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LA DISCUSIÓN ISCUSIÓN
LA D
incendios y terremotos. “Tal vez por eso el chillanejo
Esquina 18 de Septiembre y Libertad. no tiene memoria, pero es claro que tenemos un pasado
El pasado, a la izquierda, junto al muy rico”, indica.
presente, a la derecha. 1939 es un punto de inflexión, un cambio en nuestra
urbanización y nuestra ciudad en general, concuerda
Máximo.
El gran problema es que no quedaron referentes,
ni un hito que recordar. La última calle de adoquines,
dice Beltrán, estaba en la calle Rosas, pasaba frente al
convento las Carmelitas, y nunca hubo una explicación
técnica que justificara sacar esos adoquines que eran un
referente de nuestro Chillán.
Según el relato oral, dice Máximo, previo al 39, desde
la Av. Brasil hasta la Av. Poniente (hoy Av. Argentina),
lo que hoy conocemos como Av. Libertad era una calle
llena de cafés.
EDIFICIOS EMBLEMÁTICOS
Dentro de los edificios emblemáticos, cabe destacar
el antiguo Teatro Municipal que se encontraba en la
actual Casa del Deporte. Con un estilo neoclásico, era
símbolo del centro de la vida social chillaneja. “Por esta
razón podemos considerar que la reciente inauguración
del Teatro Municipal puede representar un hito: el fin
Catedral. A la izquierda, la antigua de la reconstrucción post terremoto del 39”.
Catedral de corte neoclásico, versus Otro gran edificio era la Intendencia, que estaba ubi-
la actual de estilo moderno, en la cada en Chillán en esos años, en la manzana donde hoy
esquina de Arauco y Libertad está la Gobernación. La gran diferencia es que estaba
rodeada de negocios; la Intendencia estaba al centro, pero
alrededor había negocios como un emporio de la familia
Leñeros, la librería Maureira, y una peluquería.
La Catedral, por cierto, que se encontraba en el mismo
lugar de la actual, era de estilo neoclásico.
La gracia de la reconstrucción de Chillán, dice Bel-
trán, está en que se decide trazar la ciudad en el mismo
lugar donde estaba, pero con calles más anchas, y la razón
se debió principalmente a lo difícil que fue recoger los
escombros que habían quedado esparcidos por las calles,
imposibilitando el paso de los carros.
Luego de 1939, llegaron a la zona arquitectos de
renombre y muchas familias los contrataron para que
diseñaran sus nuevas casas. Gran parte de esas casas hoy
no existen, son sitios eriazos que se han convertido en
estacionamientos. “El chillanejo tiene esa costumbre de
desechar todo, yo lo llamo el terremoto de la picota, que
consistió en comprar y echar abajo casas preciosas”. El
problema, piensa Beltrán es que no tenemos una fuerte
conexión con la historia de nuestra ciudad, no hay clases
de historia de la ciudad donde uno vive, entonces el niño
aprende en base a historia de ciudades ajenas, lejanas, de
Grecia o Roma, por eso no tiene un gran sentido de per-
tenencia y luego no le cuesta desmantelar.
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