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28 Domingo 12 de enero de 2020
C
Cultura&Espectáculosultura
Nuestro IdIoma
Carlos rEné IbaCaChE I.
MieMbro De La acaDeMia
chiLena De La Lengua
“El caso de hubo y
hubieron”
Por analogía o por extensión,
esto alcanza a otras formas donde
el verbo está presente, por ejemplo,
se debe decir había habitaciones,
“ha habido muchos casos o habrán
invitados”, respectivamente.
La pregunta es, entonces, ¿cuán-
do se usa “hubieron”, pues, cuando
el verbo haber no está usado como
unipersonal, sino en construcción
conjunta con otro verbo. Por
ejemplo: Ellos hubieron de correr
cuando les llegó la hora. En este
ejemplo haber no es unipersonal,
hecho que se demuestra con la
presencia del pronombre personal
“ellos”. No es difícil hablar con
propiedad, si nos proponemos
hacerlo. Sobre todo cuando se
trata del verbo, la palabra por
excelencia.
Las muletillas, el nombre pro-
cede de muletas, ese refuerzo de
madera o de metal en que se apoya
una persona inválida. Las muleti-
llas, en cambio, son esas palabras o
locuciones, muchas veces reiteradas
en una conversación. Se llamarán
muletillas porque en alguna medida
están expresando invalidez verbal.
Como quiera que sea en alguna
medida es molesto, desagradable y
pesado y hasta majadero escuchar
en una conversación no superior
“Ejercitar la práctica de la
lectura, desde el punto de
vista práctico enriquece el
vocabulario y los giros idio-
máticos, acostumbra el em-
pleo apropiado y preciso de
las palabras, porque ilumina
sus significados, crea el hábito
del orden mental y amplía
las ideas. Sacude la modorra
de quienes hablan mal por
pereza de hablar bien”.
a cien palabras, veinte veces, por
ejemplo, la palabra “digamos”. Es
demasiado.
Amable lector, ha escuchado
en múltiples ocasiones entrevistas
radiales, en algunas oportunida-
des se trata de personas cultas,
con formación universitaria. Sin
embargo, hasta el cansancio es o
“sea”. Muletillas corrientes son,
¿me entiende? o simplemente,
¿es cierto? ¿verdad?. Cierto, es
una manía verbal que debemos
corregir. Pero ¿cómo suprimir las
muletillas? Podría ser poniendo
cuidado, omitiendo las muletillas
y ejercitar la práctica de la lectura.
Esto último tiene desde el punto
de vista práctico, varios beneficios:
enriquece el vocabulario, acostum-
bra el empleo apropiado y preciso
de las palabras, porque ilumina
sus significados, crea el hábito del
orden mental y amplía las ideas.
Sacude la modorra de quienes
hablan mal por pereza de hablar
bien. Estimula los pensamientos,
acrecienta la cultura en la medida
que la lectura ofrece ideas nuevas
para el lector o desarrolla el gusto
estético, acostumbra al lector a ma-
tizar mejor sus pensamientos.
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Crónica de una muerte Gran Padre Dios. Te aseguro, él está contento
en el Cielo”. Ese fue el comienzo. Entonces ella
Celestial del ese Wenumapu de varios escalones
se acordó del Padre-Madre Divinos, la Pareja
muy helada y niveles que los pillan o grandes espíritus de
antes deben escalar para un día llegar a ser
estrellas del firmamento. Ella, eso aún no lo
Ziley Mora Penrose. Escritor, etnógrafo y filósofo había comprendido lo suficiente. Entonces
ella empezó a repasar, a recordar, a volverse al
antiguo saber de la tierra.
