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34 Domingo 7 de julio de 2019
Cultura
Cultura&Espectáculos
NUESTRO IDIOMA
CARLOS RENÉ IBACACHE I.
MIEMBRO DE LA ACADEMIA
CHILENA DE LA LENGUA
“Los chilenismos”
En diversas crónicas que he es-
crito sobre este tema, he anotado
algunas curiosidades lingüísticas,
que normalmente forman parte
de nuestro lenguaje habitual. El
profesor Jacobo Grass, director
del Liceo Carrera 1 de Santiago, le
pidió al periodista Tito Mundt, del
diario “La Tercera”, que escribiera
un artículo sobre cómo se habla
en Chile, con el fi n de ilustrar a
extranjeros y turistas que nos
visitan y que están de paso en
Santiago. ¿Cómo le pregunta
sorprendido?, ¿Qué no se habla
castellano?, no le contesta el
director, lo que ocurre es que
los chilenos hablamos una jeri-
gonza que se llama “chilenismo”
y que equivale al “slang” de los
yanquis. Infórmate, camina por
los barrios, súbete a la micro,
entra a un bar, pasa por la Vega
y documéntate.
El resultado de esa investiga-
ción, asumida por el profesor
“Al tipo del pueblo se le
llama “roto” o “picante”;
en los entierros se habla
de “angelitos” si son
“guaguas”. Guagua es
únicamente usado en
Chile. En México y Cuba
se dice “micros” y en
España, a los niños se
les dice “críos”.
Jacobo Grass, generó la edición
del libro “Diccionario de chile-
nismos más usuales” y teniendo
en cuenta, como presagiaba
el poeta Braulio Arenas, que
nuestra educación debe optar
por entretener enseñando, con-
siderando el poder de la palabra.
El pueblo tiene más poder que la
gota de agua, que horada la roca.
El resultado de la investigación
de Tito Mundt, sirvió de base
para este libro “cuando se habla
de inteligencia rápida se dice
“vivo ejo”, “vivaceta”; cuando se
quiere decir “valiente” se habla
de “choro” y “parado en las
hilachas”, la cuenta se llama “la
dolorosa”. Si se quiere detallar
una cantidad de pesos se habla
de “lucas” y si son millones son
“palos”; una información seria se
llama “la fi rme”, la esposa es “la
patrona” y si al hablar de esposo,
emplea un tono militar, se llama
“la sargento”; los niños son los
“cabros”; los niños pobres “los
pelusas”. En el Ejército se ha habla
de “pelados”; al cursi se le dice
“siútico”; el sueldo es “la tucada”;
el empleado inferior, “el suche”;
al que adula al patrón “chupa-
medias” o “patero”; cambiar de
línea política es “darse vuelta
la chaqueta”; el poco seguro,
“chueco, etc.
El aura de un ciruelo
inolvidable
Ziley Mora Penrose. Escritor, etnógrafo y fi lósofo
El invierno puede asimilarse a la infancia.
Porque la semilla está apenas como embrión bajo
la tierra: algo aún anónimo se está preparando
en el hogar. Como la savia del árbol bajo las
raíces, el niño se recoge y guarda en casa, crece
lento bajo la humedad íntima del cuidado o
del afecto. En el invierno la madre tierra nutre
invisiblemente al árbol para renacer un bien
día renovado de hojas, de fl ores, de frutos. Ya
se prepara y se presiente la época del despertar
a la vida, la juventud, a la luz de las primeras
experiencias; es decir será la primavera, tanto
para el hijo como para el árbol.
Todo lo que seremos después se lo debemos
a eso que antes nos nutrió desde las raíces. Y
en verdad, lo que más pesará, lo que de ver-
dad va a contar dentro de nosotros serán esas
impresiones imborrables, recibidas cuando
el alma era como cera blanda, cuando todo
lo absorbíamos como esponja nueva, apenas
en las orillas de la playa de la vida.
En el invierno de la vida nos alimentamos
para siempre de esos recuerdos que se in-
crustan como aromas imborrables. Porque
los seres humanos vivimos de epifanías, es
decir de manifestaciones de lo numinoso del
mundo, de revelaciones únicas y discretas de
Se me apareció sobrio, desnudo,
expuesto en su mismidad
sencillísima, pero radiante, hecho
un ovillo de luz, una copa esferoide sosteniendo
en cada gotita de sus ramas los infi nitos y
transparentes mundos del múltiple Universo.
RetroDiario
Nace el chillanejo creador
del sándwich Barros Jarpa
07/07/1894
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momentos indescriptibles en que lo sagrado y
una Armonía oculta. Nos referimos a aquellos
divino se apoderó de nuestra percepción, y en
donde todo nos pareció un milagro inaudito.
He aquí una de ellas.
