Históricamente la Asociación de Agricultores de Ñuble ha estado abierta para que participen y colaboren todos los agricultores de la Región. En ese sentido, nuestra asociación gremial representa en todas las instancias pertinentes el sentir y opinión de nuestros asociados sin diferencias de rubros, tamaños, sexo u otra. Nuestra sede es la casa de los agricultores de Ñuble.

Hoy estamos abriendo espacios a la participación activa de mujeres y agricultores más pequeños y de zonas que antes no estaban, ya que sabemos que la agricultura de nuestra región es muy variada.

En ese contexto, nuestra asociación ha estado y seguirá abierta a dialogar con cada una de las personas o instituciones, de manera de presentar y argumentar nuestros planteamientos, así como recibir y conocer nuevas iniciativas o programas.

La principal aprensión de los agricultores con respecto a estos temas es la incertidumbre que se va a generar en aquellos agricultores que inscriban sus nuevos derechos de aprovechamiento y la posibilidad que después de un período estos puedan no ser renovados, por decisiones administrativas, burocráticas u otras. En la medida que se acerque la caducidad, seguramente las inversiones en nuevas plantaciones, cultivos o cualquier actividad agropecuaria se estancarán, porque el dilema no será menor frente al riesgo de actuaciones arbitrarias.

Desde siempre hemos manifestado que el agua tiene prioridad para el consumo humano y la higiene. Los agricultores usamos el agua para producir alimentos y por eso procuramos hacer un uso eficiente de ella.

La incertidumbre que producen estos cambios y la poca claridad de los criterios que se van a usar para la renovación, provocan que haya pocas certezas y eso obviamente limita la inversión y sin inversión, no hay desarrollo.

Si se quiere invertir, por ejemplo, en frutales, cuyas proyecciones de producción se hacen a varios años hacia adelante, será muy difícil obtener financiamiento para esto, y si lo hay, será con mayores tasas de interés, por el mayor riesgo que tendrá todo el sector agrícola.

Los agricultores de la región de Ñuble están hoy reduciendo la superficie destinada a siembras, otros sembraron más temprano o implementando riego tecnificado y de mayor eficiencia en el uso del agua. Además de sembrar variedades con menores requerimientos de agua.

Lamentablemente, no ha habido nuevas políticas públicas para hacer frente a esta materia. No puede ser que en algunos casos se lleve casi un siglo esperando que se construya un embalse. Otros llevan esperando 50 años. Además, a fines de año termina la vigencia de la ley 18.450, de fomento al riego, por lo que esperamos se agilice su renovación en el Congreso Nacional. En Ñuble se está ejecutando un convenio entre la Comisión Nacional de Riego y el Gobierno Regional, que ha permitido aumentar la superficie y eficiencia en el uso del agua en nuestra Región, lo que ha sido muy positivo, sobre todo, para agricultores pequeños y medianos. Estas iniciativas debieran reforzarse, pero es fundamental que se comiencen a construir los embalses antes que sea demasiado tarde. Además, con recursos regionales habría que hacer desde ya estudios para desalar el agua de mar, tanto para consumo humano como para actividades productivas.

No entiendo a las personas que culpan a los agricultores por trabajar y producir alimentos para todos. Estas críticas no tienen sentido y no apuntan al problema de fondo. ¿Cómo se cuida el agua para producir alimentos y hacer más eficientes los sistemas de riego? ¿Por qué no construimos más infraestructura para embalsar el agua y ocuparla en los períodos más críticos?

Debido al déficit hídrico que es una realidad de los últimos años, se hace urgente que se agilice el inicio de estas obras mayores – construcción de embalses – y aumentar la seguridad de riego, así como incorporar nuevas hectáreas con nuevo riego.

El nuevo gobernador regional sabe la importancia de la agricultura en la Región de Ñuble, incluso ha declarado que la agricultura es el motor de Ñuble. Sin agua, no hay agricultura y sin ésta, no hay alimentos.

Claro que no fue un error. Muchas personas y sus familias lo han pasado muy mal debido a la pandemia, por lo que es muy importante que el Estado los haya apoyado. Sin embargo, faltó más información o difusión respecto a que, aunque las personas tuvieran contrato de trabajo, igual no perderían el IFE. Cabe destacar que la iniciativa del ILE la apoyamos al 100%, ya que fomenta y estimula el trabajo formal. Dada la escasez de mano de obra, algunos agricultores están recurriendo a buscar mano de obra juvenil, o a regular y ajustar la carga frutal para ser más eficientes.