Page 3 - Edición Marzo Revista Agro
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LA DISCUSIÓN
LA D ISCUSI Ó N
Marzo 2021
Marz o 2021
Editorial
Reducir la
Ñuble, como región agrícola por incertidumbre en
excelencia, tiene en el agua a su
principal aliada, pero a la vez, a torno al agua
su principal amenaza. Por ello,
No cabe duda que el agua es el principal insumo de la agricultura.
es clave seguir avanzando para En el negocio agrícola, el agua es, junto a la tierra, el activo más
reducir la incertidumbre en cuanto valioso, sin embargo, la megasequía que afecta a la zona central
a su disponibilidad y a su gestión, y hace más de una década ha disminuido ostensiblemente su
disponibilidad, obligando a esta actividad a adaptarse, a invertir en
así, finalmente, dejar atrás el rezago tecnificación de riego para hacer más eficiente el uso del recurso,
económico. a explotar los acuíferos subterráneos, a diseñar y ejecutar obras
de almacenamiento, e incluso, a acudir a la biotecnología para
desarrollar variedades resistentes al estrés hídrico.
Dada la alta variabilidad climática asociada al calentamiento global,
la zona central no tiene el agua asegurada, por lo que la incertidumbre
y el riesgo son los conceptos que mejor definen la actividad agrícola,
donde paralelamente, en estos últimos diez años, se ha profundizado
el proceso de reconversión a la fruticultura, incrementando la demanda
por este recurso.
En ese contexto es que el Estado de Chile ha definido políticas y
programas que apuntan, por un lado, a promover la adaptación de la
agricultura al cambio climático, y por otro, a implementar medidas de
mitigación de sus efectos, entre ellos, el mentado plan de embalses, el
que si bien tiene priorizados tres proyectos de la región de Ñuble, ninguno
de ellos se ha concretado hasta ahora.
Y es que contar con obras de almacenamiento de agua puede ser más
relevante que tener seguros, dirán los expertos, así como también invertir en
eficiencia, vale decir, aumentar la utilización de riego tecnificado, incorporar
tecnologías de apoyo a la gestión del agua y revestir más canales para
reducir pérdidas en el transporte, entre otras medidas.
En la región de Ñuble, sin embargo, todavía hay vastos terrenos agrícolas
de secano que deben ser incorporadas al riego, un paso clave para mejorar
la calidad de vida de miles de agricultores y reactivar la economía, pero ese
desafío no se puede emprender sin agua.
Al respecto, se valoran los esfuerzos de la Comisión Nacional de Riego, de
la Dirección de Obras Hidráulicas y del Gobierno Regional por contribuir a la
incorporación de tecnologías en el riego, pero también por las inversiones para
sumar más hectáreas al riego, como por ejemplo, las llamadas áreas “blancas”
del sistema Laja-Diguillín.
De igual forma, se debe destacar el trabajo en la gestión del agua y particularmente
la búsqueda de soluciones innovadoras al problema de la escasez, como la
investigación en materia de recarga de acuíferos subterráneos, una técnica de la
que poco se sabe, pero que podría ofrecer una alternativa de menor costo, más
rápida y con menos impactos ambientales que los grandes embalses.
En este escenario de cambios, un elemento que ha introducido mayor incertidumbre
ha sido la discusión legislativa de la reforma al Código de Aguas, cuyas eventuales
nuevas disposiciones podrían ponerle un freno al dinamismo que exhibe la agricultura
en la región, sin ofrecer soluciones reales a la escasez hídrica. A ello se añade la
preocupación por lo que significará la discusión sobre el estatus del agua en la futura
Constitución Política, donde se teme que algunas posturas se terminen plasmando en
la Carta Magna, rigidizando la gestión del recurso.
Ñuble, como región agrícola por excelencia, tiene en el agua a su principal aliada, pero
a la vez, a su principal amenaza. Por ello, es clave seguir avanzando para reducir la
incertidumbre en cuanto a su disponibilidad y a su gestión, y así, finalmente, dejar atrás
el rezago económico.
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