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34 Domingo 28 de abril de 2019
Cultura
Cultura&Espectáculos
NUESTRO IDIOMA
¡Gánese por
aquí!
POR CARLOS RENÉ
IBACACHE
MIEMBRO
CORRESPONDIENTE POR
CHILLÁN DE LA ACADEMIA
CHILENA DE LA LENGUA
Por supuesto que esa expresión
la hemos escuchado muchísimos
años. Y lo que es más importante
la hemos obedecido. La Real
Academia Española, nos dice en
su Diccionario ofi cial (RAE),
que ganar es adquirir caudal o
aumentarlo con cualquier género
de comercio, industria o trabajo.
A esta acepción que es la pri-
mera, agrega otras ocho. La que
más se acerca es la cuarta. Llegar
al sitio o lugar que se pretende.
Por ejemplo, ganar la orilla, la
cumbre, la llanura.
Tenemos que entender, enton-
ces, que todas estas expresiones
como “gánese por aquí, me
ganaré en este lugar, etc., ade-
más, de ser una proyección de
“Tenemos que concluir
que en locuciones como
la señalada en el título de
esta nota y otras que ge-
nera esta nueva semántica
del verbo “ganar”, se ha
constituido en una voz
inédita para los estudio-
sos e ignorada por los
especialistas, pero de uso
profundo y determinante
en la comunicación oral
de nuestro pueblo. Po-
dríamos agregar que es
una voz muy popular en
Chillán”.
la cuarta acepción académica,
constituye en lo que respecta al
verbo “ganar” el equivalente a las
formas “instalarse”, “allegarse”,
“situarse” o “acomodarse” en
determinado sitio o lugar.
En nuestro lenguaje conversa-
cional es una fórmula demasiado
frecuente. Por eso resulta extraño
que no se refi eran en sus libros
a esta curiosidad lingüística
los académicos Rodolfo Oroz,
autor de la “lengua castellana
en Chile” y Pedro Lira Urquieta
en sus “Tratados, estudios sobre
vocabulario.
Tenemos que concluir que en
locuciones como la señalada en
el título de esta nota y otras que
genera esta nueva semántica
del verbo “ganar”, se ha consti-
tuido en una voz inédita para
los estudiosos e ignorada por
los especialistas, pero de uso
profundo y determinante en la
comunicación oral de nuestro
pueblo. Podríamos agregar
que es una voz muy popular
en Chillán, donde siempre la
he escuchado, pero muy pocas
veces en otros lugares donde
he vivido, como en Valdivia,
Concepción o Victoria. A lo
mejor, es un “localismo” que
identifi ca un lugar.
Vivir es resistir
Ziley Mora Penrose. Escritor, etnógrafo y fi lósofo
“¿Pero quién habla de triunfos?: el resistir lo es
todo”. No hace mucho recordaba esta consigna
del poeta Rilke, el tan lúcido Cristian Warnken,
en una inolvidable conferencia en Chillán. Vivir
es primero encontrar y luego resistir. Buscar un
motivo noble, una tarea digna y luego todo se
va en perseverar. Como lo hace un agricultor
que, a pesar de la tentación de mentir ante una
gran oportunidad de compra orgánica para
China, no lo hace y declara que sus productos
tienen grados de pesticidas. O como lo hace
aquel universitario, que se niega a participar de
fi estas con marihuana y drogas porque considera
indigno perder la conciencia, aunque sea una
vez al año. O cuando un popular personaje,
que le gusta mucho lo que hace, resiste a lo fácil
que sería ganar una candidatura porque no se
considera idóneo. O como lo vive el más viejo
de la casa, que sigue insistiendo leer en la mesa
y compra un libro en vez de un nuevo celular.
Resistir como aquel campesino de Quirihue
que nunca pide un préstamo o reclama un
subsidio estatal porque su ética es no hacerlo
jamás si no puede devolverlo aumentado. Re-
sistir como aquel ciclista belga que hace poco,
después de seis horas de agotadora carrera y de
ir rezagado y sangrando sus rodillas por una
Se trata de no abandonar la
lucha del Ser, de no traicionar la
llama sagrada y propia que nos
hace vivir, por más años de decepciones
acumuladas. Se trata de ser como el pez
Koi”.
