Ocampo recordó que inicialmente se esperaba tener una buena temporada, dado que las restricciones sanitarias se habían levantado en Europa y Estados Unidos, dejando atrás el recuerdo de la temporada anterior, en que la pandemia obligó a cerrar los restaurantes y hoteles en esos mercados, principales consumidores del espárrago chileno.

“Los problemas derivados de la crisis sanitaria se vienen arrastrando desde el año pasado. El año pasado se desplomó la demanda de las empresas exportadoras chilenas que envían congelado, no compraron lo que compraban en un año normal, y como afuera existía una muy baja demanda, el precio se desplomó”, relató.

Este año la demanda ha caído de nuevo, y los precios también, sentenció el profesional. “En un comienzo estaban repuntando los mercados, de hecho, partió temprano la demanda de algunas empresas en la zona de Linares, por lo que teníamos la esperanza de que iba a ser un año un poco mejor que el 2020, pensando en las exportaciones. Sin embargo, a poco andar algunos lugares de Europa tuvieron variantes del Covid con alzas de contagios y comenzaron a cerrarse nuevamente; justo cuando estaba partiendo la cosecha, en septiembre, en Inglaterra ya tenían una nueva ola. En resumen, la demanda en Europa cayó, no tanto como en 2020, pero afectó bastante”, explicó.

El otro gran escollo que enfrentó el rubro fue la escasez de trabajadores, tanto para cosecha como para la agroindustria exportadora de congelados. “Hubo huertos que no se abrieron, que no se pudieron cosechar. No había gente para cosechar, y si encontrabas, era muy caro, pedían $45-$50 mil la jornada, y el margen del espárrago no da para pagar eso”, sostuvo el productor.

“Nos complicó mucho la falta de colaboradores en los campos, y los que había, estuvieron muy poco tiempo, quizás menos de un mes, entonces, por ejemplo, un agricultor que tenía 50 hectáreas cosechó 30 ó 25 durante un mes, no tenía tanta gente. Hubo agricultores que no abrieron huertos, otros que cosecharon un poco”, se lamentó.

Agroindustria


En el caso de la agroindustria, que comenzó a comprar el 20 de septiembre, no pudo procesar toda la oferta de espárrago, porque no tenía personal suficiente, resumió Ocampo.

Detalló que, en la región, empresas como Frutícola Olmué, Alifrut y San Francisco “estaban trabajando a media máquina, porque no encontraron gente suficiente para trabajar. En la práctica, eso significó que las plantas tuvieron que rechazar muchas veces… Y ahí se empezaron a cerrar las puertas”.

“Todavía no sabemos a cuánto ascendieron las exportaciones esta temporada, pero estimamos que la cifra será similar a la del año pasado. Con esto, sumado a la coyuntura de no tener trabajadores en el campo, con una sobreoferta de espárragos y la baja demanda de la industria, creo que esta ha sido la peor temporada, más mala incluso que el año pasado. Hay que entender que la industria demandó poco porque no tenía gente para procesar los espárragos, por ejemplo, si usted tenía cien, la industria le recibía 30”, analizó el productor.

Y ese volumen se volcó al mercado interno, que es pequeño, por lo que rápidamente las ferias y otros comercios se inundaron de espárragos frescos, llevando los precios hasta los $500, muy lejos de los mil pesos que se pagaban tradicionalmente en la industria.

En ese contexto, Ocampo reconoció que el mercado interno contribuyó bastante, absorbiendo parte de la sobreoferta. “En la zona de Linares, Retiro y hacia la costa, donde se cosechan las variedades tempraneras, los primores se pagaron a muy buen precio, $1.500-$2.000 por kilo, pero eso fue una semana, luego bajó a $1.100, después a $900; y luego, dado que el mercado interno también se contrajo, se terminó pagando $500”.