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34 Domingo 6 de octubre de 2019
Cultura
Cultura&Espectáculos
NUESTRO IDIOMA
CARLOS RENÉ IBACACHE I.
MIEMBRO DE LA ACADEMIA
CHILENA DE LA LENGUA
Caprichos de la
semántica
Es fácil percatarse a través
de los chistes, la multiplici-
dad signifi cativa de muchas
de nuestras palabras. Como
muestra los siguientes ejem-
plos: Checho Hirane, un
humorista que participa
en diferentes programas de
televisión, refi riéndose tier-
namente a sus hijos, contó:
“Cuando los cabros tenían
cuatro y cinco años, me
daban ganas de comérmelos
¡qué niños más ricos!. Ahora
que tienen 18 y 19 años,
pienso, lo que con rabia me
reprocho ¿por qué cresta no
me los comí?
Ahí vemos al verbo “co-
mer” funcionando en dos
instancias, expresando agrado
y desagrado. En un chiste,
hasta la antropofagia, resulta
graciosa como elemento para
reír. Pero existen también
los casos formales ¿cómo
se siente una mujer cuando
es califi cada como “mujer
pública?. Muy bien, porque
la mención es absolutamente
Si nos comprometemos
con la gramática, ahí nos
encontramos con los verbos
regulares e irregulares. Aquí
no tienen nada que ver la
adjetivación de regular con
los casos anteriores, puestos
que los verbos regulares son
aquéllos que forman todas sus
variaciones de fl exión con
otros verbos, que le sirven
de modelo.
correcta. Perdió esa califi ca-
ción su carácter restrictivo,
que para el hombre, la califi -
cación de público, fue siempre
normal. Lo que pasa, es que
tal adjetivo debió someterse
de improviso a la realidad
socio política, que integró a la
mujer al servicio público.
Otro hecho, que se ha
mantenido durante muchos
años es califi car una reunión
de “ordinaria”, condición
que no tiene, si pensamos
que ordinario u ordinaria
es algo bajo, vulgar y de
escasa estimación, como
dice el “Diccionario de la
Real Academia Española
(RAE). De modo, pues, que
la semántica cambia brusca-
mente, cuando hablamos de
reunión ordinaria, condición
o persona ordinaria. Once
acepciones para este adjetivo
según la RAE. Claro que eso,
no es inconveniente para
reconocer que hay reuniones
ordinarias que son, además,
ordinarias. Lo mismo sucede
con la palabra “regular”.
Allí la RAE indica trece
acepciones con signifi cados
que pueden confundirnos,
si pensamos “en un niño
de regular estatura” o “de
regular rendimiento”.
Confucio y los olvidados
sabios mapuche
Ziley Mora Penrose. Escritor, etnógrafo y fi lósofo
Esta tarde, en Santiago en la Estación Mapo-
cho, doy una Conferencia pionera. Por primera
vez pondremos en paralelo las semejanzas
espirituales existentes entre las cosmovisiones
china y mapuche, aparentemente tan distantes.
Profundizaremos en los principios implícitos
compartidos en el qué es ser sabio, qué im-
plica trabajarse como “hombre superior”, qué
es respetar “la armonía del Cielo”, tanto en el
antiguo imperio chino como en nuestro viejo
Chillimapu. Dado el desdibujamiento de la ética
actual del Chile posmoderno, la conferencia
busca identifi car y explicar algunos principios
de la Naturaleza superior según la doctrina de
Confucio, puestos en paralelo con los criterios
de conducta de los sabios o kimche mapuche,
expresados según el Ad mapu o “código de
las costumbres” ancestrales. Es una refl exión
comparativa de dos mundos para ayudar a
iluminar el discernimiento ético, en esta época
de profunda subjetividad y relativismo moral.
De dicha sincronía de ideas, saldrá un libro,
el que a la brevedad sería traducido también
al chino.
Chile hace mucho tiempo dejó de escuchar a
sus sabios. Y no me refi ero a eruditos como José
Maza. Me refi ero a los humildes que despertaron
Es la hora de la pregunta postergada:
¿Qué país queremos ser? ¿Nos
queremos reconocer los chilenos
como nación fraterna con identidad cultural o
queremos seguir cayendo en la fosa común de la
globalización?