RetroDiario
Muere el poeta y escritor Gonzalo Rojas Pizarro
25/04/2011
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últimas fuerzas en el último medio kilómetro y
rodada, no pierde el norte y arremete con sus
la gana desplazando inesperadamente a los tres
seguros ganadores. Se trata de no abandonar la
lucha del Ser, de no traicionar la llama sagrada
y propia que nos hace vivir, por más años de
decepciones acumuladas. Se trata de ser como
el pez Koi. La mitología cuenta que una escuela
de peces Koi liberó a unos cuantos en el río
Amarillo de China. El objetivo de cada uno de
ellos era desafi ar el cauce hasta alcanzar una
cascada invadida por demonios. Mientras todos
rehusaron fi nalmente superar este postrer tramo,
un último Koi se atrevió a intentar múltiples
saltos y llegar a la cima. Como recompensa los
dioses lo transformaron en dragón, símbolo de
fuerza y poder mayor, el que nació de un pez
valiente que quiso hacerlo una vez más. Un
último intento entonces pues, porque aquello
que se nos ha negado toda la vida, el fi lón de
oro, puede estar a menos de un metro. Por otro
lado, la carpa Koi se considera un símbolo de
paciencia, longevidad y abundancia. Por eso
dicen que esas carpas se parecen tanto a los
dragones, que por su virtud, al fi nal se come
al río mismo y a sus demonios.
El poeta Gonzalo Millán apela a imitar ciertos
árboles increíbles como el Koi: “Árbol de la
esperanza/creciendo al borde/del abismo/ con
la mitad/de las raíces al aire/¡Mantente fi rme!”
La exclamación ¡mantente fi rme! como nunca
hoy es imperativa: ¡Resiste, es tu deber! Resiste
a pesar de todo, a pesar de tanta difi cultad, de
tus propias fl aquezas e inconsistencias, por
favor, mantente de pie! Es el ruego que noso-
tros le hacemos a los pocos faros escondidos
de este mundo: a aquella tejedora mapuche
que, a pesar de que nunca ha sido reconocida
como “tesoro vivo” de Chile, se niega a olvidar
el antiguo diseño de un mito en su modesto
telar; a ese carabinero que sale a las cinco de
la mañana a cuidar escolares al cruzar la calle
y en la tarde pasa a conversar con los ancianos
abandonados de un Hogar, a aquel profesor
que nunca pierde su conciencia de formador
por más que lo insulten unos apoderados des-
lenguados, lo juzgue mal su empleador porque
no ha fi rmado antes de las seis, sino después
porque atendía a unos padres alcoholizados, y
además en casa debe lidiar con un hijo rebelde
que ha caído en la cárcel por microconsumo.
Ellos mantienen la decencia y la dignidad de
este mundo. Por ellos, por estos justos, el Señor
de los Destinos aún no destruye totalmente
este Sodoma y Gomorra en que esta polis se
ha convertido.
Gonzalo Rojas Pizarro nació 1952 y 1973 fue profesor ti-
el 20 de diciembre de 1916 en tular en la Universidad de
Lebu y muy niño su familia se Concepción de las cátedras
traslada a Concepción, tras la de Literatura Chilena y Teoría
muerte de su padre cuando Literaria del Departamento de
tenía apenas seis años. Entró Español. En 1953 funda las Es-
al Seminario Conciliar que cuelas de Temporada de dicha
abandonaría en 1934 para viajar casa de estudios y entre 1958
a Iquique y estudiar en el liceo y 1962 organiza los históricos
de la localidad. Ahí comenzó primeros Encuentros de Escri-
a colaborar como columnista tores de Chile y de América y
con el periódico El Tarapacá las Escuelas Internacionales de
y gana el primer lugar de los Verano. Después del triunfo de
Juegos Florales con un poema la Reforma Universitaria, en
de su autoría. 1968, es elegido para el cargo
En 1936 regresa a Concep- de vicerrector de Extensión y
ción y entra al Liceo de Hom- Comunicaciones.
bres para cursas su último año. El golpe militar lo encontró
Ahí funda la Revista Letras. En en China, trabajando para el
1937 ingresa a estudiar Derecho Gobierno del Presidente Allen-
a la Universidad de Chile, no de. La Junta Militar le impide
obstante al año siguiente se el regreso a Chile y Rojas se
trasladó al Instituto Pedagógico radica en Alemania, Venezuela
para estudiar Literatura. y Estados Unidos.
En la capital trabajó en la En 1994 decidió regresar a
Revista Antártida, en el Colegio Chile y radicarse en Chillán
Alemán y en el Liceo Eduardo junto a su segunda esposa Hilda
de la Barra de Valparaíso. Ahí May. Falleció el 25 de abril de
fue parte de la fundación del 2011 y sus restos descansan
Instituto Pedagógico. Entre en la ciudad.