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La dulzura de Santa Laura
Hace nueve años, Angélica Herrera Jarpa llegó a la región de Ñuble
junto a su marido e hija, de 8 meses, desde Sudáfrica. Angélica Herrera
es santiaguina, pero eligió vivir en el campo y cerca de sus redes de
apoyo en Chillán. Su familia tiene una fábrica de manjar artesanal que
nació en 1995, un negocio al que se sumó aportando modernización.
Se trata de Manjar Santa Laura, una pyme que ocupa gran parte de su
tiempo junto con su labor de mamá, de Amelia (9) y Elena (7).
Su madre fue la protagonista del negocio familiar, ya que, desde San-
tiago, gestionaba los pedidos y las entregas. Desde pequeña Angéli-
ca, fue su compañía, adquiriendo aprendizaje y experiencia en el ru-
bro, que hoy ha logrado aplicar.
Emprendedora, entre el diseño y la maternidad
Carola Coloma Sylvestre (40) es comunicadora audiovisual y desde “Todos los días se aprende algo nuevo, y todos los días hay alguna di-
hace 14 años es la creadora de un proyecto que comenzó enfocado ficultad que sortear, pero me quedo con lo que más me gusta, que es
en el diseño de material didáctico para preescolares llamado Aula la gente que he podido conocer gracias al manjar, mis clientas queri-
Entretenida Ediciones y que luego creció a productos de carácter cor- das. Tenemos hartos clientes, desde pastelerías grandes en Santiago
porativo con el @elrincondeldisenochillan, labor que le ha permitido y Chillán, hasta emprendedoras secas de varias regiones, que hacen
compatibilizar el rol más gratificante en el plano personal, el ser madre unas tortas y postres realmente increíbles desde sus casas o talleres”,
de Ignacio y Andrée. detalla.
Con la ayuda de su marido Patricio y a fines de 2022 habilitaron un ta- Para Angélica vivir la experiencia en Mujeres de Ñuble, “significó reafir-
ller en la bodega de su casa, donde da rienda suelta a creatividad y sus mar que formó parte de una hermosa comunidad de mujeres que nos
anhelos de realización personal. Gracias a su experiencia y compro- apoyamos las unas a las otras, para poder brillar en las distintas áreas
miso ha aumentado progresivamente el volumen de sus productos, en las que nos desarrollamos.”
pasando de artículos unitarios personalizados como tarjetas, diplomas
y otros a fabricar corporativos, para instituciones públicas y privadas,
como agendas, cuadernillos, calendarios, lápices, timbres, entre otros.
“En este momento no cambiaría mi trabajo. Como mencioné al prin-
cipio mis hijos son quienes sin querer y sin saber han dirigido mis de-
cisiones laborales. Sin darme cuenta fui rechazando oportunidades
laborales (más estables, pero con mayores limitaciones de tiempo),
en virtud del trabajo más importante que se me ha encomendado, ser
madre”, comenta.
Para Carola la experiencia en Mujeres de Ñuble es gratificante, ya que
ha ayudado a promover la economía local. “Agradezco a este grupo
de comunicadoras quienes buscan apoyar permanentemente a em-
prendedoras de la región”, expresa.
La superación personal de “Angie”
Angélica Gutiérrez Hernández es oriunda de Coihueco y amante de las tradiciones chilenas. Vive
en el sector La Dehesa y su relato conmovió a la comunidad de Mujeres de Ñuble al revelar una
íntima historia personal. Hace 10 años, la laboratorista de profesión, padece una Anorexia nerviosa,
con un déficit nutricional severo, que la tuvo al borde de la muerte. Durante un año estuvo hospita-
lizada para posteriormente vivir la fase de rehabilitación y comenzar una nueva vida de la mano de
su familia, su motor para salir adelante. Sin embargo, el camino no ha sido fácil para “Angie”, ya que
reconoce que ha sufrido recaídas de las que se ha levantado nuevamente.
Su testimonio es como un faro para quienes viven la misma experiencia, demostrando que es po-
sible volver a empezar.
“Valoren el presente, aprecien los momentos, amen, disfruten a su familia, amigos y personas de su
entorno, porque tener un trastorno de la conducta alimentaria como es la anorexia nerviosa quita
años, momentos, personas, experiencias, felicidad, risas, pero también ayuda a crecer”, enfatiza.
Para Angélica es gratificante ser parte de la comunidad de Mujeres de Ñuble.
“Genera un espacio seguro en donde compartimos conexiones emocionales, culturales y creci-
mientos personales, lo que hace fortalecer nuestra voz, empoderamiento, autoestima, liderazgo y
autonomía”, valora.
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