El proyecto embalse Chillán (ex La Esperanza) es una iniciativa de larga data, que recién en 2014 fue desempolvado, cuando la Comisión Nacional de Riego contrató la elaboración de un estudio de prefactibilidad, el cual evaluó siete alternativas de emplazamiento para la presa, de las cuales 5 se encuentran en el río Chillán y las otras 2 en los esteros laterales Pierna Blanca y San José respectivamente. El estudio determinó que la mejor alternativa corresponde a la denominada Sitio N° 3 (sector Los Pellines), que se sitúa en el río Chillán, aproximadamente en la cota 570 msnm.
De acuerdo al estudio de prefactibilidad concluido en 2015, el uso de las aguas del río Chillán involucra principalmente a las comunas de Pinto y Coihueco, y en menor grado, a Chillán y Chillán Viejo, abarcando un área con baja seguridad de riego, utilizando los recursos permanentes del río, recurso que de ser regulado y distribuido con alta eficiencia podría llegar a abastecer unas 5.550 hectáreas adicionales con una seguridad del 85%, llegando a un total de 20.650 hectáreas regadas.
Según se indica en el documento, el desarrollo del regadío presenta notorias deficiencias producidas por una baja seguridad en la disponibilidad hídrica, que afecta directamente el desarrollo agrícola del secano en las comunas de Pinto y Coihueco, además de la parte alta de la comuna de Chillán.
Respecto de los canales, éstos no se encuentran revestidos, son extensos (la red tiene una longitud total estimada de 474 kilómetros) y se encuentran sometidos a pérdidas de conducción. “Se les ha proyectado en el estudio de prefactibilidad un canal matriz y obras para unificar sus canales en las obras de toma”, se indica.
La capacidad recomendada del embalse, que permite el aprovechamiento de los recursos, correspondería preliminarmente a unos 210 millones de metros cúbicos.
Estudio
“El estudio de factibilidad nos dará claridad en varias áreas, como la factibilidad técnica, económica y legal del embalse, pero también la medioambiental. Recordemos que se insiste en la idea de un embalse multipropósito y la posibilidad de hidrogeneración (generación hidroeléctrica)”, manifestó Jaque.
El dirigente subrayó que “el consumo humano y el riego son nuestra prioridad. El Estado lo ve con otros ojos, espera que este embalse sea factible económicamente. Si no lo es, no sé qué va a pasar. Creemos, como Junta de Vigilancia, que el embalse, más allá de si es factible económicamente, debe tener un énfasis social, esa es la cuestión principal, si se sigue viendo todo lo referente a embalses solo con una mirada económica, no se construirá ningún embalse en Chile, y menos en Ñuble”.
Además, Jaque advirtió que “un tema que es preocupante, es que se estudien muy bien las posibles interferencias a la construcción, de lo contrario, tendremos el mismo problema del embalse La Punilla”. Puntualizó que “la participación ciudadana debe ser mirada con seriedad, con un enfoque que involucre a las comunidades en forma responsable, por otra parte, la variable medioambiental y sus efectos deben ser considerados en forma oportuna. La idea es mejorar la red existente y proceder a fusionar canales donde sea ineficiente la entrega de agua”.
Rechaza concesiones
El dirigente se mostró contrario al modelo de negocio multipropósito, que incluye la generación hidroeléctrica; así como también es partidario de su financiamiento a través del DL 1.123 y no mediante concesiones.
“Se ha demostrado con creces que el enfoque que se le debe dar a la red de embalses es de carácter social, no podemos seguir con el sistema de concesiones como actualmente se plantea, la demora es desastrosa para la productividad y la seguridad que se le debe dar a los regantes y consumidores de agua. En Chile se deben construir embalses exclusivos para riego, no con una mirada en la generación eléctrica que muchas veces son incompatibles”, afirmó Jaque.
“Un porcentaje del embalse debe asegurar el consumo humano -continuó-, las directrices de hoy ya están claras y se deben respetar, respetar el entorno y el porcentaje ecológico del cauce y luego dar seguridad en riego a todos los usuarios por medio de una planificación estratégica conjunta entre privados y Estado”.
En esa línea, usó el ejemplo de La Punilla para fustigar el modelo de concesiones. “Cerca tenemos un ejemplo de muestra y lo que ha significado el embalse Punilla para los regantes del río Ñuble y un par de ejemplos nefastos más. Los megaembalses no son precisamente la vía indicada para solucionar a corto y mediano plazo los problemas de agua, el cambio climático y la sequía. Tenemos una experiencia fracasada en la región de O’Higgins con la concesión del embalse Convento Viejo, y la demora que significa un proceso licitatorio, recordando que un 20%, a lo menos, es de utilidad para la empresa que se lo adjudica y que en esta materia son dineros vitales para mejorar el sistema actual de riego, además del complejo escenario que es convivir en un embalse multipropósito”, dijo.
En tanto, apuntó los principales beneficios de que el MOP financie directamente las obras. “Las ventajas, creo, son mayores que las desventajas. Es un proceso directo, de ejecución directa, donde la administración de la obra pública queda en manos del Estado y se entrega su explotación luego de un tiempo a los beneficiarios de las aguas, quienes deberán pagar una cuota anual por concepto de uso y explotación por un tiempo, a fin de devolver los costos de construcción”, resumió Jaque.
Al respecto, el timonel de los regantes advirtió que “regirnos por la Ley de Concesiones de Obras Públicas y su reglamento retrasaría los procesos, los tiempos, y los costos que son mayores, por otra parte, de todos modos la obra será pagada por los usuarios”.
Impacto positivo
Finalmente, Héctor Jaque puso acento en los beneficios de contar con seguridad de riego.
eso nos permitirá un aumento gigantesco de la productividad y en ese sentido, un avance más hacia el desarrollo de sectores altamente deprimidos.
Actualmente, cerca del 80% de los usuarios de las aguas del río Chillán son agricultores con menos de 12 hectáreas de riego básico ponderado, dedicados principalmente al cultivo de cereales, como trigo y avena, a las hortalizas (chacras, invernaderos), a las praderas y apenas un 8% se destina a frutales.
“Se espera que con el embalse podamos tener una agricultora semi-intensiva, principalmente en base a cereales, chacras, cultivos industriales, frutales y praderas”, cerró el dirigente.