Page 11 - Diario 18/06/2023
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        Ciudad




        Cordonería Simbad sigue, pero

        con “cambio de mando”                                                     La cordonería Simbad nació hace 85 años en Chillán con Juan Lama a la cabeza. En el
                                                                                  pasado se localizaba en calle 5 de Abril y hace unos 30 años en galería Quinchamalí. En
                                                                                  2008 la contadora auditora de Santiago, Maricel Bravo, compró la propiedad a su antiguo
                                                                                  dueño, quien en ese entonces estaba enfermo.“Yo buscaba desestresarme un poco de la vida
                                                                                  en Santiago. Era encargada de recursos humanos en un holding de empresas”, dice.
                                                                                  Debido a la fama que tenía la marca, Maricel optó por darle continuidad hasta hoy, can-
                                                                                  celando un costo por ello. Dado el nulo conocimiento en el rubro, investigó a fondo y
                                                                                  buscó nuevos proveedores en Santiago.
                                                                                  Tras tomar la posta, su fórmula siempre ha sido ser precavida y mantener resguardos para
                                                                                  periodos de necesidad. “Para ser independiente hay que ser muy estructurada en los ingre-
                                                                                  sos y egresos de dinero, porque en un negocio siempre se tiene que visualizar el futuro e
                                                                                  ir ahorrando. Aunque estés pasando por una temporada de ventas fabulosas no te debes
                                                                                  maravillar con eso de gastar y gastar, sino que mantener un respaldo económico en caso
                                                                                  de tener que hacer una inversión o enfrentar periodos de vacas flacas”, sostiene.
                                                                                  Para su actual dueña, “Cordonería Simbad” se han transformado en un punto de encuentro,
                                                                                  donde chillanejos reviven sus emociones. “A mi me da mucho gusto ver cuando las clientes
                                                                                  llegan a la cordonería y vemos tantos episodios. Se juntan dos clientas que eran compañeras
                                                                                  de colegio, que ahora son de la tercera edad, se ponen a recordar viejos tiempos o vuelve
                                                                                  el caballero que ya no vive en Chillán y vive en Puerta Varas, pero vuelve porque sabe que
                                                                                  va encontrar la peineta pantera y recuerda cuando iba con su mamá”, relata.




        Fue fundada en el año 1910 por Jorge Zarzar Halabí, quien llegó desde Palestina con su  Casa Zarzar: “Su estructura es

        esposa para instalarse en Chillán con una tienda de vestuario y paquetería que se mantiene   como un patrimonio de Chillán”
        vigente hasta el día de hoy.
        En su historia ha logrado sobreponerse a distintas adversidades para mantener un sitial
        en el comercio chillanejo. Algunas de ellas, la gran depresión de 1929. Mientras muchas
        tiendas quebraban, la casa sobrevivió. Luego el terremoto de 1939, fue otro golpe, ya que
        dejó reducida a escombros su antigua locación al lado del Gran Hotel. Luego, arrenda-
        ron en El Roble y en 1945 adquirió la actual propiedad en 5 de Abril, donde a la fecha 10
        trabajadores dan vida al local, algunos con más de 40 años de labor.
        ¿Cómo se logra mantener un negocio histórico? Para Jorge Zarzar, tercera generación al
        mando, junto a sus hermanos Sergio y Hedy, se debe ser precavido. “No correr aventuras
        comerciales que pueden hacer sucumbir a una casa comercial. Por ejemplo, algunas
        personas quieren establecer varias sucursales, emprender otro tipo de negocio que no les
        resulta, en fin, todo eso. Es mejor avanzar lento, pero seguro y no retroceder. (…) Tenemos
        un surtido interesante, privilegiamos los productos nacionales de las pocas fábricas que hay,
        la calidad y la atención familiarizada. (...) Llevando una vida muy ordenada y cuidándonos
        con los compromisos, sabiendo comprar lo que realmente necesita el negocio”, aclara.
        Sus clientes provenientes de distintos puntos de Ñuble y de regiones vecinas les piden no
        ceder a la modernidad y mantener el clásico sello de su infraestructura. “Nos dicen no
        cambien esto. No sé si nos consideran como un museo vivo arquitectónicamente, pero
        la estructura es como un patrimonio de Chillán”, enfatiza.



        Casa Mamita: de fabricar                                                  Casa Mamita tiene raíces penquistas en 1940, de la mano de Rafael Poncell, quien luego

        vestuario a la importación                                                se traslada recién casado a Chillán para levantar un nuevo negocio. Desde 1955 se ubica
                                                                                  en calle 5 de Abril, donde inicialmente, con un anafre, la pareja dormía atrás del local,
                                                                                  partiendo de cero. Luego adquiere una segunda propiedad en la misma arteria.
                                                                                  En sus comienzos con 55 operarias fabricaban ropa, que se vendía a lo largo del país.
                                                                                  Entre sus clientes estaba Falabella, pero la crisis asiática no permitió continuar con ese
                                                                                  proceso al 100%. Así  lo relata Víctor González Pocell (42), quien desde el año 2000 lleva
                                                                                  las riendas de la empresa.
                                                                                  “Hubo que reinventarse por completo porque nosotros fabricamos y la ropa se vendía
                                                                                  de Arica a Punta Arena y ya empezó a entrar todo lo importado y las telas ya no se ven-
                                                                                  dían como antes, por ende, no podíamos seguir fabricando. Entonces, nos tuvimos que
                                                                                  amoldar al nuevo sistema, y de ahí, en parte, hemos importado y adquirido de la industria
                                                                                  nacional. Todo lo que llega aquí es prácticamente del oriente. Ahora estamos fabricando,
                                                                                  por ejemplo, en este momento, vestidos de chinita”, comenta.
                                                                                  Casa Mamita ha trascendido por generaciones y se mantiene fiel a su estilo en retribución a
                                                                                  su clientela, que ha pedido no alterar su esencia característica de comercio tradicional.
                                                                                  “El cliente es bueno y fiel. Pasa de la abuelita, a la mamá y a la nieta. Seguimos mantenien-
                                                                                  do eso. Incluso hace años atrás íbamos a modernizar el local, a modificar por completo,
                                                                                  pero los clientes nos pedían que, por favor, no cambiáramos las vitrinas, los mostradores
                                                                                  porque le recordaba el tema antiguo y todavía seguimos funcionando con un sistema de
                                                                                  atención bien personalizado. Nos mantenemos igual que hace 80 años atrás”, destaca.
                                                                                  Para Víctor hay tres elementos que son claves para alcanzar una trayectoria comercial por
                                                                                  décadas. “Una buena atención, mucho orden y respaldo económico”, explica.
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