Page 26 - Diario 08/05/2022

26 Domingo 8 de mayo de 2022
Cultura&Espectáculos
Matar un animal:
un rito en pro de
la vida más alta
Ziley Mora Penrose.
Escritor, etnógrafo y filósofo
ace tres años que volví a ver
todo el proceso de cocinar una
cazuela de ave. En una ceremonia
mapuche, la cocinera, luego de
Hestirar con destreza el cuello de
la gallina y desnucarla con destreza, la desplu-
mó y chamuscó al fuego sus pelillos, antes de
sacarle los intestinos para luego trozarla. Yo
sabía y adelantaba imaginativamente estos
pasos, pues en mi niñez había visto hacer lo
mismo cientos de veces a mi madre, cada vez
que nos enfermábamos: sustancia de ave para
recuperar fuerzas. Se repetía el escenario.
Mientras consumía esa sustancia que ahora
me estaba devolviendo la fuerza espiritual,
se me alumbró la filosofía indígena de los
animales, ese momento solemne cuando se
toma la decisión de matar un animal. Lo debe
hacer la propia persona o familia que lo come:
solo así se enseña lo sagrado que se sacrifica.
Se comete grave “pecado” si no te das cuenta
de su sufrimiento y de su bondad intrínseca,
ese acto de donarse para que tu o el otro viva.
Si no ves quién y cómo se le mata, te comes
y tragas pura inconsciencia porque rebajas la
maravilla del sacrificio de una vida. Por eso
nuestros ancestros declaraban su ley: “hay
que ver morir a quien nos alimenta”. Y para
ello es preciso ritualizar su muerte, su sangre,
su comida.
Al ver quemar dos plumas blancas del ave y
escuchar una oración de gratitud por la dona-
ción del ave al Gran Padre, entonces recordé
aquella vez que por primera vez maté por mis que él lo hizo justamente para eso: para que
manos un chivo. Se produjo a los trece años,
en el patio de mi casa en Coihueco, cuando yo asumiera el hacerme hombre, tomando la
mi padre me ordenó matar y faenar un cabrito
cebado en familia y junto a mi hermano Walter responsabilidad de que mis manos sacrifiquen
de doce años. Me impactó todo el proceso,
empezando con el acto de maniatarlo para vida a cambio de vida.
RetroDiario
Nace en Chillán el aviador nacional y
comodoro Arturo Merino Benítez
17/05/1888
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que doblegara su cuello.
La decisión de enterrar ese cuchillo, cortar
su yugular y ver salir a borbotones la sangre
para que mi sangre pueda ser más viva, me
ha enseñado más que ningún libro. Pero más
intenso fue aún tener que preparar el ñachi,
una bebida con esa misma sangre aún caliente
¡y beberla! Creo que ese rito al que me obligó
pasar mi padre marcó el final de mi infancia.
eso: para que yo asumiera el hacerme hombre,
Ahora comprendo que él lo hizo justamente para
tomando la responsabilidad de que mis manos
sacrifiquen vida a cambio de vida. Tampoco
pude olvidar el inenarrable olor que percibí de
la carne fresca y tibia, el olor que despedía la
piel del chivo que debíamos desprender rápido,
enterrando el puño y la uña del pulgar entre
piel y la membrana que cubre los músculos del
animal. Todo mientras el cuerpo aún tuviera el
calor de la vida. Entendí luego, como un mes
después cuando ya maduraron mis glándulas,
que ese olor era idéntico al del semen.
Es decir, muerte y vida eran finalmente un
mismo fenómeno, el mismo misterio del existir
al final idéntico en sus polos y extremos.
Percibo ahora que allí, bajo el parrón de
mi padre, me inicié de golpe en un aspecto
de la realidad, crudo pero vital. La verdadera
iniciación —al menos la primera y modelo de
la siguiente que es nacer desde Sí Mismo— es
nuestro nacimiento. Porque siempre toda ver-
dadera iniciación, al igual que nuestro nacer,
nos hace abrir los ojos. Ello se constituye en
paradigma de las venideras porque “para nacer
hemos nacido”. Y para renacer, siempre se
requiere dar muerte a la bestia interna, por lo
que recién ahora comprendo qué significado
tenía aquel carnear el chivo de mi paso a la
pubertad.
Nunca asumimos del todo lo que significa
nuestro nacimiento, el hecho y el símbolo que
después del corte del cordón umbilical tenemos
que hacerlo todo por nosotros mismos. Esto es:
respirar con nuestros propios pulmones, digerir
con nuestro propio estómago, fabricar nuestras
propias defensas, pensar con nuestro propio
cerebro, apelar a nuestro propio ángel interior
cuando estemos en peligro. Pero siempre nos
gusta volver a la deliciosa mentira del feto en
Creo que ese rito al que me obligó el nirvana del útero materno.
Y muchos adultos, cuando rehúyen el
pasar mi padre marcó el final de trabajo de nacer desde sus propias cenizas y
fracasos, proyectan esa nostálgica mentira en
mi infancia. Ahora comprendo el derecho al refugio legal, demandando un
Estado proveedor.
En verdad ese recuerdo de ser alimentados
sin esfuerzo por la placenta materna conspira
y choca con la larga iniciación de todo guerre-
ro/a, que no es otra que el reto por volverse
un auténtico humano, un ser dador de vida
superior, una clase de vida llena de valor que
libera a otros.
Clorinda Benítez Labbé, el co- levantamiento de una carta de
Hijo de Pedro Merino Feliú y
aeronáutica nacional, creación
modoro Arturo Merino Benítez de un servicio meteorológico y
nació en Chillán el 17 de mayo generación de una legislación
de la actividad.
de 1888. A los 15 años ingresó a
Fue director de la Escuela
la Escuela Militar del Libertador de Aeronáutica Militar y en
Bernardo O’Higgins, desde
donde egresó como teniente 2º
1927 asumió la comandancia
del Arma de Artillería. del Servicio Aéreo del Ejército,
período en el cual materializó
Posteriormente egresó de
siguiente una clase magistral en Linares, Concepción, Naci-
la unión del territorio nacional
la Academia de Guerra del
a través de las rutas aéreas de
Ejército en 1917 como oficial de
Estado Mayor, dictando al año
las ciudades de Parral, Talca,
la que destacó la importancia
miento, Osorno y Puerto Montt.
También fundó la Dirección
de la aviación en el desarrollo
de las naciones y de la Defensa
General de Aeronáutica, y
Nacional, denominada “sobre
unió vía aérea las ciudades
de Puerto Montt, Coyhaique
futura proporcionalidad de las
y Punta Arenas.
distintas armas”.
En 1932 fue designado co-
En 1925 elaboró la primera
política pública para la avia-
Aérea de Chile.
ción nacional con el propósito
de organizar y desarrollar
Merino falleció a los 82
la aviación civil, instalación
años, tras una vida orientada
de servicios aerocomerciales mandante en Jefe de la Fuerza
al porvenir de Chile y la avia-
nacionales e internacionales, ción nacional, méritos que le
apertura de la ruta aérea a valieron ser propuesto para
Magallanes, construcción de llevar el nombre del Aeropuerto
infraestructura aeroportuaria, Internacional de Santiago.