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            14     Martes 5 de febrero de 2019                                                                                 Edición Especial 149 años












                        CH


















                        CHaCay

                         Arbusto y árbol espinoso (Discaria trinervis). Localidad rural de la
                        comuna de Ñiquén. También, según fray Pedro Armengol, era una
                        aldea al este de Vega de Saldías.


                        CHaCayal

                         Abundancia de chakay (Discaria trinervis). Fundo tradicional de la
                        comuna de Coihueco.


                        CHaMizal

                         Abundancia de chamico (datura stramonium). Localidad de la co-
                        muna de El Carmen.


                        CHanga

                         “Sonido seco y destemplado”, de chagkün, ruido musical muy alto
                        y desagradable. Pueblo de indios del antiguo Ñuble o Reinohuelén.


                        CHangaral

                         Abundancia de ramas. De chag (ramas) y de la partícula española
                        de las terminaciones colectivas). Es antigua aldea de San Carlos y río
                        tributario del Ñuble.


                        CHillán

                         Voz mapuche, probable contracción de chilla-antü (zorra -raposa
                        solar-). También es factible que provenga de chilla-ñamku (zorro-
                        aguilucho).
                         Aunque es altamente posible que el nombre también provenga de
                        sus primeros habitantes, la etnia chiquillan, que Juan A. Valderrama
                        traduce como “gente enojadiza”. Chillán sería entonces una contrac-
                        ción de chiquillan, un antiguo pueblo de cazadores seminómades que
                        recorrían y a veces asolaban la ciudad y que venían desde el nororiente
                        de la cordillera, cruzándola en sus recorridos por las dos bandas. Po-
                        drían ser  antecesores o coexistentes con los pewenche, y acaso con
                        lengua propia.
                         Los enojadizos, montaraces y dignos de temer chiquillanes, podrían
                        ser los antiguamente famosos -sobre todo en el mercado de Chillán-
                        “indios corsarios”. Muy altos y estrafalarios, eran conocidos así por
                        sus pinturas faciales en base a sebo y su indumentaria hecha de varias
                        pieles.
                         Según fray Pedro Armengol Valenzuela (1918), Chillán se traduciría
                        también como “caerse lo que se lleva a cuestas”, pues él la deriva de la
                        contracción de chiquin (llevar a cuestas) y de llañn (perder o caerse).
                        Por tanto, se trataría de una zona o ciudad  “sisífica”, que como Sísifo
                        -el personaje mítico- siempre debe reanudar sus esfuerzos de subir lo
                        que una y otra vez se le cae de sus espaldas.
                         De allí, que podemos pensar o explicarnos, por ejemplo, sus sucesi-
                        vas reconstrucciones históricas. Chillán tuvo antaño siglos difíciles y,
                        básicamente, por las intentos de someter a la población autóctona a la
                        esclavitud, humillaciones y torturas. A esto, las tribus o lof picunches,
                        pewenches, mapuches, reaccionaban con múltiples saqueos, incendios,




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