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Cultura&Espectáculos
Juguetes y juegos
de las viejas
navidades
Ziley Mora Penrose.
Escritor, etnógrafo y filósofo
Chile era un país pobre y muy sobrio. Casi
nunca se daban excesos en ninguna Navidad.
Los niños –que no conocían el bombardeo
del marketing digital de tantísima oferta
de juguetes- sabían muy bien que para no
entristecerse, debían ser modestos en sus
expectativas respecto a esa noche. Porque las
familias se encargaban de educarlos en que
no se desenfocaran de lo esencial. Y esto era
la fiesta del Niño Dios, el nacimiento de Jesús
en un pesebre rodeado de animales, junto a la
adoración de los pastores. Por lo que lo más
importante era la misa de Nochebuena, los
villancicos y la estrella de Belén arriba del
árbol de Pascua. Y por cierto, la sobria cena
y desayuno con “pan de pascua”: no en vano
Beth lejem (Belén) literalmente significa
“Casa del pan”.
Los juguetes no se compraban, se hacían
con retazos. Yo mismo tenía que pintar todos
mis juguetes con pintura café y blanco porque
eran los únicos colores que le sobraron a mi
padre de la fachada de su casa. Era típico
que los profesores normalistas, durante la
asignatura de Trabajos Manuales, guiaran el
proceso de confección de juguetes. Estos se
entregaban a fin de año, justo un día antes
de la Navidad. Y de paso, los chicos apren-
díamos a cortar la madera, a tallarla, lijar,
barnizar; destrezas todas de motricidad fina.
Fabricarse los propios conejitos de madera
saltando sobre una rueda, a la que un alambre
conectaba sus patitas, era una indefinible
sensación de orgullo hacedor. O bien, poder incluso para después tejerse su propia ropa.
hacerse un acróbata de madera, a quien se
le activaban sus piruetas con solo apretarle ¡Cuántas chaquetas pudimos remodelar con
dos palitos paralelos. O procurarse el más
simple de los motores con una carretilla tanto adorno en la adolescencia!
RetroDiario
Ponen la primera piedra del Templo
Los Carmelitas de Chillán
12/12/1910
Domingo 12 de diciembre de 2021 27
de hilo vacía, a la que se le traspasaba un
elástico entorchado, sujeto a un palito en el
otro extremo. Lo emocionante, entonces, era
algo empoderador: ¡poder ser Viejo Pascuero
de sí mismo!
Las niñas se hacían muñecas de trapo.
Debían rellenar con paja un rústico muñeco
de tela. Previo a ello había que aprender a
bordar, a hacer puntadas, hilvanar bordes y
un modesto run-run. El run-run era un
mucho corte de tijeras. O bien, a fabricarse
simple botón grande traspasado por una
lana o hilo firme, que se sujetaba en ambos
extremos con los dedos. Se enrollaba y luego
se estiraba, haciendo zumbar el botón que
giraba rítmicamente según la intensidad del
estiramiento. A veces, por descuido, se enro-
llaba en el pelo, causando todo un doloroso
y divertido lío estético. Que el niño/a hiciera
con sus manos sus propios juguetes producía
una indefinible satisfacción de maravilla. Fa-
bricarse un burrito de paño y lana habilitaba
incluso para después tejerse su propia ropa.
¡Cuántas chaquetas pudimos remodelar con
tanto adorno en la adolescencia!
Hoy los video-juegos roban la infancia
feliz a un niño. Le roban la vida al aire libre.
Y se la roban porque le anulan el cuerpo
y sus cinco sentidos. Le anulan el gozo de
subirse a un árbol, correr tras un animalito
o le asfixian la alerta para liberar al niño
prisionero, ese que ha caído en una cárcel
imaginaria o “capacha”, un típico juego de
recreo en las escuelas. Me estoy refiriendo
al “Paquito librador”, donde la mitad de los
muchachitos debían correr y tocar con su mano
a la otra mitad prisionera. Obviamente los
guardianes debían impedir esta acción audaz
de muy rápida carrera liberadora. Cuando
esto ocurría, se debía gritar “Chile libreeeee”,
provocando la estampida de los encarcelados.
Siempre había un Manuel Rodríguez que con
fintas y astucia sobrepasaba a la guardia de
“paquitos” o soldados “españoles-realistas”.
Era ayudado por sus otros compañeros libres
que desarrollaban conatos de ataque para
capturar la atención de los cuidadores de la
Que el niño/a hiciera con sus manos “capacha”. Por tanto, era también un juego
de habilidad estratégica. Hoy creo que de-
sus propios juguetes producía una ben ser los padres esos guerrilleros audaces
que liberen a sus hijos -limitándoles- de
indefinible satisfacción de maravilla. las endemoniadas pantallas-cárceles. Si ya
los pobres niños se las ha destruido la libre
Fabricarse un burrito de paño y lana habilitaba respiración del oxígeno, si ya se les achican
sus pulmones con la ausencia de árboles, con
la polución, con las vacunas y las mascarillas,
al menos dénles padres -entrégale Patria- el
regalo de un ambiente de sensaciones natu-
rales. Chile aún es libre y con cielos azules
en ciertas fiestas.
colocaba la primera piedra del Padres Carmelitas Descalzos
El 12 de diciembre de 1910 se
llega a Chile en 1899 y se instala
templo Los Carmelitas, espacio en la Chillán en 1904.
que se convertiría en un impo- convento) fueron proyectadas
Las edificaciones (templo y
nente edificio de estilo neogótico,
que no pasa inadvertido, menos por el hermano Rufo de San
para quienes la conocen en su
José, siendo resultado de una
“arquitectura sin arquitectos”.
interior.
En la actualidad el ingreso Se destaca por el valor tradi-
está prohibido, a la espera que cional de la intervención de los
hermanos o frailes en el diseño
se concrete la anhelada restau-
social, las prioridades se están neogótica en Chile y reflejando
y construcción de los edificios
ración de la iglesia y convento,
religiosos, “convirtiéndose en
un anhelo que hoy está en vilo
puesto que a raíz del estallido
un ejemplo de arquitectura
estudiando. El inmueble es
la impronta en la expresión
Monumento Histórico desde
arquitectónica de la Orden de
2011, luego que el Consejo de
los Padres Carmelitas Descalzos
en nuestro país y en América
Monumentos Nacionales (CMN)
aprobó darle esa condición.
Latina”, justificó el CMN.
El emplazamiento está aso-
Historia
ciado al desarrollo histórico de
La Iglesia de la Virgen del
Carmen en Chillán es la primera
arquitectónica, en la que destacan
además, su bóveda de crucería,
de la Orden de los Carmelitas
Descalzos en Chile y se establece
los tallados del altar y confesio-
como punto de partida de las mi- Chillán. Es considerada una joya
nario, y los vitrales e imágenes
siones hacia la zona sur del país. traídas de España, aunque la
Estaba formada por sacerdotes mayor parte de los trabajos de
carmelitas y refugiados españoles construcción y adornos fueron
del Winnipeg durante la guerra ejecutados por los hermanos de
Civil Española. La orden de los esta orden.