Actualmente existen cerca de 900 mil colmenas en el país manejadas por 8.777 apicultores (según registros del SAG al 30 de septiembre de 2020) y se espera que éstas se incrementen dada la demanda del sector agrícola por servicios de polinización de los cultivos.

La producción de miel en Chile es exportada en más de un 80% a los mercados de la Unión Europea y Estados Unidos, constituyéndose en el principal producto pecuario primario exportado por el país. En 2018, se embarcaron 8.431 toneladas de miel, alcanzando un valor de US$ 29 millones; en 2019 la cifra bajó a 4.249 toneladas por un valor de US$12,5 millones; y en 2020 llegó a 2.014 toneladas y US$6,1 millones.

En los últimos años, los apicultores a nivel mundial han observado un aumento en el porcentaje de pérdidas invernales de colonias de abejas. Por ejemplo, en EE.UU. el 37,7% de las colonias murieron el invierno de 2018, mientras que en Europa las mortalidades invernales rondan el 20%. En lo que respecta a Chile, el año 2017 se estimó una tasa de mortalidad del 56%.

Impacto de agroquímicos


Según un estudio publicado en la revista científica Nature, la exposición a un cóctel de agroquímicos aumenta netamente la mortalidad de las abejas, una situación subestimada por las autoridades encargadas de regular la comercialización de estos productos.

El estudio publicado por Nature, según el sitio de la DW, recoge decenas de investigaciones divulgadas durante los últimos 20 años. Se centra en las interacciones entre los agroquímicos, los parásitos y la desnutrición que afectan el comportamiento de las abejas. Los investigadores concluyeron que es probable que el efecto combinado de diferentes pesticidas y otros productos químicos sea mayor que la suma de los efectos de cada uno. Estas “interacciones entre múltiples agroquímicos aumentan significativamente la mortalidad de las abejas”, señaló Harry Siviter, coautor del estudio, de la Universidad de Texas.

“Si no se aborda esta cuestión y se sigue exponiendo a las abejas a múltiples factores de estrés antropogénicos dentro de la agricultura, se producirá un descenso continuado de las abejas y de sus servicios de polinización, en detrimento de la salud humana y del ecosistema”, concluye el estudio.

En un comentario publicado también en Nature, Adam Vanbergen, del Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente de Francia, afirma que los insectos polinizadores se enfrentan a las amenazas de la agricultura intensiva, incluyendo productos químicos como fungicidas y pesticidas, así como a la reducción del polen y el néctar de las flores silvestres.

El uso a escala industrial de abejas melíferas manejadas también aumenta la exposición de los polinizadores a parásitos y enfermedades.

“Los reguladores deben considerar las interacciones entre los agroquímicos y otros factores ambientales estresantes antes de autorizar su uso”, dijo Siviter a la AFP.

Los resultados del estudio “muestran que el proceso regulatorio en su forma actual no protege a las abejas de las consecuencias indeseables de la exposición a múltiples niveles a los agroquímicos”

Crisis hídrica


No obstante lo anterior, la mayor preocupación de la apicultura nacional hoy es la escasez hídrica. Según Misael Cuevas, presidente de la Federación Red Nacional Apícola, la próxima temporada será muy compleja si no hay lluvias: “Las abejas están más vulnerables debido a la baja oferta de flora y se requiere de mayor dedicación e inversiones para nutrirlas y mantenerlas sanas. Es un tema que llegó para quedarse”.