Page 9 - Edición Junio Revista Agro
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LA DISCUSIÓN                                                                         Opinión



            JUNIO 2022











            Qué implica la







            soberanía alimentaria












                             n la propuesta de nueva Constitución se consagra como “deber

                             del Estado asegurar la soberanía y seguridad alimentaria”. Lo que


                             a  primera  vista  parece  inocuo  y  suena  bien,  tiene  implicancias

                             relevantes. Definida por la FAO, la seguridad alimentaria se consigue


         Ecuando todas las personas tienen de forma permanente acceso

            físico y económico a suficientes alimentos sanos y nutritivos para satisfacer


            sus necesidades y preferencias alimenticias. Su foco no tiene relación con                                                                                          Miguel Ángel

            el origen de los alimentos, ni con quien los produce, ni a través de qué tipo                                                                                       Sánchez


            de agricultura, sino con la disponibilidad de alimentos para las personas.

            Por su parte, sin tener una definición oficial, distintas ONGs y grupos de                                                                                          Director ejecutivo de


            interés definen soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos a                                                                                              ChileBio

            alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos


            de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema

            alimentario y productivo. Su foco, entonces, es el modo de producción y el


            origen de los alimentos.

               En  Chile  existen  cerca  de  cinco  millones  de  hectáreas  de  suelo  arable


            (cultivable), lo que equivale al 6% de la superficie continental del país. De

            estas, sólo unas 764 mil hectáreas son territorios sin limitaciones, es decir,


            relativamente planos, profundos y sin pedregosidad. Una cifra bajísima en

            comparación a los demás países del continente que cuentan con varios


            millones  de  hectáreas  arables  sin  limitaciones  para  su  producción  de

            alimentos. Esta situación nos lleva a que no contamos con la cantidad de


            tierras necesarias para producir la diversidad de alimentos vegetales para

            los casi 20 millones de chilenos. Por esto, el país debe importar casi el 50%


            de los requerimientos de cultivos como el maíz y trigo, entre muchos otros

            ejemplos,  para  satisfacer  el  consumo  humano  y  animal.  En  esa  línea,  la


            obsesión de algunos grupos por la “soberanía alimentaria”, al limitar modelos

            y prácticas agrícolas y a su vez imponer qué se produce, podría poner en


            riesgo la disponibilidad de alimentos, es decir la seguridad alimentaria.

               Para  avanzar  hacia  una  agricultura  más  sostenible  debemos  aumentar


            las producciones locales de los distintos vegetales. Por ejemplo, debemos

            avanzar en obtener variedades de cultivos con mayor rendimiento por


            hectárea, adaptadas al cambio climático, que nos permitan producir más en

            menos tierra, con menos insumos, disminuyendo las pérdidas y desechos


            de  alimentos,  y  asegurando  el  bienestar  económico  de  los  agricultores.

            Esto último, se logra sólo con la inversión necesaria en ciencia, tecnología


            e innovación y con una agricultura tecnologizada y eficiente. Biotecnología,

            productos fitosanitarios, tecnologías de la información, ingeniería, entre otras,


            son fundamentales y el Estado debe ponerlas al alcance de los pequeños

            agricultores.  Según  la  ambigüedad  de  las  múltiples  definiciones  que  se


            pueden encontrar, la soberanía alimentaria podría impedir el acceso a algunas

            o varias tecnologías que contribuyan a fortalecer la seguridad alimentaria.


               El romanticismo de la agricultura de algunos grupos de interés no puede

            estar por sobre las necesidades de los agricultores ni de la población. Es


            imperativo  no  limitarnos  en  herramientas  y  tecnologías  que  tenemos  a

            disposición para nuestros campos. No nos impongamos nuevas barreras


            ideológicas y regulatorias al desarrollo y sostenibilidad de nuestra agricultura.









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