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28 Domingo 2 de febrero de 2020
Cultura
Cultura&Espectáculos
NUESTRO IDIOMA
CARLOS RENÉ IBACACHE I.
MIEMBRO DE LA ACADEMIA
CHILENA DE LA LENGUA
El valor del
diccionario
A menudo hablamos con
nuestros alumnos sobre la
necesidad de hacerse amigo
del diccionario.
Hacerse amigo signifi-
ca retenerlos siempre a
nuestro lado y consultarlo
obviamente ante cualquier
duda.
Sin embargo, vale la pena
tener presente algunas
ideas para no cometer
errores, por ejemplo, jamás
pensar que si un término
no aparece registrado en
sus páginas ese término
es incorrecto.
En el Diccionario de la
Real Academia Española
no aparecen las variantes
conjugadas de los verbos.
¿Son por ello incorrectas
las variantes que no se
registran?
Y tampoco aparecen las
variantes de género y de
número, ni de todos los
posibles derivados y com-
puestos del idioma.
No obstante, el genio del
idioma permite multiplicar
los términos mediante
prefijos o sufijos.
Y así aparecen los com-
La lengua no es una rea-
lidad estática, anquilosada,
archivada en el dicciona-
rio y en las gramáticas,
sino que es una realidad
dinámica en equilibrio
inestable, donde tienen
cabida la creación y la
evolución”.
puestos, los derivados y
los parasentéticos.
Otras formas omitidas
por la DRAE son las siglas,
las cuales tienen tanto uso
cotidiano que se han trans-
formado prácticamente en
un dialecto.
En fin, muchísimos neo-
logismos forzados por
los avances científicos y
tecnológicos no aparecen
en su totalidad en el dic-
cionario.
El criterio de confundir
la lengua española con
su diccionario y con su
gramática, olvidamos los
siguientes supuestos; la
lengua no es una realidad
estática, anquilosada, ar-
chivada en el diccionario y
en las gramáticas, sino que
es una realidad dinámica
en equilibrio inestable,
donde tienen cabida la
creación y la evolución.
El diccionario va a la zaga
del uso.
Los miembros de su orga-
nismo recogen los términos
en boga en el mundo his-
pano y registran aquellos
que se han afianzado más
en la comunicación.
www.ladiscusion.cl
Un libro de verano es un blanca oveja. Al lado de mi cama, hacia una
cual la dueña de casa había puesto una piel de
ventana con barrotes oxidados y postigos,
había un aparador, un trinche rústico, con
lavatorio y jarro con agua de manantial. Y yo
viaje sin retorno allí, encandilado y borracho de ideales por la
lectura, aguardando el amanecer en un verano
límpido, en una pequeña parcela cordillerana
Ziley Mora Penrose. Escritor, etnógrafo y fi lósofo adonde mi padre me había llevado para ayudar
a cosechar el trigo de un anciano amigo de él.
¡Cómo olvidar a ese noble y sobrio campesino,
¿Cuantos aquí en Chillán y en Ñuble asocian Don Arturo Valdés y su esposa María, ella,
verano y libro, tren y Dichato, vacaciones y la que preparó mi cama con las sábanas más
lectura? De seguro miles, sobre todo los que ya puras de la tierra! Durante esas dos noches y
estamos sobre los sesenta... Para robar el fuego a de ese modesto catre de enmohecido bronce,
los dioses y realizar nuestra forma divina oculta, mientras leía mi biblia-Ingenieros, nunca dejó
urge que vivamos con una ilusión movilizadora, de invadirme el perfume del romero nocturno,
inspirados en una pretensión imposible, en una la lavanda, el canto de los grillos y el olor a
alta visión fulgurante, en un noble ideal. ¿Por poleo montañés que se amanecía junto con el
qué afi rmo esto? Porque evoco mi primer libro balar de cabras y el coro de diucas, chincoles,
de fi losofía que yo leí en un verano a los 14 tencas y jilgueros… “El ideal es un gesto del
años, y que trataba justamente de este tema: espíritu hacia alguna perfección”, rezaba esa
“El hombre mediocre”, de José Ingenieros. obra, como rubricando el encantamiento de
Me emociona, porque luego de leer el primer mis sentidos por esa habitación tan perfecta. Y
párrafo, para no ser más mediocre, en un acto en ese preciso lugar, según aquel libro amado,
de audacia adolescente, pasando por encima aprendí que solo quien se escapa del promedio
del mandamiento de Moisés que me inculcaba en algo, quien se sale de la aurea mediocritas,
a fuego el catecismo parroquial, lo robé de una de la media del rebaño por encima de las ma-
empolvada biblioteca -ahora confi eso que fue yorías democráticas, “ese curioso abuso de la
de la Biblioteca del Liceo de Hombres- y me estadística” (Borges), solo ese puede volverse
juramenté atar mi arado (mi vida) a la estre- en un paradigma confi able de lo humano, en
lla de un ideal. Así quise compensar aquella un clásico, en un verdadero modelo a seguir.
