Carlos Smith, miembro del directorio de la Asociación de Agricultores de Ñuble, explicó que “en los años de los bonos, eso generó un éxodo de esa mano de obra de empleos elementales, del trabajo más duro. Lo que veo en las zonas rurales, en El Carmen, en Coihueco, en Pinto, en Bulnes, es que hay una cantidad de emprendimientos impresionante. Por ejemplo, en el caso de El Carmen, una persona que se dedicaba a cambiar neumáticos ahora tiene un taller moderno, en la comuna hay lugares donde hacer cambio de aceite a los vehículos, hay un café de buen nivel, hay una fábrica de cervezas, y es gente que antes tenía un trabajo como dependiente, pero con ese capital emprendió y hoy tienen empleos por cuenta propia; también están los que se compraron una moto y hoy son repartidores de comida, o quienes se compraron un auto y son conductores de aplicaciones de transporte. Sin embargo, creo que de a poco eso va a perder dinamismo, con mayor razón en este contexto de enfriamiento de la economía, en que la gente está consumiendo menos y con el precio del dólar y de los combustibles, algunos se van a tener que bajar del auto y volver a la micro, y quizás muchos emprendimientos no van a fructificar”.

Comentó que “en este momento sigue habiendo escasez de mano de obra agrícola, la gente no se quiere emplear todavía, pero más adelante, quizás a fines de año, va a llegar un momento en que va a haber una carestía tremenda, y va a ser parecida a la crisis de los años ochenta, en que fue la agricultura la que salvó la situación, probablemente van a ser empleos más precarios y quizás la gente va a volver a cosechar los arándanos y las cerezas al precio que se pueda pagar, no al precio que pidan, porque hoy ellos ponen el precio, en el verano pasado muchos ganaban 70 mil y hasta 80 mil pesos diarios, pero la gente que exportó frutas casi no ganó nada”.

Smith describió que “hay muchas cosas que se están dejando de hacer en los campos, por falta de mano de obra. No llega gente, no hay tractoristas, no hay operarios, no hay obreros agrícolas. Si se va alguien, no tienes cómo reemplazarlo. Tienes que tomar gente que no tiene las competencias, no puedes exigir rendimientos, estamos entregados a lo que ofrece el mercado laboral”, enfatizó el dirigente gremial, quien reconoció que, si bien el aumento de las plantaciones ha presionado la demanda por trabajadores en la región, apuntó que la mayor competencia la representa la minería del Norte.

INCORPORACIÓN DE TECNOLOGÍAS


Bernardo Vásquez, director del Observatorio Laboral del Sence de Ñuble y FACE-UBB, afirmó que “el sector silvoagropecuario durante la última década ha experimentado diversos procesos de modernización e incorporación de nuevas tecnologías. La diversificación en los servicios y la introducción de otras formas de comercialización (ventas online) ha significado avanzar hacia nuevos modelos de desarrollo y ha traído desafíos enormes para la contratación y el empleo”.

En ese sentido, Carlos Inostroza, analista cualitativo del Observatorio Laboral, complementó que “los líderes locales apuntan que el desarrollo tecnológico debe ser más equitativo, en el sentido de que toda la región pueda tener igual acceso a servicios digitales, sobre todo, en la zona del Itata, que está más rezagada en esto. Señalan, por ejemplo, la situación de la facturación electrónica, la que, a pesar de su exigencia durante el año, en la zona no la han podido implementar en su totalidad debido al desconocimiento de estas formas digitales. Los líderes comentan que antes de ejecutar medidas obligatorias como ésta, es necesario hacer un trabajo de educación en la población y enseñar todos estos procesos de digitalización”.

En cuanto al empleo, Inostroza sostuvo que “con la modernización del sector se han implementado nuevos tipos de tecnologías que dan ciertas facilidades y permiten acelerar los procesos, disminuyendo costos y aumentando la producción”. No obstante, acotó que, en la región, “aún la automatización es incipiente y, por lo tanto, su impacto no es posible de apreciar. Aún se requiere contratar personal, ya que hay ciertas actividades que las máquinas no pueden realizar. Particularmente en temas de cosecha, aún en Ñuble, no existen tecnologías que reemplacen el trabajo de selección que lleva a cabo una persona dentro de los campos de cultivo”.

Coincidió con Inostroza el dirigente Carlos Smith, quien expuso que la mecanización y la automatización no están muy masificados en la región, aunque reconoció que es una tendencia creciente, particularmente en los nuevos cultivos, “pero eso es un proceso lento”.

Smith indicó que, “en momentos de crisis de mano de obra, algunos sectores, como la industria manufacturera, automatizan muchos procesos, lo que en la agricultura es más difícil de hacer, estamos mucho más lejos de reemplazar mano de obra con el nivel tecnológico que tenemos”.

