Page 19 - Diario 17/11/2024

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La Semana
Entrevista.
La invitación es a través de la gastronomía y los vinos, a degustar la
diversidad de los alimentos que se producen en la región de Ñuble.
Además de comer rico, es un excelente panorama familiar, tenemos
un entorno natural excepcional, donde pueden recorrer libremente la
viña y disfrutar de la belleza de sus alrededores”.
Domingo 17 de octubre de 2024 19
Soledad Prado Cornejo
Esta semana, se entregaron los premios nacionales de Enoturis-
mo Chile 2024, y donde el Valle del Itata sigue consagrándose
como uno de los mejores lugares para elaborar ese importante
producto. Este año, fue Viña Prado la ganadora al premio a Viña
Emergente. Soledad Prado es quien lidera la producción, enmar-
cada en la elaboración sostenible en el Valle de Itata, reflejando
una profunda conexión con los ciclos naturales y un enfoque de
mínima intervención. Soledad explica que resaltar estos valores
es un deber, sobre todo, por la relevancia del Valle del Itata para
Ñuble. Espera que, con este premio, la zona tenga mayor relevancia
y mucho más recursos e infraestructura. Esto, con el objetivo de
seguir encumbrando este lugar tan emblemático.
Cuál es el significado de haber recibido el premio nacional
a viña emergente este año?
Consolida el trabajo conjunto de empresarios del rubro y autoridades
para posicionar al Valle del Itata como destino enoturístico. A nosotros,
como Viña Prado, nos confirma que estamos haciendo bien el trabajo; que
la senda de la sustentabilidad, la agricultura orgánica y la conservación
del patrimonio son el camino correcto, y que la tradición e innovación son
dos conceptos que se pueden trabajar de manera complementaria para
lograr un alto nivel de calidad, tanto en nuestros vinos como en nuestra
oferta enoturística.
Cuáles han sido los principales desafíos y logros que han
enfrentado en la creación de esta viña en el Valle del Itata?
El Valle del Itata enfrenta grandes desafíos, como el aislamiento geo-
gráfico, la falta de infraestructura o la escasez de mano de obra calificada.
Sin embargo, su riqueza histórica y cultural lo convierten en un valle
emblemático. En Viña Prado, con recursos limitados, hemos aprendido a
maximizar esfuerzos y racionalizar recursos, demostrando que con crea-
tividad e ingenio se puede transformar un lugar percibido como precario
en uno abundante y fértil. Una lección clave, transmitida por mi padre,
es que con poco se puede lograr mucho.
Qué hace especiales a sus vinos en comparación con otros
de la región?
Todos los vinos del Valle del Itata tienen identidad, pero en los nuestros
destaca la combinación de tradición e innovación. Somos una bodega
intergeneracional: mi padre, con más de 70 vendimias, aporta la tradición
aprendida de generaciones anteriores, mientras que yo he incorporado
curiosidad e innovación. Por eso tenemos dos líneas de vinos: una, que
representa el estilo tradicional chileno, con pipeños envejecidos en madera
de raulí; y otra, más moderna, con vinos frescos y atípicos. Ambas se elaboran
con técnicas tradicionales, pero ofrecen resultados muy diferentes.
Qué papel juega la sostenibilidad en sus prácticas
vitivinícolas y cómo la implementan en la producción de
sus vinos?
Nuestro viñedo está certificado orgánico desde el 2022 y las primeras
etiquetas orgánicas son de la añada 2023. Esta certificación refleja un
compromiso con las prácticas tradicionales del Valle del Itata, donde la
agricultura industrial nunca se implementó del todo. En nuestro caso, se-
guimos cultivando a mano, con caballos y sin glifosato. Certificarlo es una
forma de validar que los saberes campesinos son orgánicos, sustentables
y dignos de ser protegidos y promovidos.
¿Cuáles son sus próximos pasos o proyectos para seguir
impulsando el desarrollo y reconocimiento de la viña a
nivel nacional e internacional?
Queremos atraer turistas nacionales e internacionales con paquetes
que incluyen recorridos por el viñedo, catas, enogastronomía y eventos,
como matrimonios e instancias corporativas. También buscamos acercar
a la comunidad local; por ello, lanzamos “Vino y Fuego”, una propuesta
gastronómica disponible los fines de semana. Ofrecemos un menú de
almuerzo con platos para compartir, que cambian semanalmente y están
organizados de mar a cordillera, con precios entre $5.000 y $12.000.