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www.ladiscusion.cl Domingo 3 de noviembre de 2019 31
Personajes
“No es solo venir a comer mote,
es venir a vivir de una tradición”
POR: FELIPE AHUMADA JEGÓ*[email protected] / FOTO: CRISTIAN CÁCERES HERMOSILLA
No es lo mismo comerse un mote Graciela Méndez Vera lleva más de 30 chillanejos les gusta venir, me he dado cuenta
con huesillo en la casa, en el centro años trabajando como motera, en la Avenida que quienes más aprecian esto son los turistas.
O’Higgins (o la calle de las “moteras” como
Algunos pasan por Chillán solamente a comer
o donde sea, que comérselo acá, donde dicen los turistas). Y con 30 años basta y sobra mote con huesillo y siempre nos dicen que
les gusta mucho. Otros los compran y se los
para hablar por el gremio, pese a que no es la
por tantos años hemos estado las moteras. más antigua de todas. llevan altiro, porque tenemos vasitos para
Con 30 años, dice “soy motera” con un
Lo que pasa es que acá no solo se viene orgullo que enternece y estremece. llevar. Para ellos, esto es parte del turismo, es
parte del viaje, no es solo una ‘picá’, es venir a
a comer mote, venir a servirse algo acá es La historia la conoce. “Esto empezó hace vivir parte de la historia de Chillán”.
Ha atendido a varios clientes famosos.
venir a continuar con una historia, es como como 60 años, con una señora que trabajaba En especial actores de teleseries, rostros de
en el restauran Juanito que estaba acá. Ella
hacerse parte original de una tradición que junto con la mamá de una compañera que hoy la televisión o artistas como Zalo Reyes o
hace que Chillán sea todavía más conocida es la más antigua. Y a la gente le gustaba venir Álvaro Salas que no perdonan un vasito de
mote fresco con huesillo cuando pasan por
acá a tomarse un mote fresco, con huesillo,
en otras partes. Por eso no es justo que solo debajo de los árboles. Yo empecé cuando tenía Chillán.
“Aquí trabaja pura gente de Ñuble. Algunas
se destaque a las longanizas o las artesanías como 18 años, empecé como hoy lo hacen niñas son de Coihueco, otras de San Carlos,
las niñas más jóvenes que mueven la manito
de Quinchamalí. Mucha gente se salta el para llamar a los clientes. Estaba encargada aunque la mayoría es de acá. Trabajamos ocho
de un local, y después me fui quedando y
meses al año y cuando paramos, ya al segundo
baipás solo para venir a comerse un mote”. quedando”, cuenta. mes empezamos a echar de menos. Al fi nal se
Tras 30 años aprendió que “si bien a los termina queriendo mucho esto”, revela.
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