RetroDiario
Narciso Tondreau asume
dirección del Liceo
04/10/1897
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pomada” redentora de los juguetes de la mo-
del sueño colectivo que nunca se compraron “la
dernidad. Desde hace cinco siglos que les duele
que su cultura nativa sea asimilada y absorbida
al criterio del invasor, del patrón europeo, que
hoy en Chile agudiza la peor de sus caras: el
capitalismo salvaje. ¿Por qué los mapuches no se
sienten ni quieren ser chilenos? La respuesta es
simple: porque el ideario social que rige a Chile
es inhumano, porque hace mucho rato que el
Estado se alejó de la “natural naturaleza de las
cosas”, insiste querer crecer como las naciones
del primer mundo, que rebajan la dignidad
de sus pueblos corrompiéndolos vía intereses
bancarios y fraudes fi nancieros, enajenación
mediática a través de las redes sociales y con-
sumo transgénico contaminante e imparable,
por nombrar solo tres grandes lacras.
Nuestros destinos se defi nieron cuando Chile
construyó una sociedad de orden occidental
pasando por arriba de la sabiduría indígena,
que era una gran reserva de dignidad, conoci-
miento y virtud. ¡Qué lejos de esto están hoy
los de la CAM!, diría hoy cualquier agricultor
afectado con su galpón y maquinarias en
ruinas. Pero también ¡qué lejos está este Chile
postmoderno de farándula política, del gran
secreto de la sabiduría ancestral, con la casa
de su alma en ruinas! Por ceguera centenaria,
no nos queremos dar cuenta que disponer de
un núcleo étnico -que además es la base del
mestizaje chileno- con otra visión de mundo,
con otro lenguaje para la construcción de las
posibilidades, con un paradigma diferente de
lo que signifi ca ‘lo humano”, indudablemente
era y es una gran riqueza para el país. Por tanto,
los procesos apuntan a un reenfoque del “Pro-
yecto país”, de cambio de mentalidad gestado
a todo nivel desde las matrices educativas y
de las políticas públicas. Particularmente, con
una urgente rehumanización del desarrollo,
donde se subordine el “exitismo económico”
al servicio de un propósito y objetivo mayor
del país, que sería la felicidad humana de sus
gentes, privilegiando siempre el ser por sobre
el tener. Es la hora de la pregunta postergada
: ¿Qué país queremos ser? ¿Nos queremos re-
conocer los chilenos como nación fraterna con
identidad cultural o queremos seguir cayendo
en la fosa común de la globalización? Aunque
un antiguo refrán mapuche afi rma “ya no hay
quien ataje el desorden”, si Chile quiere ser
sabio y salvarse, hace 26 siglos Confucio ya
dio la solución: “No marchar servilmente por
la senda pisada por otros, sino seguir la suya
que debe llevar al retiro interior”.
Aunque Narciso Tondreau educó en las escuelas públicas
nació en La Serena, en 1861, de Ovalle, en el Seminario de
y su escolaridad transcurrió La Serena y la Universidad
en Ovalle, quedará por la de Chile. Tras sus estudios
historia familiarizado con escolares, se tituló en 1886
Chillán, puesto que en 1897, de abogado, sin embargo,
un 7 de octubre, asumió la no ejerció como tal, puesto
rectoría del entonces Liceo que puso su atención en el
de Hombres de Chillán, es- periodismo y la docencia.
tablecimiento que hoy lleva Narciso Tondreau, padre
su nombre. de seis hijos, se tituló de
Hijo de franceses, ejerció abogado en la Universidad
el cargo entre 1897 y 1925, de Chile en 1886, pero se
cuando siguió como profesor dedicó a la docencia y a la
de Ciencias Naturales. Du- gestión cultural.
rante su gestión -el rectorado Dictó clases de Geografía,
más largo- el liceo se ubicó Latín, Religión y Aritmética.
entre los mejores planteles de Tondreau estuvo a cargo
segunda enseñanza del país. además, de varios puestos en
Para ello Tondreau hizo cum- el servicio público. En 1889
plir un amplio e interesante estuvo ligado a la Delegación
programa de trabajo. Contó en La Paz; en 1891 fue capitán
con un selecto personal do- en la Armada Constitucional
cente y administrativo. y jefe del Departamento de
A la muerte de su mujer, Iquique en el Ministerio
Delfi na del Solar, en 1933, de Guerra; ese mismo año
Tondreau renunció al liceo. fue promovido al rango de
Si bien hizo algunos años teniente-coronel y nombra-
de docencia en el Seminario do gobernador de Maule;
Padre Hurtado, comenzó a en 1892 fue gobernador de
vivir con sus hijos, lo que hizo Linares. Fue amigo cercano
que, fi nalmente, dejara atrás de Rubén Darío, con quien
a su querido Chillán. compartió, junto con otros
Hijo de Luis Tondreau ilustres intelectuales chilenos
y Adela Valin, nació en La de la época, en frecuentes
Serena un 26 de octubre y se tertulias literarias.