Page 34 - 2019

34 Domingo 13 de enero de 2019
Cultura
Cultura&Espectáculos
NUESTRO IDIOMA
Adjetivos
étnicos,
nacionales o
gentilicios
POR CARLOS RENÉ
IBACACHE
MIEMBRO
CORRESPONDIENTE POR
CHILLÁN DE LA ACADEMIA
CHILENA DE LA LENGUA
Así se llaman los que denotan
la raza, nación o gente, o sea la
procedencia de las personas, a
quienes se clasifi can por la raza,
nación o lugar, respectivamente.
La formación de los gentilicios
es, por demás caprichosa, como
podemos advertirlo a través de
esta nota. Dominan en su no-
minación el criterio académico
o la tradición o costumbre de
quienes crean o proponen el
gentilicio.
De los cientos o miles de
gentilicios vigentes, apreciemos
algunos: argelino es de Arge-
lia; afgano es de Afganistán;
bordelés, de Burdeos; belga,
de Bélgica; sardo, de Cerdeña;
chipriota de Chipre; marroquí
de Marruecos; moscovita, de
Moscú; fl uminense de Río de
Janeiro; santiaguino, de Santiago
de Chile; santiaguero, de San-
tiago de Cuba; Santiagueño de
Santiago del Estero y santiagués,
de Santiago de Compostela; fi nés
o fi nlandés de Finlandia; danés
de Dinamarca.
En este brevísimo listado se
notan las diferencias, entre los
impuestos por la tradición de
sus pueblos o los sugeridos por
las Academias de la Lengua, que
cada pueblo o nación dispone.
Un ejemplo claro lo ofrece Chi-
llán. La Real Academia Española
(RAE), anotó en la página 645,
de su Diccionario oficial, lo
siguiente: “chillanejo, ja, adjetivo
despectivo, chillanense u.t.c.s.
Chillán, capital de la provincia
chilena de Ñuble” (aún no era
Región, cuando se editó el
diccionario). Esta califi cación
de “despectivo” fue motivo de
discusiones muy diversas. Pero lo
cierto es que la terminación “ejo
o eja” tiene esa califi cación. Lo
demostró el rector fundador de
la Universidad de Concepción,
don Enrique Molina Garmendia,
quien en una larga polémica en
el diario “El Día”, que funcionaba
en Chillán en 1900, discutieron,
don Enrique, defendiendo chi-
llanense y su contradictor, un
distinguido abogado y lingüista
con residencia en Chillán, quien
defendía “chillanejo”. Después
de una larga controversia, el
profesor, fi lósofo y rector uni-
versitario decidió terminarla,
cuando en su última comuni-
cación le expresó: señor, hasta
aquí llegamos, porque su último
“artijulejo” no me gustó.
Transcribí toda esta controver-
sia en mi revista “Cauce Cultural”
de hace años. No vale la pena
repetirla, porque se impuso la
tradición. De todas maneras,
yo que estoy escribiendo estas
crónicas, con el respaldo de la
Academia, tengo que acogerme
a la verdad gramatical, que
anota la Academia. Por lo tanto,
seguiré usando “chillanense” en
mis escritos particulares.
Fuimos bandidos
explotadores de indios
Ziley Mora Penrose. Escritor, etnógrafo y fi lósofo
¿De dónde nos viene nuestro mal vivir, el
abandonar los perros, echar basura, la tendencia
al vandalismo, al robo, la estafa al Fisco con “palos
blancos”, la fealdad y a burlar las leyes, tan presente
en las noticias del día a día? ¿Por qué no tenemos
las cárceles vacías como en Holanda, sino todo lo
contrario? Una respuesta está en nuestra historia
y en la liviandad de cascos éticos propios de una
costumbre colonial.
El chillanejo historiador jesuita, Miguel de
Olivares, sostenía en su obra que a mediados del
siglo XVIII, los bandidos agavillados alcanzaban
a más de 12.000, sumando más habitantes que la
propia Chillán, causando el terror y el desconsuelo
en el minifundio. Compartimos plenamente
la visión del historiador Marco Aurelio Reyes,
que en su próxima obra en co-autoría nuestra
afi rma: “La inestabilidad de la vida social y la
condición activa de perifrontera, determina
la constitución irregular de las familias por
un intenso aparejamiento, amancebamiento
y barraganismo. Las relaciones anormales se
convierten en normales, por lo cual al interior
de Ñuble se vive en la inseguridad más absoluta
abonando la intensidad del bandidaje, hábitat de
desplazados sociales, campesinos rebelados de
Un promedio de 100 soldados eran
autorizados para viajar a Santiago,
en la búsqueda de caballos, víveres
y sirvientes. Muchos de ellos se dedicaban a
practicar el pillaje y asalto en los campos”.
