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LA DISCUSIÓN Opinión
NOVIEMBRE 2021
Las seis barreras que frenan la inclusión
digital en la ruralidad
omo en otros sectores de la economía, el conocimiento y las
tecnologías son clave para explicar el desarrollo reciente de la
agricultura. También son centrales para enfrentar los desafíos que
se ciernen sobre los sistemas agroalimentarios y para impulsar
Cel desarrollo sostenible.
La revolución tecnológica a la que asistimos está asociada a la disponibilidad
de equipamientos, herramientas y sistemas aplicados a los procesos de
producción, transformación y comercialización. Todos esos factores impactan
todas las actividades económicas y la agricultura no es ajena a esos procesos.
Los beneficios potenciales que ofrece la digitalización de la agricultura son
cuantiosos, pero su expansión en América Latina y el Caribe marcha a ritmo
apenas incipiente debido a seis barreras:
1. Problemas de infraestructura reflejados en una brecha de 34 puntos
porcentuales de diferencia entre la conectividad urbana y rural. Sumando 24
países de la región, unos 80 millones de habitantes de la ruralidad carecen de
acceso a conectividad de calidad.
2. Restricciones de acceso y asequibilidad de las tecnologías, servicios y
Manuel Otero dispositivos, en comparación con los países desarrollados, entre los países
Director general del de la región y al interior de estos entre el ámbito urbano y rural.
3. Déficits en la promoción y regulación del sector que redundan en escasez
Instituto Interamericano de planes de estímulo a la digitalización.
de Cooperación para la 4. Limitaciones en el desarrollo de habilidades digitales en la población
Agricultura (IICA) rural por los obstáculos en el nivel educativo (en la región solo el 17,1% de la
población rural cuenta con aptitudes digitales específicas).
5. Distancia entre las tecnologías y su ajuste a los contextos de aplicación
(diferencias culturales, lingüísticas, de habilidades que limitan su adopción).
6. Mujeres y jóvenes rurales rezagados en mayor medida de los beneficios
de las tecnologías.
Los obstáculos muestran que facilitar el acceso a las tecnologías es una
condición necesaria y básica para una transformación de envergadura de los
sistemas agroalimentarios y la ruralidad. Pero universalizar el acceso no es
suficiente. Se requiere también impulsar la formación en habilidades digitales
para desarrollar capacidades que permitan a sus usuarios un salto cualitativo.
Por eso, reducir las brechas digitales de acceso y en el uso y apropiación de
las tecnologías en los ámbitos rurales debe ser prioridad para el diseño de
políticas.
Un uso intensivo y dúctil de las tecnologías tiene una enorme potencialidad
para tornar más eficientes, inclusivos y sostenibles los procesos productivos
y los servicios públicos y privados, abona una mejora de la productividad y
la calidad de los productos y servicios, promueve oportunidades de empleo
y la formación en el medio rural y amplía las posibilidades de conocimiento,
todos factores clave para alcanzar un desarrollo sostenible y robustecer los
sistemas agroalimentarios.
Nos enfrentamos a una urgente y gran tarea que requiere una amplia
coalición entre estados, la cooperación internacional, el sector privado y las
organizaciones de la sociedad civil.
Nos unen objetivos imprescindibles para la construcción de un capital social
inestimable: conectar a la ruralidad y preparar a su población para un uso
intensivo e inteligente de las tecnologías, construyendo puentes sustentables
entre los sectores rurales y urbanos.
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