Evolución de los Límites Máximos de Residuos (LMR)
La primera parte del seminario estuvo a cargo de la gerenta general de Afipa, Patricia Villarroel, quien introdujo el tema de los LMR, sus conceptos y antecedentes, contando que estas normativas se comenzaron a implementar a partir de la segunda mitad del siglo 20, con el objetivo de asegurar la salud de las personas y de las prácticas justas del comercio.
En contexto nacional, cada país está encargado de definir sus leyes y normas. Chile es miembro de Codex desde 1969 y actualmente la normativa es responsabilidad de los ministerios de Salud (fiscalización) y Agricultura (registro y uso). En cuanto a su evolución, la representante de Afipa comentó que “una de las principales modificaciones que tiene es que incluye productos registrados en el 2018, pero también establece una cascada para definir límites máximos de aquellos productos que no alcanzaron a estar incluidos en el listado específico que viene con esta norma”.
Esta cascada adquiere, en primer lugar, los límites establecidos por el Codex, seguidos por los límites de la Unión Europea y, por último, de Estados Unidos y, en el caso de que el LMR no exista en ninguna de estas regulaciones previas, se establece el límite de 0,01 partes por millón. Hoy en Chile se encuentra vigente la resolución n°209 desde el 29 de mayo del presente año, por lo que recomienda tener cuidado y revisar cuáles son los cambios que esta trae.
Buenas prácticas agrícolas
Roxane Flores, directora de capacitación en Afipa y segunda relatora, comenzó resumiendo que “básicamente, los LMR son un estándar comercial, por lo tanto, para países como el nuestro, como exportador de productos agrícolas, es normalmente un dolor de cabeza cualquier modificación, tanto en el mercado interno como para la exportación, porque cada país tiene sus propios límites. El límite de residuo no es un límite toxicológico, es más bien un estándar comercial, con mucha más seguridad de lo que se cree”.
Entre las claves para cumplir con estos LMR, destacó, en primer lugar, “la selección del producto y su aplicación en el momento adecuado; para eso se debe manejar en conjunto con un manejo integrado de plagas, que es fundamental para evitar aplicaciones extra y así atrasar lo máximo posible, a través de técnicas preventivas, las aplicaciones”.
Trabajar con manejo integrado siempre y con la menor cantidad de metabolitos posibles, de activos distintos, así como el método de mantenimiento y calibración de los equipos, “es vital para tener un buen control y así evitar repetir las aplicaciones”, mencionó Flores, quien también aconsejó respetar lo que aparece en la etiqueta y asesorarse con personal especialista para su aplicación que sepa lo que está midiendo.
“Todas las buenas prácticas que ustedes conocen y que están evaluando de forma permanente, son esenciales para poder cumplir con estos LMR. El agricultor debería trabajar tranquilamente con sus buenas prácticas para no tener problemas”, señaló la profesional.
Los agricultores deben siempre cumplir a cabalidad las indicaciones que aparecen en la etiqueta porque “puede que esté aplicando un poquito más, unos ml más, ocurre que, aunque cumpla con la carencia, el LMR se va a producir mucho después, y eso ocurre cuando aplico más dosis de las que señala la etiqueta”, enfatizó la experta.
Independientemente de cuál sea el mercado de destino, aclaró que “hoy en día, para el agricultor que exporta, este cambio de LMR también genera consecuencias, porque si acá en Chile el LMR es más restrictivo, más exigente, eso implica tener una carencia más larga, uno siempre tiene que cosechar para límites más restrictivos, se tiene que cosechar para Chile porque hay fruta que se exporta y otra que queda en mercado interno”.
Desde los productores asistentes surgieron diversas inquietudes y preguntas, entre ellas, cómo acercar este tema hacia la pequeña agricultura y qué tan complejo es que puedan cambiar su forma de trabajar, a lo que la gerenta de Afipa, Patricia Villarreal, respondió que “creo en el cambio de prácticas, no es un rol solamente de los asesores, sino que es un rol de todos. Nosotros creemos profundamente en la capacitación y en el llevar a la persona a las consecuencias efectivas que tienen las acciones que toma, de esa forma, una aprende, hay que confiar en que ellos pueden tomar las recomendaciones que se les dan, siempre y cuando esas recomendaciones estén realizadas en el mismo espacio que ellos entienden, no desde la academia, sino que desde la práctica. La formación y la capacitación en terreno permanentemente es la forma en la que se hace”.
Asimismo, Roxane Flores reafirmó que “efectivamente, las buenas prácticas son lo que debiéramos considerar para poder cumplir los LMR. En la agricultura familiar campesina o de pequeña escala, probablemente no van a medir los LMR, no van a hacer análisis multiresiduos, pero lo que sí van a entender es cómo influyen los LMR cuando aplican más productos de lo que corresponde o cuando no cumplen con el número de aplicaciones. Las buenas prácticas son la base junto con el manejo integrado”. Por último, el llamado de Afipa fue hacia socializar esta nueva normativa y capacitarse lo más posible respecto al tema.