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www.ladiscusion.cl Domingo 26 de mayo de 2024 19
La Semana
Entrevista.
Sergio Pérez de Arce
El pasado 16 de mayo se confirmó que el obispo de Chillán, Ser-
gio Pérez de Arce, dejará la ciudad para asumir el arzobispado de
Concepción, en la región del Biobío. Desde 2018 que está radicado
en la capital regional, año en que asumió como administrador
apostólico de la Diócesis de Chillán. Dos años más tarde, en
2020, fue nombrado obispo, cargo que dejó cuando se anunció
su nombramiento como arzobispo en la capital penquista. Nació
en Quillota en 1963. A los 18 años inició su camino de formación
como religioso en la Congregación de los Sagrados Corazones.
Estudió teología en la Pontificia Universidad Católica y a los 27 años
fue ordenado sacerdote. En julio de 2021 fue elegido, además,
secretario general de la Conferencia Episcopal. Reconoce que
le faltó tiempo para cumplir algunos desafíos planteados, pero
reconoce estar agradecido del tiempo en Chillán y del camino
realizado hasta ahora.
Cuál es el origen de su vocación al servicio de Dios y las
personas, hubo algún hecho en particular que dio paso a
eso?
Mi vocación nace en el contexto de mi participación pastoral como joven
en mi parroquia, en Viña del Mar. Allí fui conociendo a Cristo, fui catequis-
ta, viví la eucaristía, compartí la fe en comunidad con otros jóvenes, viví
experiencias solidarias y misioneras, todo lo cual me ayudó a crecer como
persona y como cristiano. Conocí también a una comunidad de religiosos,
que me mostraron una manera sencilla de ser sacerdote. A través de todo
eso Jesús me fue llamando y mostrando que la vida es para darla.
Se cumplieron sus principales objetivos que tenía
planteados en la Diócesis de Chillán?
Más que objetivos míos, son desafíos que nos plantea la realidad y vamos
viendo juntos como Iglesia. Una tarea primera era abordar el escenario de
crisis por las denuncias de abusos y creo que avanzamos enfrentando los
retos. Luego, había que animar la vida ordinaria de la Iglesia con priori-
dades pastorales, con iniciativas de formación, fomentando el espíritu de
comunión y de servicio. Y vino después el camino sinodal y la invitación
que nos está haciendo el Papa a ser corresponsables en la misión.
Qué espera de este importante cargo como arzobispo de
Concepción y cuál será su mensaje a transmitir en su
llegada?
Lo primero es empezar a conocer, visitar las comunidades, dialogar con
los colaboradores, conocer los temas que han estado trabajando y también
los problemas que hay. Me sumo a una Arquidiócesis con realidades muy
diversas y con una historia muy rica. Y mi mensaje no será otro que el
llamado a evangelizar, a anunciar el evangelio en la cultura actual, a trans-
mitir la fe para suscitar nuevos discípulos y discípulas de Cristo, todo lo
cual necesita conversión pastoral y renovación eclesial.
Cuál será su rol dentro del Biobío en el conflicto mapuche
que afecta a la zona?
La Iglesia busca estar cerca de las realidades sociales, sobre todo para invitar
al diálogo, la fraternidad y al respeto de la dignidad de la persona humana
en toda circunstancia. El tema mapuche, en particular, es tremendamente
importante en el país, pero a la vez muy complejo, llevamos años en que
ha costado avanzar. La Iglesia siempre estará disponible para contribuir
a los caminos de paz y justicia. En lo personal, tengo que comenzar por
comprender mejor la realidad de los hermanos mapuches.
Cree que dejó una huella en los chillanejos en su paso por
el obispado?
Eso no lo puedo juzgar yo. He tratado de hacer mi trabajo para que
la Iglesia en Ñuble viva la misión que el Señor le encargó, le he puesto
empeño, pero tengo más bien un sentimiento de deuda y de quedar con
He ido aprendiendo a ser obispo y cuatro años, en verdad, es poco muchas cosas pendientes. He ido aprendiendo a ser obispo, pero cuatro
tiempo. Pero de todas maneras estoy agradecido del camino recorrido, años es poco tiempo. A uno le corresponde sembrar, ser un buen obrero,
pero como dice un texto de san Pablo, “yo planté, Apolo regó, pero quien
del cariño recibido y de lo que Dios va haciendo entre nosotros” hizo crecer fue Dios. No cuenta ni el que planta ni el que riega, sino Dios,
que hace crecer” (1 Co 3, 6-7).