VIÑA CASTELLÓN
Víctor Castellón, de Viña Castellón, de Ránquil, recordó que postuló y fue seleccionado en una convocatoria que hizo ProChile el año pasado, y que le permitió presentar tres de sus vinos (País, Cinsault y Carmenere) en la degustación en Moscú, de un total de 36 etiquetas del Valle del Itata. “Por razones de tiempo, en la cata solo degustaron un vino por productor, pero posteriormente, degustaron los demás”, detalló Castellón.
“Mis vinos tuvieron una muy buena crítica, lo que poco después se repitió en Francia. Luego de la degustación, a un importador, que precisamente es presidente de la Escuela de Sommelier Enotria, de Moscú, le llamó mucho la atención el Carmenere, y me pidió más información sobre su trazabilidad, también probaron el País y lo catalogaron como un vino de alta gama. Al final, me pidieron el catálogo completo”, relató el productor, quien añadió que en febrero envió cuatro muestras al importador (Moscatel de Alejandría, Cinsault, País y Carmenere), sin embargo, una de las botellas se perdió en el camino.
“Yo tenía muy bajas expectativas, debido a la crisis de contenedores y a los problemas de transporte naviero que había en el mundo, con mayores costos de flete, lo que aún persiste. También estaba intranquilo por la situación económica en general, con un dólar muy fluctuante, yo estaba preparado para el peor escenario, y cuando vi las noticias de Ucrania y las sanciones, en lo primero que pensé fue en mis botellas, ahí entendí que no habría negocio”, sostuvo.
De no haberse producido la invasión, aseguró que el siguiente paso era una visita de los importadores al Valle del Itata en septiembre de este año.
“Yo estoy muy tranquilo porque sé que tengo un producto de calidad, que puedo almacenar y esperar una nueva oportunidad. Igualmente, estoy consciente que muchos pequeños productores han optado por vender su producción en el mercado nacional, porque en la exportación los tiempos de retorno son muy largos, el comercio internacional está muy difícil y se encarecieron notablemente los costos de flete”, reflexionó Castellón, al tiempo que reconoció que sigue abierta la posibilidad de exportar a Noruega y Francia en el corto plazo.
VIÑA ZARANDA
Juan Ignacio Acuña, de Viña Zaranda, de Guarilihue, destacó que “en Rusia hubo bastante interés por Itata en general. Muchas de las viñas grandes exportan a Rusia hace tiempo y muchos pequeños productores del Maule estaban en eso hace algún tiempo, pero de Itata había muy poco, entonces, creo que el impacto que produjo Itata allá fue bastante grande”.
Indicó que “en el caso nuestro, tres productores fuimos contactados por una empresa rusa -Fort, Wine & Spirits-, y estaban bastante interesados en poder hacer algo. Ellos solicitaron muestras, en el caso nuestro, estaban interesados en el País y en el Cinsault, pero yo les mandé todo el portafolio (que también incluye Chasselas, Moscatel y Semillón); pero resulta que el envío de muestras no es algo tan simple, hubo que canalizarlo a través de la embajada, pedir autorización a nivel de Gobierno, y el importador, supuestamente, iba a retirar las muestras en la embajada”.
“Las muestras de los tres salieron el 24 de febrero, el mismo día que Rusia inició la invasión de Ucrania, y pocos días después se anunciaron los bloqueos, así es que algunas cajas estuvieron en Alemania, otras aparecieron en Miami, y salvo una caja, nunca llegaron a destino. ¡Y no había mucho qué hacer! En todo caso, yo soy bien insistente, me comuniqué bastante con el importador y él estaba muy entusiasmado, me ofrecía alternativas, por ejemplo, enviar las muestras a Riga (Letonia), pero lo descarté porque el valor del envío era demasiado, si ya había sido caro el primer envío, este era el triple, y por menos botellas, y lo peor es que nadie te asegura que lleguen, y en definitiva, tampoco hay seguridad de que se concrete la exportación”, dijo Acuña.
“Yo pienso que la guerra tendrá que terminar en algún minuto -reflexionó el productor-. Así es que hay que aguantar, esperar, dejar la puerta abierta, mantener un diálogo fluido con el importador, porque existe el interés por Itata”. De hecho, Acuña no se desanima y sigue haciendo negocios, pues contó que en los próximos días concretará una exportación a Canadá.
VIÑA CASANUEVA
En el caso de la Viña Casanueva, de Bulnes, las conversaciones con el importador no pasaron de ese nivel. Patricio Casanueva, propietario de la viña, precisó que “nosotros no alcanzamos a enviar muestras. Sólo fue una intención de compra de parte de un importador ruso, del canal Horeca, y a partir del inicio de la guerra la comunicación de parte de él y de parte nuestra se terminó”.
Indicó que “habían elegido el Sauvignon Blanc y también les había interesado el Carmenere. Creo que en el futuro, esperando que la guerra termine, se podrá establecer los vínculos nuevamente”.
Casanueva subrayó que “la mayoría de las personas estamos contra la violencia y la guerra, y todo nuestro corazón está puesto en las víctimas de Ucrania, nunca estuvo puesto en el negocio”.
En ese sentido, comentó que “nosotros estábamos en una etapa de prospección, dado que nuestro foco hace bastante tiempo es China, recién estamos comenzando a mirar otros mercados. Es interesante explorar mercados un poco más evolucionados; los vinos del Valle del Itata tienen características especiales que también los hacen atractivos para las nuevas tendencias de consumo, por ejemplo, en los países nórdicos, en algunas zonas de Estados Unidos o incluso en Hong Kong.