A pesar que había enterrado la küidiñ, la
“Había nacido con las orejitas blandas y placenta en un arbolito de raulí, el fino árbol,
blanquitas, casi como copito de nieve. Eso aquello no fue suficiente protección para su
ya era una mala señal…porque las madres corta vida. Desde ese día de la última marcha
pewenche de antes decían que así su vida se de Miguel sobre la nieve de Antuco, empezó
iba evaporar rápido”, me relataba Corina la a secarse totalmente. Corina guardó cada una
madre del conscripto Miguel años después de sus hojas secas con la esperanza de juntas
que ingresara al helado mundo de la muerte, devolverlas cada a año a sus raíces y así esperar
en esa noche blanca y sin fin del 2005, junto el milagro de adelantar el reverdecer de la prima-
a sus cuarenta y cuatro compañeros. En las vera. Como una enloquecida, al principio regó
calles de Los Ángeles, todas aledañas y casi y mimó al arbolito con el vano afán de ver si esa
pegadas a esa morgue donde le entregaron el agüita de sus lágrimas -mezcladas con las del
cuerpo, esa madre de la cordillera deambulaba estero Boquiamargo- reverdeciendo el arbolito,
sin consuelo buscando respuesta al dolor de pudieran darle vida a su hijo, que también como
aquella incomprensible partida de su hijo. Al el raulí ya estaba en una tumba de tierra del
principio no encontró ninguna. Tuvo que llorar, cementerio de Pitril. Tenía la remota esperanza
interrogar a los cerros con nieve, abrir biblias de que por ese acto de magia natural, volver a
ajenas, pisar iglesias, visitar a wilel,”adivinos”, ver a Miguel subiendo el cerro y juguetear con
preguntarle a las machis para encontrarla. Y su boina de soldado saltándole al lado su perro,
la experiencia fue tan removedora, el quiebre como si la boina fuera una traviesa avecilla que
tan radical, que, al cabo de 15 años de ocurrido se escapa y no se escapa. Corina sabía -lo había
el ingreso al Otro Mundo del hijo, ella en el hecho tantas veces- que cada vez que regaba o
proceso se había transformado en kimche, la alimentaba el cerezo de Nibaldo, la araucaria
más “sabia” mujer de este siglo que recuerde de Celestina o el coigüe de Clemente, siempre
el Alto Bío-Bío y la comunidad de Pitril. Al mejoraban las cosas que estaban enfrentando
principio no la encontraba por ningún lado. sus hijos. Fue inútil, tanto que su marido, más
Hasta que una pastora evangélica le dijo con débil de espíritu que el suyo, al cabo de un año
cariño: “Corina, tu hijito lo tiene abrazado el murió de pena y también quiso partir donde
Miguel. No se pudo conformar. “Yo tampoco
podía resistir su ausencia, pero mi ser de mujer
mapuche me ayudó y comencé a soñar, a tener
pewma”, nos dijo esa mañana.
Pero antes, recordó un aviso aciago, un mal
pewma que había tenido un año antes de la
Como una enloquecida, al principio tragedia. Corina se había soñado angustiada, de
frente a las aguas muy turbias y arremolinadas
regó y mimó al arbolito con el del río Queuco. “Desesperada yo soñaba que mi
manta y el caballo caían en la correntada del río.
vano afán de ver si esa agüita de Fue un presagio muy malo y allí supe que una
desgracia me venía.” Entonces ella no pudo o
sus lágrimas -mezcladas con las del estero no quiso relacionar sus símbolos con la muerte
de Miguel. Luego lo supo: el poncho era nada
Boquiamargo- reverdeciendo el arbolito, menos que la placenta y el velo o membrana
que recubre a todo recién nacido. También a
pudieran darle vida a su hijo, los que recién nacen al Más Allá.
RetroDiario Se conocieron en 1835, La chillaneja
en la casa de Isidora Zegers Carmen Arriagada García
en Talca, en medio de una nació en Chillán en 1807
fiesta de la alta aristocracia y falleció en Talca el año
Muere Carmen Arriagada, de esa localidad. La chillaneja 1888, ciudad hasta donde
Carmen Arriagada, casada en se trasladó a vivir junto a
el amor de Rugendas ese entonces con el alemán su marido en 1836.
Eduardo Gutike (un militar Su aprendizaje en Santiago
prusiano al servicio del la acercó a la literatura y esa
Gobierno chileno), quedó fue la vía de escape que utilizó
prendada del pintor Johann para mantener su romance
Moritz Rugendas, más co- en secreto con Rugendas por
nocido en Chile como Juan más de 16 años.
Mauricio, por el incansable Según su biografía elabo-
trabajo que realizó en nues- rada por el Club de Lectores
tro país intentando mostrar, de Talca (ciudad en donde
a través de sus pinturas y se ha estudiado más sobre la
dibujos, la idiosincrasia del vida de la escritora) Carmen
chileno. Arriagada, la chillaneja,
Ambos se enamoraron y integró el movimiento “Ge-
12/01/1888 comenzaron un intercambio neración del 42” y desarrolló,
epistolar casi desconocido en los salones de su casa
hasta hace algunos años, interesantes tertulias donde
cuando fueron desclasificadas se comentaba la vida política
en Chile de la mano de una y cultural del país.
publicación. Algunas de estas Especial esfuerzo hizo
cartas son custodiadas por para fundar el periódico “El
el Instituto Latinoamericano Alfa” (1848) que fue de corta
de Berlín y básicamente son duración. Lectora ávida, fue
escritos que ella le mandó a crítica de su medio cultural
Rugendas, puesto que Car- y precursora del feminismo
men Arriagada quemó lo en Chile.
que recibió por el miedo a Nunca públicamente habló
ser descubierta. El romance de su romance epistolar con
epistolar duró nada menos uno de los pintores más des-
que 16 años. tacados de la época.