falta, según la nueva moral a la que me estaba Aquel viaje me entregó una ascua sagrada. Ese
invitando ese libro. También me emociona libro, que llegó a mis manos bastante maltrecho,
volver a sentir el modo y el lugar en que lo leí: lo encuaderné y empasté como pude y de la
recordar que pasé un par de noches leyéndolo mejor y más delicada forma posible. Como
a la luz de una vela, en un modestísimo cuarto un amuleto de amor y pasión intelectual, fue
de adobes y piso de tierra apisonada, sobre el decisivo en la construcción de mi pensamiento
y mi identidad. Me acompañó por décadas
como el mejor y más entrañable de los amigos.
Sus líneas las inyecté en mi sangre.
La lectura -como la música en verano- nos
transporta a un viaje. La vida es un tren en
marcha y cada viaje es un ciclo de transforma-
La vida es un tren en marcha ciones. Nunca volvemos igual al retornar de
una excursión, como nunca quedamos igual
y cada viaje es un ciclo de luego de exponernos a una gran página. El
viaje y la aventura es un camino de iniciación
transformaciones. Nunca hacia el auténtico sí mismo, hacia el yo propio.
Tal como la música, cada viaje importante
volvemos igual al retornar de una excursión, despierta en nosotros un tipo de inquietud,
un tipo de nostalgia, que muchas veces durará
como nunca quedamos igual luego de mientras vivamos. Un viaje abre determinados
apetitos que a veces ya no se satisfarán jamás.
exponernos a una gran página. En un verdadero viaje, recogemos un tipo de
un agua que nos da más sed.
RetroDiario Profesor primario, Rolando de compromiso social como
Alarcón nació en 1929. Vivió “Yo defiendo mi tierra”; de
su infancia y gran parte de su claro sentir continental, “Si
juventud en Chillán, donde somos americanos”; y otras
Muere el folclorista estudió guitarra y piano. En más ligadas a la tradición
1955 se incorporó al conjunto chilena, como “Mocito que
Rolando Alarcón de folclor musical de Mar- vas remando”. La interpreta-
got Loyola, una de las más ción la asumieron conjuntos
importantes investigadoras y solistas como Los Cuatro
de la música tradicional Cuartos, las Cuatro Brujas o
chilena. los hermanos Isabel y Ángel
De ese conglomerado sur- Parra.
gió el mismo año 1955 el Desde 1965 fue uno de los
conjunto Cuncumén, del cual artistas permanentes de la
Rolando Alarcón fue director peña de los Parra. En 1967
hasta 1965. En este grupo ini- representó a los cantores
ció su carrera como cantante chilenos en el Primer Festival
popular Víctor Jara. de la Canción de Protesta,
Con Alarcón, el conjunto realizado en Cuba, y en 1970
grabó seis discos de larga obtuvo el primer lugar en la
04/02/1973 duración, realizó una gira competencia folclórica del
por Europa y se consolidó Festival de la Canción de
como uno de los principales Viña del Mar, con la canción
conglomerados folclóricos “El hombre”, interpretada por
de Chile. Los Emigrantes.
En 1963 Rolando Alar- En los últimos años de su
cón inició su carrera como carrera musical se acompa-
compositor, la que le daría ñó del dúo Los Emigrantes,
notables frutos. Entre sus conformado por Carlos Valla-
composiciones destacan dares y Enrique San Martín.
las resfalosas “Doña Javiera Falleció en febrero de 1973,
Carrera” y “¿A dónde vas sol- ocasión en que recibió un
dado?”, canción que significó sentido homenaje mientras
una curiosa controversia por se realizaba el Festival de la
su contenido antimilitarista. Canción de Viña del Mar
Además, escribió canciones (Memoria Chilena).
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