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naveta (como un bolito con abertura al medio)
e hilo. Puede utilizarse cualquier tipo de hilos,
pero si se busca un paño más elegante se usa la
marca Anchor. La base de esto es hacer un nudo
corredizo”.
Una de las ventajas es que al ser tan pocos
elementos, es bastante más fácil de transportar
que otro tipo de tejidos.
Hoy promociona con éxito sus productos
a través de su Facebook Arte Sur Chillán. Ahí
muchos se dejan encantar con esta magia basa-
da en los nudos.

FAMILIA
Otro de los aspectos que marcan a este tipo
de actividades es que muchas veces se comparte
a nivel familiar y se transforma en un preciado
legado.
Es el caso de Andrea, quien también com-
partió sus conocimientos con sus cercanos. “Le
enseñé a mi hermana y después a mi mamá. El
año pasado me contactaron para hacer cursos
en el Dedal (cordonería) en Chillán”, cuenta
quien ya se ha convertido en un modelo a seguir
en esta expresión artística.
Quien también le ha enseñado a sus cercanos
esta actividad es Carmen López Osses, quien
aprendió en su época escolar gracias a una reli-
giosa alemana y que nunca más dejó de trabajar
con estos mágicos nudos.
“Le enseñé a mi hija y a una sobrina. Es
muy bonito, hermoso. Una casa con un Marcadores de libro. La utilidad de esta técnica es múltiple. Una de ellas
paño de Frivolité se distingue inme- es poder marcar las páginas de libros o cuadernos.
diatamente. Recuerdo que cuando
joven empecé a hacer regalitos
por lo que descubrí que tenía un
talento sin explotar”, afirma.
Hoy no solo es una fuente Obras. Los trabajos pasan por distintas creaciones,
de ingreso. También es una como lo son los colgantes y aros.
terapia y una entretención
que no puede dejar de lado.
De hecho, su compromiso es
tal con esta disciplina que ha
realizado numerosos cursos a
lo largo de su vida. “Hice clases
en la Universidad del Bío-Bío,
en el Hospital Regional y ahora
tengo clientes que son hijas de las
señoras que me mandaban a tejer
años atrás”, cuenta con orgullo.
Su trabajo ha sido tan llamativo que
incluso ha terminado fuera de las fronte-
ras nacionales.
“He hecho muchos manteles que están a
través del mundo. Hay trabajos míos en Aus-
tralia, Nueva Zelanda, Canadá y muchas partes.
Ahora trabajo de forma particular. De hecho
para Navidad una colega me encargó 20 paños
y se los hice. Ella es hija de una persona que me
mandaba a hacer trabajos antes”, cuenta con
evidente nostalgia.
Ahora sabe que el desafío es que se mantenga
esta actividad en las próximas generaciones.
“A mucha gente le llama la atención y les
gusta. Lo malo es que aún no se conoce mucho,
a pesar de ser un arte super antiguo, pues partió
en medio oriente y Marco Polo lo lleva a Euro-
pa”, cuenta de la leyenda que acompaña a estas
piezas únicas.
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