De hecho, el alto interés que ha despertado en la zona la plantación de avellano europeo, y en menor medida de nogales y almendros, es, en parte, una respuesta a la escasez de mano de obra, a su mayor costo y a las rigideces de la legislación laboral, que no ha logrado hacerse cargo de las particularidades de la actividad agrícola; puesto que gracias al uso de maquinaria, que permite cosechar, aplicar productos e incluso podar, la necesidad de trabajadores es mínima, algo que no es fácil de implementar en otros cultivos, como los cerezos y los arándanos, sin sacrificar calidad de la fruta.

Otro ejemplo lo constituye el uso de drones para la aplicación de productos químicos, tecnología que permite un ahorro de tiempo, pero principalmente, de personas.

La adopción del riego tecnificado, por su parte, también ha contribuido a reemplazar los regadores, transformación que, además, cuenta con el subsidio del Estado.

Frente a esta tendencia creciente, el escenario de una sustitución de mano de obra agrícola en la región ya no es tan lejano, así como tampoco la desocupación por falta de competencias tecnológicas.

A partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Demanda Laboral (Enadel 2020), que consultó a representantes de empresas del sector silvoagropecuario de la región, el analista cuantitativo del Observatorio Laboral, Miguel Hernández, acotó que “si bien señalan que en varios años más esta situación podría cambiar, el desafío de los empresarios es ampliar la matriz productiva del sector e incorporar nuevos servicios con el objetivo de facilitar la reconversión laboral, para que así, la implementación de tecnologías tenga un menor impacto sobre la dotación de personal y no se tenga que disminuir la contratación de personas”.

CAPACITACIÓN


La necesidad de capacitación de cara a esta reconversión tecnológica es precisamente uno de los mayores desafíos para el sector silvoagropecuario, una tarea que ha sido asumida por algunos empresarios agrícolas de la región y que no tiene una expresión como política pública, criticó Smith, quien lleva años formando operarios muy demandados en la zona, como tractoristas, que tarde o temprano terminan emigrando a empresas prestadoras de servicios o a la minería del Norte. “Sería ideal que hubiera centros de formación donde uno pudiera elegir”, planteó.

“La agricultura va a seguir necesitando mano de obra, cada vez más especializada y con mayor formación, porque la gente con formación entiende mejor lo que significa la productividad y el rendimiento”, sentenció el dirigente agrícola.

En esa línea, y a partir de los resultados de la Enadel 2020, el analista Carlos Inostroza sostuvo que los distintos informantes del sector silvoagropecuario mencionan que “en términos de formación se observa una evidente falta de habilidades técnicas, lo que genera dificultades para encontrar trabajadores para el mantenimiento de los cultivos y posterior cosecha, mencionando, además, que muchos de los postulantes tienen un bajo sentido de responsabilidad. A esto se suma que la capacitación o formación es casi nula con respecto a temas de riego y uso de maquinarias”.

Inostroza también indicó que “la mayoría de las personas que se desempeñan en el sector agrícola son de zonas rurales, con escasa capacitación y/o formación para el trabajo en el campo” y que los encuestados “coinciden que esto ocurre principalmente porque las personas más preparadas emigran a zonas urbanas para obtener mejores sueldos. Las personas, en general, no poseen motivación, preparación o competencias esenciales para desarrollarse en el rubro”.

El profesional explicó que “los líderes del sector señalan que dentro de la zona son escasas las instituciones de formación para estos rubros, y coinciden que si bien saben o conocen que se están dictando especializaciones o formación en algunas actividades, la información de estos cursos no llega de forma efectiva a las empresas del sector”.

Según Inostroza, “si bien reconocen que la formación técnica y profesional cumple a nivel general con las demandas de las empresas de Ñuble, específicamente se requieren profesionales más especializados en el manejo de tecnologías e idiomas, que logren incorporar habilidades nuevas y posibiliten un desarrollo sostenible a nivel local. Varios comentan que las capacitaciones requeridas deberían realizarse de manera presencial en temporadas de baja demanda, ya que esto posibilita tener un mayor desempeño productivo y no interrumpe las faenas en meses de mayor actividad. Coinciden que las formaciones que están a cargo de los organismos capacitadores deben ser acotadas y precisas, ya que facilita que el trabajador pueda seguir motivado con los nuevos aprendizajes y además, pueda encontrar la utilidad al curso que se está dictando”.

El analista del Observatorio detalló que algunas de las certificaciones más solicitadas dentro del sector silvoagropecuario son: manipulación de alimentos, licencias para conducir maquinaria pesada y procesos de packing.