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26 Domingo 24 de abril de 2022 www.ladiscusion.cl
Cultura&Espectáculos
Ciclismo sin que nos entregáramos a la indolencia de no
luchar por lo que amábamos. Decidimos en-
tonces, un caluroso miércoles 14 de noviembre
y bajo el parrón de nuestra casa, fundar un
Club. Es decir, hacer algo insólito en un pobre
pueblo marginal de provincia. Creamos, a pura
voluntad el “Club Ciclismo Coihueco”. Quizá,
bicicletas ni tricotas: admirando la increíble carrera “Vuelta a Los
Andes”, y saber que en Chillán había clubes
a pura pasión a Chile”. Pero había un solo problema que
profesionales que participaban en la “Vuelta
determinamos que no lo fuera: ninguno de
nosotros tres, los fundadores, ¡tenía bicicle-
ta! “No teníamos nada y queríamos hacerlo
todo”, tal como escuchábamos en la radio a
un dirigente. Solo queríamos correr y llenar
de gloria y entusiasmo a la gente del pueblo
que pudiera tener un atisbo de alegría sana y
Ziley Mora Penrose. festiva el domingo después de misa, la única
Escritor, etnógrafo y filósofo distracción fuera del duro trabajo.
Ante las carencias, para las tricotas de
competencia, les pedimos unas poleras strech
oviembre de 1973. Chile vivía apretadas y en desuso, a nuestras hermanas
riguroso toque de queda mucho y les pegamos unas letras recortadas de un
más estricto y peligroso que mantel plástico y roto de nuestra madre.
cualquier estado de excepción Pronto, el único taller de reparaciones de
Nde hoy. Calles más bien vacías cycles aportó con el préstamo dominical de
donde corría el miedo a que los militares - dos bicicletas. Y un regidor (concejal) de la
con bala pasada en sus fusiles- no quisieran comuna (Emilio Herrán), decidió apoyarnos
entender una explicación. con su camioneta en la organización de las
Todos encerrados en sus casas desde muy carreras públicas. Nuca se había visto más
temprano. Una época en donde parecía que griterío de la chiquillada en fiesta, arriba de
se habían terminado los sueños y los deseos ese vehículo: quedaban roncos estimulando
de vivir, crear y expandirse en miles jóvenes. a sus ciclistas
Habían terminado la creatividad musical, Caso aparte era la actuación increíble del
deportiva, artística de una generación que joven pedalero Walter Mora. En la primera
recibía un mazazo a sus expectativas de fu- carrera provincial y “seria” (la cubrían los
turo. Época en donde, además, sin disponer medios de prensa como La Discusión) el 13
de teléfonos, computadores y sin ninguna de diciembre debutábamos en sociedad. Pero
exportación china o japonesa barata, se le la mayoría del público sonreía con disimulo
sumaba una enorme pobreza y carencia de ante lo estrafalario de las bicicletas “huasas”
recursos para las mínimas necesidades. Nin- coihuecanas. Este ciclista se presentó a correr
guno de nosotros, por ejemplo, muchachos del una “Prueba a Recinto”, arriba de una pesada
Liceo de Hombres o de la Escuela Industrial y antigua bicicleta de mujer que le consiguió
que a diario viajábamos desde Coihueco a a su vecina Juanita Gutiérrez. Tenía el sistema
Chillán, teníamos siquiera un reloj para es- de varilla en los frenos, dinamo, parrilla y un
perar la micro o ropa de lluvia. Tanto la era amplio foco delantero. ¡Que podía hacer ese
digital como las tiendas de segunda mano pobre chico frente a los “profesionales” como
estaba todavía lejos. Pero había ganas, deseo, los Rosales, los Améstica, los Gacitúa, esas
pasión y espíritu. No teníamos nada y queríamos “madres” con flamantes bicicletas de aluminio
Y fue ese espíritu el que nos llevó a correr y frenos Legnano! Pues bien, Walter Mora,
contra el destino. Para superar el marasmo hacerlo todo”, tal como en “la chancha”, en “el catre de la Juanita”,
de la falta de motivaciones, en nuestra casa, le sacó más de doce minutos a las estrellas
nosotros, los tres hermanos, más unos pocos escuchábamos en la radio a un de los clubes Fernández Vial o al “Fenix”,
jóvenes campesinos de Roblería (los Galdámez) llegando a la meta con los frenos de pastilla
y el muchacho que trabajaba de cantinero dirigente. Solo queríamos correr y llenar de que hasta trababan la rueda delantera. Ídolo
en la cantina “Tía Fina”, Cayo Molina, nos que desató el carnaval jamás visto antes. Solo
rebelamos a la inercia, la desmotivación y la gloria y entusiasmo a la gente del pueblo comparable cuando su hermano Pedro Mora
pobreza. Luego se le sumarían los hermanos le ganó sobre la línea a él y a Cayo.
Rubio y otra variada chiquillada la que después que pudiera tener un atisbo de alegría sana y Y hoy, cuando todo se puede comprar
motivaba a la gente a vitorear en masa el paso ¿Dónde quedó la fuerza del espíritu de los
de los ciclistas en competencia. No podía ser festiva. jóvenes?
RetroDiario el 20 de diciembre de 1916 en 1952 y 1973 fue profesor ti-
Gonzalo Rojas Pizarro nació
tular en la Universidad de
Lebu y muy niño su familia se Concepción de las cátedras
Fallece en Santiago el poeta y traslada a Concepción, tras la de Literatura Chilena y Teoría
muerte de su padre, cuando
Literaria del Departamento de
escritor Gonzalo Rojas Pizarro tenía apenas seis años. Entró Español. En 1953 funda las Es-
cuelas de Temporada de dicha
al Seminario Conciliar que
casa de estudios y entre 1958
abandonaría en 1934 para viajar
a Iquique y estudiar en el liceo y 1962 organiza los históricos
primeros Encuentros de Escri-
de la ciudad. Ahí comenzó a
25/04/2011 Juegos Florales con un poema la Reforma Universitaria, en
colaborar como columnista
tores de Chile y de América y
con el periódico El Tarapacá
las Escuelas Internacionales de
Verano. Después del triunfo de
y gana el primer lugar de los
de su autoría.
1968, es elegido para el cargo
En 1936 regresa a Concep-
de vicerrector de Extensión y
ción y entra al Liceo de Hom-
Comunicaciones.
El golpe militar lo encontró
bres para cursar su último año.
en China, trabajando para el
Ahí funda la Revista Letras. En
1937 ingresa a estudiar Derecho
Gobierno del Presidente Allen-
a la Universidad de Chile, no
de. La Junta Militar le impide
obstante al año siguiente se
radica en Alemania, Venezuela
trasladó al Instituto Pedagógico
y Estados Unidos.
para estudiar Literatura.
En 1994 decidió regresar a
En la capital trabajó en la
Chile y radicarse en Chillán
Revista Antártida, en el Colegio el regreso a Chile y Rojas se
Alemán y en el Liceo Eduardo junto a su segunda esposa,
de la Barra de Valparaíso. Ahí Hilda May. Falleció el 25 de abril
fue parte de la fundación del de 2011 y sus restos descansan
Instituto Pedagógico. Entre en la ciudad.