Page 15 - mujeresdenublediciembre
P. 15

Testimonio
          “Un viaje de resiliencia”







         A propósito de fin de año, de reflexiones, de agradecer y por supuesto los habituales accidentes de
                      estas fechas, invitamos a una gran mujer a contarnos su reciente historia.



                    i nombre es Magdalena Cruz
                    Morandé,  La Maida,  como
                    me llaman familia y amigos.
                    Tengo 43 años y hace casi
        M16 estoy casada con Cristián
        Ortega Valdivia, con quien tenemos 5 hijos de
        13, 12, 10, 5 y 3 años. Aunque llevo muchos
        años fuera de Chillán, siempre seré una mujer
        de Ñuble.
        Al egresar del Deutsche Schule, como mu-
        chos chillanejos, me fui a Santiago a estudiar
        Derecho en la Universidad de los Andes. Me
        titulé y trabajé en esa ciudad hasta 2009,
        cuando, con Cristián, nos casamos y comen-
        zamos una vida de constantes cambios, vi-
        viendo en diversas ciudades de Chile, desde   Sin embargo, hay cambios que son inespera-  Nunca imaginé que me pasaría algo así. Que
        el desierto de Atacama hasta la Patagonia de   dos, como el del día sábado 31 de agosto de   por la imprudencia de un borracho la vida de
        Magallanes. Cada dos o tres años, dejamos   este año. Ese día salí a las 4 de la tarde a ver a   nuestra familia cambiaría tanto. Jamás pensa-
        amistades, trabajos, colegios (mis niños ya   dos de mis hijas, que estaban en un campeo-  mos que esos tragos de más en un asado pu-
        han estado en ¡6!) y proyectos.     nato de gimnasia a una cuadra de casa. Cerré   dieran afectar a tantas personas. Sin embargo,
        Siempre nos vamos con pena de donde vi-  la puerta del condominio, y no había camina-  a pesar de los dolores físicos, de estar lejos de
        vimos, pero con esperanza de ser felices en   do diez metros cuando escuché el ruido de un   mi marido y los niños (hace casi 2 meses no
        el siguiente lugar. ¿Estamos acostumbrados   auto que iba muy rápido. Me di vuelta y vi una   nos vemos, no es fácil moverse casi 900 km
        a  tanto  cambio?  No, no  lo  estamos,  y  creo   camioneta subir a la vereda por donde yo iba.   con 5 niños, el trabajo, la casa y las activida-
        que es difícil que alguien lo logre. Pero son   Pensé: “acá me muero”. Me pegó con todo,   des escolares), solo puedo agradecer a Dios.
        cambios asumidos, que sabemos que van a   volé más de cinco metros y pasó encima de   Primero, agradezco estar viva. Nadie se expli-
        llegar, y que nos han enseñado a ver el vaso   una de mis piernas. Literalmente vi pasar una   ca que no me haya pasado nada más, ni los
        medio lleno, a disfrutar de los lugares donde   de las ruedas a veinte centímetros de mi cara.   testigos del atropello, ni los carabineros, ni los
        estamos, a conservar amigos a pesar de la dis-  El chofer era un joven de 21 años que maneja-  médicos. También agradezco haber ido sola,
        tancia y el tiempo, y sobre todo, hemos apren-  ba borracho y se dio a la fuga.  si no, la historia sería distinta. Luego, agradez-
        dido a trabajar como equipo en nuestra casa,   Un  paramédico,  ambulancia, la  urgencia  de   co todos esos cambios de ciudad, lejos de
        a “aperrar como familia”, como dicen mis ni-  Caldera, otra ambulancia, Hospital de Copia-  todos, que nos han enseñado a “aperrar como
        ños, especialmente por estar siempre lejos de   pó. Ahí se dieron cuenta de la gravedad de   familia”.
        todos y sin red de apoyo.           las lesiones. Debían operarme de urgencia   Cada familia es un mundo, y no hay una receta
        Desde el año pasado, vivimos en Caldera, una   para salvar mi pie, pero no era posible hacerlo   única que funcione para todas. Solo comento
        pequeña ciudad en la costa de la región de   en ese hospital. Me evacuaron en avión hacia   lo que a nosotros nos ha funcionado: ahora
        Atacama. Es un lugar tranquilo, sin semáforos   el Hospital Naval de Viña del Mar, donde me   veo  lo bueno de nuestra decisión  de estar
        y con un solo supermercado, donde el co-  operaron inmediatamente, me trataron una in-  100% para nuestros niños, de darles respon-
        mercio cierra a las 13 hrs y abre nuevamente a   fección grave, estuve con cámara hiperbárica,   sabilidades acorde a su edad, de enseñarles a
        las 17 hrs. Comparado con mi vida en Chillán,   curaciones, aseos quirúrgicos y una segunda   ser autovalentes, de estar en los detalles. Qué
        todo nos queda lejos. Solo para llevar a mis   operación para reconstruir mi pie.  orgullo  más  grande  ver  cómo  cumplen  con
        niños al colegio, viajamos casi 80 kilómetros.   Por la gravedad del accidente, y porque San-  el colegio y cómo se acompañan y ayudan
        Viendo el vaso medio lleno, disfrutamos de   tiago y Viña son Chile, después de casi tres   como hermanos. Y cómo no iba a ser de otra
        los paisajes del desierto, las playas escondi-  meses aún no he podido volver a mi casa. Cu-  forma, con el tremendo papá que tienen, que
        das con aguas turquesas y del desierto florido   raciones, controles con el traumatólogo y el ci-  logra que cada hora tenga más de 120 minu-
        que tuvimos como jardín este año, además de   rujano plástico, y las sesiones de kinesioterapia   tos para estar para todos. Qué alegría ver cómo
        las “clases de historia y geografía in situ”.  me han retenido entre Viña y Santiago.  el trabajo de papás del día a día da frutos.

                                                                                                                 15
   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20