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26   Domingo 12 de febrero de 2023                                                                                           www.ladiscusion.cl

           Cultura




           Homenaje al primer bombero de mi pueblo






                                           Ella confiesa que lo primero que                                                        de noche, todos sentíamos como su
                                         le atrajo fue su verde uniforme en                                                        mamá lo regañaba duro por de nuevo
                                         aquel desfile de Fiestas Patrias.                                                         llegar con sus zapatos estropeados y
                                         Luego serían sus firmes valores                                                           su ropa hecho trizas por las atajadas.
                                         de bondad, respeto total y cariño                                                         Pero igual al otro día, le horneaba
                                         incondicional hacia ella y sus dos   Carlos Sepúlveda Lagos vio la muerte cerca           varios panecillos para que Carlitos
                                         hijos. Así comenzaron los 47 de años                                                      en el entretiempo “alimentara a su
                                         de matrimonio de Regina con Carlos,  una agobiante tarde cuando el carro de los           equipo”.
                                         los mismos que su marido lleva de                                                          Carlos Sepúlveda Lagos vio la
                                         voluntario de 1ra Cía de Bomberos de  bomberos de Coihueco -tal como hoy ocurre           muerte cerca una agobiante tarde
                                         Coihueco.  Porque cuando este por   hoy- fue a auxiliar a los de Quillón, en un           cuando el carro de los bomberos de
                                         primera vez estrenaba esos blancos                                                        Coihueco -tal como hoy ocurre hoy-
                                         pantalones, su pobre Compañía de   voraz incendio forestal. Ese día dos veces les         fue a auxiliar a los de Quillón, en un
                                         unos 30 voluntarios, apenas apagaba                                                       voraz incendio forestal. Ese día dos
                                         incendios con baldes, mangueritas   encerró el fuego, primero contra una pared            veces les encerró el fuego, primero
                                         domésticas y rogando que una vieja                                                        contra una pared cuando intentaba
                                         y oxidada “llave hechiza” abriera los   cuando intentaba proteger un hogar y así          proteger un hogar y así evacuar
                                         grifos del agua. Iban casi sin herra-                                                     moradores: las llamas pasaron por
                                         mientas, ni botas, cascos o hachas.  evacuar moradores: las llamas pasaron por            encima del carro. Y la segunda, en

                                         Hoy es el bombero en actividad más                                                        un camino lleno de humo cuando de
                                         antiguo, porque es el único “viejo” que  encima del carro”.
           Ziley Mora Penrose            su esposa aún apoya que salga a los                                                       improviso cambió el viento. Llamas
                                                                                                                                   y humo por los cuatro costados. No
           Escritor, etnógrafo y filósofo  tan peligrosos llamados del cuartel.                                                    le quedó más que ponerse una toalla
                                         Los otros dos o tres compañeros que                                                       mojada en la cabeza, tomar un cable
                                         aún quedan, sus esposas les tienen                                                        con electricidad que bloqueaba el
                                         prohibido el servicio a riesgo de su                                                      camino y sin visión casi, retroceder
                                         salud. Ella es distinta, porque en el                                                     el carro y cruzar la tromba de humo.
                                         origen de su amor estaba el heroísmo                                                      Apenas a salvo, casi asfixiados, en un
                                         que la deslumbró: “mi marido puede                                                        claro sus compañeros les auxilian con
                                         perder la vida si hoy se cayera de                                                        agua. Desmayados los más jóvenes,
                                         una escala al cemento”. Porque en el                                                      Carlos se afloja el caliente traje,
                                         origen estaba la admiración, estaba                                                       descansa un poco y se va a luchar
                                         su actitud, su generoso corazón de                                                        contra otro foco. Justo lo que ahora
                                         salvar lo que la desgracia arrebata.                                                      hacen cientos de sus colegas por
                                         Como esa misma endeble escalera                                                           todo el centro-sur de Chile. Y ese
                                         de madera, que Carlos improvisó                                                           día habría más. Al ver unos perros
                                         cuando escaló los seis metros para                                                        amarrados y al dar la vuelta para
                                         poner unos vidrios en mi casa que                                                         liberarlos, el aterrador ruido del
                                         hizo trizas un temporal. O como                                                           fuego casi encima, los encajona de
                                         cuando su hijo David alertó a los                                                         nuevo en el angosto camino. Allí,
                                         voluntarios para que salvaran mi                                                          esos jóvenes lloraron de miedo luego
                                         casa de un incendio que ya consumía                                                       de salvarse de milagro. Pero quizá
                                         tres mil libros en mi bodega.                                                             más duro fue cuando en otra oca-
                                           Ese día el capitán Carlos no pudo                                                       sión llegan apenas para rescatar un
                                         llegar. Pero sí llegaba puntualmente                                                      cuerpo humano calcinado. O aquella
                                         en la infancia, hace 55 años, cuan-                                                       vez en que vieron hecho cenizas su
                                         do todas las tardes nos salvaba                                                           amada escuela...
                                         del incendio de las derrotas: él se                                                        Carlos hoy jubilado, va a todas partes
                                         ponía al arco y arriesgaba el pellejo                                                     con su amada nietecita Monserrat de
                                         deteniendo los pesados balonazos                                                          la mano. Trabajó toda una vida como
                                         que le lanzaban los contrarios a                                                          dependiente de un almacén donde
                                         nuestro amado equipo infantil: “Los                                                       repartió el agua fresca de su sonrisa
                                         Laguneros”. Cuando sentía nuestro                                                         a todos a quienes atendía. “Yo soy de
                                         silbido -y tal como hoy escucha las                                                       agua, mi Compañía de rescate es
                                         sirenas del cuartel- muy presto ese                                                       de agua, por eso cuando me muera,
                                         delgado arquerito, cruzaba un zarzal                                                      deseo me velen en el cuartel. Luego
                                         que lo separaba de nuestra humilde                                                        que ellos me entierren de noche, bien
                                         potrero-cancha y se ponía a defen-                                                        mojado el ataúd y mi sepultura…”
                                         der la última valla. No le importaba                                                      Vocación inequívoca, fidelidad ab-
                                         gastar sus únicos zapatos plásticos                                                       soluta a lo que ama en vida sin paga
                                         con tal que ese envenenado pelotazo                                                       alguna, tal como la que ya muestra
                                         no alegrara la caldera del equipo de                                                      Monserrat en su gusto por las letras,
                                         “Los Osos”, esos que tenían unas muy                                                      las que remarca a fuego en el papel
                                         tiesas botas como chuteadores. Ya                                                         de su cuaderno.
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