteramos de que Brasil y
Argentina se aprontan a sembrar y comercializar a gran
escala una variedad de trigo genéticamente modificado
tolerante a la sequía. Este trigo, desarrollado en Argentina
por una iniciativa público-privada mediante mejoramiento
genético vegetal asistido por biotecnología, ha registrado
aumentos de rendimiento de hasta el 40% en entornos con
estrés hídrico severo, como es justamente el caso chileno.
En Argentina y Brasil, independiente del signo político que
gobierne, hay un impulso del trabajo colaborativo entre
entes públicos y empresa privada para obtener variedades
vegetales que les permitan enfrentar los desafíos mayores
de la agricultura actual, donde uno de los más relevantes
es la falta de agua. Es difícil entender que, en cambio
en Chile, la seguridad alimentaria y el bienestar de la
pequeña agricultura se pretenda lograr dejando de lado
la biotecnología y usando solo técnicas convencionales de
mejoramiento genético, que sin duda son un aporte, pero
son más laboriosas, requieren más tiempo de trabajo y son
menos precisas. Esta ceguera se debe a añejos prejuicios
respecto de los cultivos transgénicos.
Invito a las autoridades a considerar la evidencia y
promover la adaptación de la agricultura para fortalecer la
seguridad alimentaria, utilizando todas las herramientas
seguras y eficientes que la ciencia pone al alcance del ser
humano.
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