Era invierno cuando por primera vez se me
asomó lo sagrado. Y mi primer recuerdo cons-
ciente de mi existencia en este cuerpo fue la de
un ciruelo luminoso. Todo en ese momento se
volvió particularmente nítido: tenía un poco
más de cinco años, era de noche, la primera
intensa lluvia después de la noche de San Juan,
porque a ese mágico árbol le faltaban todas
sus hojas. Hacía ya unas horas que habíamos
llegado al pueblo luego de algunos años en
otros lados. Agotados por el viaje, desde un
viejo camión bajamos muebles y catres para
por fi n re-habitar nuestra casa, esa la de mis
abuelos maternos. Precisamente había sido
Pedro Penrose, el anciano padre de mi madre
que cuarenta años antes lo había plantado.
Todos se habían retirado cansados a dormir.
La lluvia había cesado. Luego de mirar por la
ventana crucé el patio atraído por una luz. Y
entonces, y sin previo aviso, ví por primera vez
la magia del mundo: se me apareció represen-
tada en el alma del árbol. Simplemente un ser
vivo, estaba allí, una Presencia, una poderosa
intensidad sin intención. Se me apareció sobrio,
desnudo, expuesto en su mismidad sencillísima
pero radiante, hecho un ovillo de luz, una copa
esferoide sosteniendo en cada gotita de sus
ramas los infi nitos y transparentes mundos del
múltiple Universo. Enmudecí aturdido por el
secreto del ciruelo: me susurró, “la Luz es tu
casa, te la regalo”. Era un momento kairós, un
instante que me durará toda la vida ¿Cuánto
tiempo pasó? Pero qué importa saberlo si yo
estaba cogido por una primordial revelación de
lo que somos y del por qué estábamos aquí.
Supe entonces que esta tierra contenía un
misterio que ya estábamos perdiendo. Allí supe
que para siempre mi alma llevaría el recuerdo
de ese ciruelo coihuecano para que a través de
toda mi vida posterior yo lo hiciera fl orecer. Y
si algo de dulzura y alimento logro traspasar
al lector de este escrito, eso se la debo a causa
de sus ciruelas esenciales que un día, ya añoso
y curvado, lo hicieran quebrar de generosidad
ante el peso de sus dones.
Ese día, comprendí que tal como ese inver-
nal ciruelo debía de ser al árbol humano: si el
Creador nos regala el mundo, al irnos de aquí
es preciso devolverle un mundo, devolver a la
tierra un ovillo radiante de sustancia, belleza
y bondad.
El personaje que hiciera co- fue ministro plenipotenciario
nocido el sándwich Barros Jarpa en la embajada de Brasil; asi-
nació en Chillán el 7 de julio mismo fue secretario general
de 1894. Se trata de Ernesto del Partido Liberal; diputado
Barros Jarpa, quien nació en el por Santiago entre 1924 y 1927;
seno de una familia acomodada ministro de Relaciones Exte-
de la zona. Sus padres fueron riores, Culto y Colonización,
José Agustín Barros Merino durante la administración de
y Adelaida Jarpa Merino, Arturo Alessandri Palma; fue
hija del general Juan Manuel profesor de Derecho Internacio-
Jarpa, quien fue consejero de nal Público en la Universidad
Estado en la administración de Chile; delegado de Chile en
de Bulnes. la Octava Conferencia Pana-
Muy joven Ernesto dejaría mericana en Lima; miembro de
Chillán para establecerse en número de la Academia Chilena
Santiago. Ingresó a la Universi- de la Historia; y miembro de la
dad de Chile a estudiar Leyes y Corte Permanente de Arbitraje
egresó como abogado cuando de La Haya, entre muchos
apenas tenía 21 años. Se casó otros cargos.
con Sara Vergara Zañartu y La historia del conocido
tuvieron tres hijas. sándwich se remonta a la
Además de las leyes, Ernesto década de los treinta, cuando
Barros Jarpa se dedicó a escribir el chillanejo frecuentaba los
columnas para distintos medios salones del Club de la Unión
de comunicación de la época, en Santiago. Por esa fecha ya
hasta que en 1910 ingresó como existía el tradicional Barros
ofi cial a la Ofi cina Central de Luco, el que traía queso y
Estadística. Tres años más carne.
tarde llegaría al Ministerio de Se dice que ante la imposi-
Relaciones Exteriores, en donde bilidad de poder comerlo, el
asumió como subsecretario a chillanejo pidió reemplazar la
los 26 años de edad. carne por el jamón. Tiempo
Su vida estuvo llena de logros más tarde, los mismos dueños
profesionales. Fue abogado del local bautizarían el bocado
de Chile ante la Comisión con los apellidos del chillanejo
Plebiscitaria de Tacna y Arica; que murió en julio de 1977.