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Cultura&Espectáculos
Voy lento porque
tengo prisa
Ziley Mora Penrose.
Escritor, etnógrafo y filósofo
Vidas jóvenes sacadas de la carretera del
vivir por ir demasiado veloces en el camino.
Habitualmente mareados por el alcohol y
por el vértigo de la velocidad, se estrellan
imprevistamente con la muerte. O estrellan
a otros, a quienes nada hacía presagiar que
esa tarde se encontrarían de frente con la
puerta final. Estas escenas se repiten semana
a semana, particularmente en varios sectores
de Ñuble como la ruta Coihueco-Chillan-
Yungay-El Carmen, etc. ¿Por qué uno corre?
¿Qué busca un automovilista con la manía de
adelantar a otro, máxime si va por un camino
rural, lleno de verde paisaje y todavía con
elementos para recrear la vista y el espíritu?
Nadie piensa que por ese estúpido placer de
correr en un auto recién comprado, si queda
vivo, se podría pasar todo el resto de la vida
avanzando lento en una silla de ruedas porque
se partió la columna.
A veces, por no entender a la buena, la vida
“por las malas” nos obliga aprender la lección
fundamental: vivir es apreciar, agradecer y
valorar. Pero esto solo es posible desplazándose
a velocidad baja o a ritmo suficiente para ob-
servar a fondo, valorar y gozar de lo observado.
Es decir, avanzar a ritmo humano, suficiente
para generar la reacción física o mecánica
que corresponda cuando un imprevisto se
nos atraviesa en el camino.
A veces ese imprevisto es un animalito
salvador, una gallina que se cruza, un perrito
juguetón, o una vaquita caprichosamente echa-
da justo en medio de la ruta. ¿Por qué afirmo posible desplazándose a velocidad baja o a ritmo
y digo que puede ser “salvador”? Porque si se
trata de un ser vivo de la naturaleza, lo que se suficiente para observar a fondo, valorar y gozar de
nos cruza siempre será un aviso, siempre una
señal de que hay que disminuir la velocidad lo observado. Es decir, avanzar a ritmo humano”.
RetroDiario
Declaran Monumento Histórico
Nacional a la Capilla San Juan de Dios
17/11/1972
Domingo 14 de noviembre de 2021 29
porque algo muy importante vamos a enfrentar
en los próximos metros o kilómetros.
Todo ello nos lleva a las preguntas: ¿adónde
queremos llegar que esa velocidad que llevamos
es tan importante? ¿Qué clase de premio tan
especial resulta impostergable porque nos
espera justo a esa hora en el lugar de llegada?
¿O de verdad ya quiero provocar que este corto
viaje adelante mi hora y destino final? Es decir,
estas preguntas nos remiten directamente a
otras: ¿De qué estoy huyendo? ¿Qué clase de
vida equivocadamente estoy buscando y que
como no la encuentro la acelero, huyendo de
mi mismo con el pie a fondo? ¿Qué clase de
personas queremos ser? ¿A qué nos aferramos
cuando percibimos que no hay salida posible?
¿Cómo es el mundo en el que anhelamos
vivir? Preguntas claves para estos tiempos
de confusión y prisa, donde la velocidad, las
apariencias y la angustia constante que acom-
pañan el vivir, impiden la pausa y la reflexión
acerca de lo que de verdad importa.
Grandes regalos nos llegan cuando vamos
a nuestro propio ritmo. Viajar por la vida
pensando en el propio viaje y no fijarse en el
viaje de los demás, tiene grandes ventajas. Uno
no se mete en carreras ajenas, no se engancha
con lo que hacen o no hacen los otros o con
el estresante y febril ritmo de los otros.
Al dejar uno de mirarse como los demás
nos pueden mirar y solo centrados en la
propia opinión que uno tiene de sí mismo,
uno recupera su ser. Porque si viajamos sin
compararnos con nadie, pronto llegan la auto-
valoración, la autoconfianza, el sentirnos como
un ser humano digno, sabio, bello, poderoso,
creativo. Y todo esto vendrá porque andamos
lentos y atentos por este mundo.
Viajar así nos permitirá ver aspectos de la
realidad que otros no ven. Por ejemplo, ob-
servar la maravilla de unas flores primero, y
unas frutas después, que algunos árboles de
la orilla no se cansan de ofrendar al viajero
que bien observa, al automovilista que agra-
dece el don de estar vivo como ese mismo
árbol en flor.
En vez de que nos obliguen a detenernos en
A veces, por no entender a la buena, un quirófano por terribles cirugías de urgencia,
mejor autodetenernos voluntariamente, para
la vida ‘por las malas’ nos obliga que -dejando al costado de la ruta nuestra
soberbia rugiente a 150 kms./hora- admirar
aprender la lección fundamental: vivir y hasta acariciar a esa vaquita, echada allí de
puro contenta, que además nos está avisando
es apreciar, agradecer y valorar. Pero esto solo es acaso de un peligro mayor que ya se avecina.
¿Y por qué no mejor poner nuestra rodilla en
tierra, a la misma altura de la vaquita para
celebrar su gozo? Porque, recuérdalo de nuevo,
querido automovilista: vivir no es presumir tu
coche sino que es apreciar, agradecer y valorar
ese auto precioso que eres ¡tú mismo!
recido en el Diario Oficial el 17 entregado a la administración
Por Decreto Ley 17.813, apa-
El hospital fue construido y
de noviembre de 1972, bajo el de los hermanos de la Orden
Gobierno de Salvador Allende, Hospitalaria de San Juan de
Dios y su fundador fue el
se declaró Monumento Nacional
la parte que quedaba en pie, chillanejo fray José Rosauro
de lo que fuera el Hospital San
Acuña. Los hermanos se retira-
Juan de Dios, de Chillán. Esto,
ron en el año 1867 y el recinto
con el objeto de resguardar una pasó a ser atendido por las
infraestructura que ha soportado religiosas francesas Hermanas
terremotos, intemperie y el im-
de la Caridad y la capilla por
se emplaza la capilla ubicada en de 1874 y es de adobe. La ca-
los Padres Lazaristas, venidos
placable paso del tiempo.
también de Francia.
La primera construcción del
La construcción actual data
Hospital San Juan de Dios, donde
pilla se levantó para acoger los
la Avenida O’Higgins de Chillán,
data del decreto oficial del 22
servicios religiosos dentro del
de febrero de 1791, lo que dio
antiguo hospital, destruido por
término a una larga tramitación
el terremoto de 1939. El terre-
de vecinos y autoridades por
moto del 2010 generó graves
daños en la estructura. A pesar
contar con un recinto de salud.
que las autoridades anunciaron
El documento fue firmado por el
gobernador Ambrosio O’Higgins,
y fue el cuarto hospital en su
restaurada a través de recursos
tipo creado en Chile. Un vecino
regionales, la iniciativa se aplazó
de la ciudad, José Gambino,
debido al giro que tomaron los
impulsó en 1786 la obra de el año 2019 que la capilla sería
recursos del Estado en el marco
fundar en Chillán este hospital de la crisis sanitaria provocada
de caridad. Más tarde logró el por el Covid-19. Este 2021 se
apoyo de la comunidad y de las informó que el proyecto será
autoridades para hacer realidad retomado por el Gobierno Re-
este anhelo. gional de Ñuble.