RetroDiario
Muere Carmen Arriagada, el amor de Rugendas
12.01.1888
www.ladiscusion.cl
Según el sólido Góngora, para quienes cir-
la explotación y el abuso”.
culaban por los campos de Ñuble desde el siglo
XVII en adelante, solo existían dos opciones:
“la mendicidad, como asimilación pacífi ca de
su condición de tal, o el bandolerismo como
expresión agresiva de descontento y rebeldía”.
Era una endemia de Ñuble a Colchagua. El cua-
trerismo siguió siendo un azote en el siglo XX, y
según datos policiales del siglo XXI, el abigeato
sigue siendo el delito más frecuente en el mundo
rural de Ñuble. En 1602, con la creación del Real
Ejército de La Frontera de Chile, con tropas tipo
“hueste”, fue otra de las causales en la población
del pillaje y el cuatrerismo en estos campos del
Chile central. Reyes Coca nos ilustra: “el impuesto
del “Real Situado” no permitía cubrir los gastos
para sostener 2.000 soldados profesionales.
Como el ejército estaba compuesto por hombres
que ponían a disposición del cuerpo militar su
propio armamento, caballos e indios de servicio,
debían cancelar de sus propios pecunios las
necesidades. Este modelo obligaba a licenciar
temporalmente a un número importante de mi-
litares. Los abandonos se producían entre otoño
e invierno. Un promedio de 100 soldados eran
autorizados para viajar a Santiago, en la búsqueda
de caballos, víveres y sirvientes. Muchos de ellos
se dedicaban a practicar el pillaje y asalto en los
campos. Se consideraba que las autoridades
del reino eran tolerantes dado que los soldados
que retornaban a esta frontera, eran desertores
menos que vagabundos en la campiña, siempre
en peligro con las incursiones mapuches en las
estancias.
Nuestro historiador chillanejo nos aclara: “Para
legalizar las licencias temporales de los soldados,
se establecieron las cartas de fi anzas a soldados y
ofi ciales como garantía de retorno a las guarni-
ciones. Además, el sistema de autofi nanciamiento
de la soldadesca fomentó el comercio de indios
esclavos “raptados” en pueblo de “indios fronte-
rizos” e incluso en Concepción y Chillán”.
En la Tasa de Osores (1622) se establece “cantidad
de estancieros y hombres casados de Chillán…
que son los que más indios llevan, y a título de
milites se valen de sus privilegios y se quedan
con ellos, pretendiendo con estos malos medios
hacer esclavos los dichos indios”. Se les llamaba
“mozos libres y de mal vivir”: españoles como
mestizos que se dedicaban al robo y saqueos en
los campos. Entonces, la herencia del bandidaje
de hoy y la responsabilidad del pueblo chileno
-no solo del Estado- en la expoliación histórica
de la Araucanía queda más que clara: ¡tenemos
también velas en ese entierro!
Se conocieron en 1835, en miedo a ser descubierta. El
la casa de Isidora Zegers en romance epistolar duró 16
Talca, en medio de una fi esta años.
de la alta aristocracia. La chi- Carmen Arriagada García
llaneja Carmen Arriagada, nació en Chillán en 1807 y
casada en ese entonces con falleció en Talca el año 1888,
el alemán Eduardo Gutike ciudad hasta donde se trasla-
(un militar prusiano al ser- dó a vivir junto a su marido
vicio del Gobierno chileno), en 1836.
quedó prendada del pintor Su aprendizaje en Santiago
Johann Moritz Rugendas, más la acercó a la literatura y esa
conocido en Chile como Juan fue la vía de escape que utilizó
Mauricio por el incansable tra- para mantener su romance en
bajo que realizó en nuestro país secreto con Rugendas por más
intentando mostrar, a través de 16 años.
de sus pinturas y dibujos, la Según la biografía elaborada
idiosincrasia del chileno. por el Club de Lectores Carmen
Ambos se enamoraron y Arriagada de Talca, la chillaneja
comenzaron un intercambio integró el movimiento “Genera-
epistolar casi desconocido hasta ción del 42” y desarrolló, en los
hace algunos años, cuando salones de su casa interesantes
fueron desclasifi cadas en Chile tertulias donde se comentaba
de la mano de una publicación. la vida política y cultural del
Algunas de estas cartas son país. Especial esfuerzo hizo
custodiadas por el Instituto para fundar el periódico “El
Latinoamericano de Berlín y Alfa” (1848) que fue de corta
básicamente son escritos que duración. Lectora ávida, fue
ella le mandó a Rugendas, crítica de su medio cultural
puesto que Carmen Arriagada y precursora del feminismo
quemó lo que recibió por el en Chile.