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Cultura&Espectáculos
La roca de la
fe, un incendio
forestal y dos
santuarios
Ziley Mora Penrose.
Escritor, etnógrafo y filósofo
Cuando visito mi predio, luego de
abrazar a los árboles, me tiro al piso
del bosque. Y de espalda, sintiendo la
alfombra de hojas, recojo con mi nariz
“y con todos mis sentidos abiertos, el
aroma inigualable: aspiro la total fragancia del
aire de mi bosque. Mira que hermoso: cada
específico lugar, cada centímetro ¡huele! y es
distinto a otro centímetro… En verdad, hay
tantas cosas que aprendo de este bosque”.
Estos eran los pensamientos y expresiones
de Jaime, el día de la alerta forestal máxima
que llenaba de humo y preocupación a todo
Ñuble. Y en verdad a todo el país, pues el
viento y los 36 grados se repetían ya por va-
rios días. En ese viaje de vuelta a su casa, en
esa tarde veraniega especialmente calurosa,
le avisan por teléfono que se está quemando
el predio de 15 hectáreas de su propiedad.
Ya era noticia nacional que en toda el área
regional se habían desatado diversos focos de
incendios forestales graves. Gira el volante y
va al lugar. Y allí aprecia que el fuego se acerca
a su precioso bosque nativo, una reserva de
especies diversas, generadora de agua natural
y de la bendita humedad de la vida, justo la
motivación central que lo llevó en su tiempo a
comprar el terreno. Jaime antes había sentido
el llamado a ser protector de ese espacio. La
señal se la había enviado el Cielo porque dos
personas herederas-sin comunicarse entre si-
coincidieron en ofrecerle aquel mismo lugar, de las llamas, solo atina a una sola cosa: rezar, pedirle
además que justo se le daban las condiciones
financieras para adquirirlo. Sincronías que a Dios y a la Madre Naturaleza que salve y detenga
le mostraban que el lugar lo estaba eligiendo
a él. De nuevo una vez allí, al ver la fuerza el incendio. Y comprende que debe volverse a su
desmedida de las llamas, solo atina a una
sola cosa: rezar, pedirle a Dios y a la Madre vehículo, resignado y serenamente confiar
RetroDiario
Ramón Vinay fallece en México, dejando
una huella imborrable en la lírica
04/01/1996
Domingo 2 de enero de 2022 27
Naturaleza que salve y detenga el incendio. Y
comprende que debe volverse a su vehículo,
resignado y serenamente confiar, porque sabe
que ese acto de fe era el único y el último
recurso que podría detener la tragedia. Deja
la escena, y ya en su hogar luego de contarle
a su mujer, se duerme tranquilo esa noche.
Al día siguiente viaja al lugar y observa un
espectáculo sensacional: el fuego se había
Asombrado descubre, una vez más, que el
detenido justo antes del bello bosque nativo.
poder de la fe de nuevo se ha cumplido.
Y ve algo más. Por primera vez por allí
encuentra merodeando a un vecino, un
hombre mayor, propietario del predio de
al lado a quien nunca había visto antes. Y
este hombre, asombradísimo como él del
“respeto” inexplicable hecho por el fuego, le
informa a Jaime de algo que él desconocía
totalmente: que en su propio terreno existía
una gigantesca piedra especial. Él piensa que
se trata de una ya conocida, llamada “Piedra
del águila”, pero este hombre le insiste que
se trata de otra piedra, más única aún que la
nombrada, más grande que aquella. Y juntos
se dirigen al lugar donde estaba esa antigua
roca. Con asombro Jaime descubre que se
trata de una gigantesca mole de más de 8
metros, rodeada de otras grandes piedras
menores. Luego de escalarla, siente y le asiste
la convicción de que evidentemente aquel
escondido paraje, sería un sitio ceremonial
prehispano. Independiente de las posibles
marcas rituales o petrogliflos en la roca, el
detalle de los canelos (foiye), árboles sagrados
mapuche creciendo en sus bordes, no podía
ser más significativo. Ya en la cumbre de la
piedra, comprueba lo que ese hasta ahora
incógnito vecino le señalaba. Efectivamente
se trataba de un sitio energético poderoso,
un sitio especial que era preciso redescubrir,
bautizar y reverenciar. Pero primero tuvo que
venir la poderosa señal del fuego para que se
alumbrara el camino hacia ese espacio, hacia
ese portal de poder.
Ese día Jaime celebró dos maravillas, dos
milagros: la bendición divina, “bajada” a tra-
Sincronías que le mostraban que el vés de su plegaria protegiendo el bosque, y el
insólito despeje del acceso a un sitio sagrado.
lugar lo estaba eligiendo a él. De nuevo El milagro de reconocer otro santuario más
antiguo que el bosque, otra bendición, hecha
una vez allí, al ver la fuerza desmedida ahora de piedra e instalada en el corazón
mismo de su propiedad. Pero en verdad a
Jaime estos prodigiosos eventos, desde hace
años le parecen tan naturales: “Yo sólo aplico
a diario el recurso de la oración, un recurso
que tenemos todos pero que nadie ocupa.
Porque la fe hay que vivirla así, en las crisis
diarias, en lo concreto de las situaciones de
la vida”.
como uno de los artistas que debutó como tenor dramático
Ramón Vinay es considerado
en Carmen, obra en la cual
más incidió en la reputación interpretó a don José. Al año
cultural de la zona, junto a otros siguiente hizo el papel de Otello
nombres como Claudio Arrau.
en el teatro mexicano, el que le
Según Memoria Chilena, Ramón valió elogios de la audiencia
Vinay nació en Chillán el 31 de
nacional e internacional. En 1945
se presentó por primera vez en
agosto de 1912. Sus primeros
estudios musicales fueron en el Metropolitan Opera House,
violín, con un profesor sueco luego de haber conocido al
en Francia. Como violinista, director Toscanini. Se mantuvo
formó parte de la Orquesta del durante 16 temporadas en ese
Conservatorio de París. teatro, con diversos roles como
En 1929 viajó a vivir a México, tenor. Con Otello inauguró
donde comenzó sus estudios la temporada de La Scala de
de canto con el profesor José Milán, papel que, a la larga, se
en el Teatro Nacional, actual registro de barítono, terminando
Pierson, bajo cuya tutela desa-
convirtió en el primer paso de
rrolló el registro de barítono.
una carrera larga y exitosa de
Debutó en 1931 con La Favorita,
alcance mundial.
En su adultez regresó a su
Teatro Bellas Artes de la capital
su carrera como bajo bufo. En
mexicana. Luego de 14 años de
1969, como presentación de
ejercicio en diversas óperas,
hacia 1942 comenzó su época de
despedida, cantó Otello en el
Teatro de Santiago. Falleció en
más popularidad. Destacó por
su interpretación de Rigoletto
Puebla, México, en 1996. Fuera
del canto, se desempeñó como
y por su participación en la
película “Fantasía Ranchera”,
Hoy sus restos descansan en
junto a Pedro Vargas y Josefina
el Parque de los Artistas del Ce-
Aguilar. En 1943, gracias al tra-
menterio Municipal de Chillán,
bajo de preparación realizado
junto a Guido Picco, Vinay cónsul de Chile en España.
como fue su último deseo.