Page 87 - ÑUBLENSE 100 AÑOS
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31.aGosTo.2016  l
                                                                                                                                         100
                                                                                             1991. El brasileño Rogelio de oliveira hace lo   años
                                                                                             imposible para cabecear el balón. La jugada
                                                                                             es un reflejo del difícil transitar que tendría   85
                                                                                             ñublense a lo largo de toda la década.
                                                                                             en la Plaza de Armas y se me tiraron encima para
                                                                                             felicitarme por haber atajado el penal”, recuerda
                                                                                             Alfredo Bravo.
                                                                                               Pascual Gutiérrez grafica ese momento. “La ver-
                                                                                             dad es que fuimos recibidos como si hubiésemos
                                                                                             ganado la Champions League”.
                                                                                               Y más allá de la anécdota, para el ex volante
                                                                                             ese partido “quedó en la historia del club, ese
                                                                                             año 1997 logramos salvar a Ñubense del des-
                                                                                             censo a Tercera”.
                                                                                               Con el triunfo ante Linares, Ñublense al final
                                                                                             terminó ese torneo con 14 puntos, uno mas que
                                                                                             Santa Cruz.
                                                                                             PURO SUFRIMIENTO
                                                                                               Ese dramático final en 1997 fue la tónica del
                                                                                             rojo para esa sufrida década. Aunque comenzó
                                                                                             con el ascenso a Segunda en esa final de Tercera
                                                                                             en Quillota, al año siguiente, en 1993, Ñublense
                                                                                             finalizó la temporada en el décimo lugar, entre 16
                                                                                             equipos. Rotaron como técnicos ese año Esaú
                                                                                             Bravo, Luis Godoy y Eduardo de La Barra.
                                                                                               En el torneo de 1994 se produce el proceso
                                                                                             inverso. Lo comienza Eduardo de la Barra, pero
                                                                                             lo termina Esaú Bravo. El equipo concluye tam-
                                                                                             bién en la zona baja, en el undécimo lugar, pero
                                                                                             asegura su continuidad en la división para la tem-
                                                                                             porada siguiente.
                                                                                               1995, con el empresario del transporte Sergio
                                                                                             Gómez como presidente, fue el año de la gran
                                                                                             campaña en la Copa Chile, donde Ñublense de
                                                                                             la mano del “Negro” Bravo conformó un equi-
                                                                                             po que se mantuvo en la parte alta del torneo
                                                                                             durante el primer semestre, pero que tras la
                                                                                             histórica participación en el certamen, en el que
                                                                                             llegó a semifinales, sufrió una merma futbolística
                                                                                             y terminó en el octavo lugar.
                                                                                               Ilusionados con la campaña del año anterior,
                                                                                             la dirigencia roja apuesta alto en 1996 y contrata
                                                                                             como técnico a Hugo Solís, campeón de Segunda
                                                                                             División con Rangers en 1988 y 1993, logros que
                                                                                             Ñublense buscaba que el ex jugador de Iquique y
                                                                                             Universidad Católica, replicara en Chillán. Se formó
                                                                                             un plantel con figuras que fueron ídolos en ante-
                                                                                             riores equipos, donde destacaba Juan Covarrubias,
                                                                                             goleador histórico de Cobreloa; Angel Bustos,
                                                   12                                        quien brilló en el Morelia mexicano entre 1987 y
                                                                                             1990 y Luis ‘Carampange’ Zambrano, emblema
                                                                                             de Huachipato en la década anterior.
                                                                                               “Era un equipo para campeonar”, evoca Alfre-
                                       técnicos pasaron entre                                do Bravo, quien también recuerda a Julio Peralta
                                        1990 y 1999.  El año                                 en aquel plantel.
                                                                                               Para Larry Aliaga, otro histórico de esos años,
                                         más “exitoso” fue el                                “el equipo que se formó el 96 era un equipazo,
                                                                                             recuerdo también a Darío Orzúzar, Manuel Díaz,
                                       octavo lugar de 1995,                                 Sergio Cáceres, Peralta que lamentablemente

                                      mientras que el año más                                falleció. Ese equipo debió haber subido, pero
                                                                                             llevábamos cuatro meses impagos y muchos
                                        dramático se vivió en                                problemas”, recuerda el también sobreviviente
                                     1997, cuando los diablos                                del plantel semifinalista de Copa Chile del año
                                                                                             anterior y quien al término de aquella temporada
                                      rojos superaron por solo                               emigraría a la Universidad de Concepción.
                                                                                               “Íbamos puntero los primeros tres meses,
                                       un punto a Santa Cruz.                                nosotros creíamos que íbamos a subir, pero
                                                                                             ya con Magallanes en el Monumental fuimos a
                                                                                             jugar con problemas, aún así ganamos con nue-
                                                                                             ve jugadores. El ‘Cabezón’ Solís dijo a partir de
                                                                                             ese momento ‘si no me pagan me voy’, y al final
                                                                                             se fue cuando faltaba todavía mucho para el fin
                                                                                             del campeonato.
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